Número CCCXVIII (318)
17 de Agosto de 2013
CONDICIÓN PATOLÓGICA
Mons. Williamson
La gran Reina de España, Isabel la Católica, es
citada una vez como habiendo encargado una pintura que mostraría un Sacerdote
en el Altar, una mujer dando a luz y un criminal siendo colgado. En otras palabras,
que cada uno siga su destino y no otra cosa. Pero, este “Comentario” sugirió la
semana pasada que las personas hoy en día no están siendo lo que son: a menudo
los maestros no enseñan más, los médicos no sanan más, los policias no protegen
más, y – lo peor de todo, habría yo podido agregar -- los sacerdotes a menudo
ya no son más hombres de Dios. Una palabra moderna usada por un amigo italiano
para describir esta inadaptación a la realidad, hoy en día generalizada, es
“patológica”.
Ahora bien, “patológica” es una palabra
perteneciente a esa jerga de los psiquiatras que bien se denomina
“psicocháchara”, porque disfraza en neologismos, todos polisílabos, lo que no
son otros que bien antiguas miserias de la naturaleza humana caída. Ahora bien,
los psiquiatras ellos mismos ateos no pueden solucionar problemas enraizados en
el ateísmo, pero al menos están tratando de ayudar. Entonces, la novedad de la
psicocháchara sirve al menos para sugerir que las miserias que se están
acumulando hoy en día en los seres humanos debido a los siglos pasados
acumulando la apostasía, tienen ciertamente algo en ellas sin precedentes. Mi
amigo escribe:
“Patología puede significar un achaque ocasional o
congénito, por extensión una forma de ser anormal o distorsionada, la cual, sea
innata o adquirida, ha devenido parte de la constitución del individuo. El
mismo concepto puede ser aplicado por extensión a un grupo de individuos o a
una sociedad. De esta manera uno puede hablar de una condición patológica, es
decir enferma, anormal, del mundo moderno. Como tal, sea que la condición es
adquirida o de nacimiento, no es vista como tal por lo que es por la persona o
personas involucradas, o no, más bien, dado que la ven como normal, la usan
como un escudo y aún se alardean de ella. Anormalidad deviniendo normal y
viceversa, es el drama del mundo moderno y del hombre moderno”.
Por lo tanto debemos encontrarnos con sacerdotes que
descuidan el Altar, con mujeres que no dan a luz y con criminales que no son
colgados. Pero eso es exactamente el mundo alrededor nuestro – ¡la
psicocháchara encaja! Entonces veamos lo que este mismo amigo tiene para decir
sobre cómo los católicos deben reaccionar a esta condición patológica del mundo
moderno:
“Los católicos deben entender que estamos viviendo
en una situación sin precedentes en la cual todo sentido de realidad objetiva
está sostenidamente perdiéndose. Para la Iglesia esto significa que los puntos
de referencia que valían todavía hace 50 años, ya no valen más. Se requieren
diferentes soluciones que, no solamente toman en consideración la posibilidad
de un desorden siempre en aumento, sino que también permanecen suficientemente
elásticas como para adaptarse a una situación continuamente empeorando. Si,
entonces, la doctrina es primaria y decisiva, los católicos y los futuros
sacerdotes deben ser doctrinalmente enseñados sobre cuán únicos son estos
tiempos finales. Los Evangelios nos hablan de su venida en el futuro, pero
estos tiempos están con nosotros aquí ahora, y están sujetos solamente a
empeorar hasta tal momento en que Dios diga ya basta”.
En breve, siglos de apostasía en aumento han
acumulado en la raza humana un rechazo a la realidad que puede llamarse
“patológico”, y que está causando inauditos niveles de angustia en las almas,
angustia sin alivio por el nivel de prosperidad material igualmente sin
precedente. La Iglesia católica combatía esta apostasía, pero cuando en el
Vaticano II se dio por vencida en el combate, la fantasía patológica se apoderó
del mundo y lo tambaleó hacia el Anticristo. Monseñor Lefebvre creó una
fortaleza de cordura dentro de la Iglesia desmoronándose, pero, ahora, la misma
patología está bien encaminada para apoderarse de su Fraternidad.
Maestros ¡enseñen! Médicos ¡sanen! Mujeres ¡den a
luz! Sacerdotes, estudien todo lo que Monseñor Lefebvre dijo e hizo. Y, Reina
Isabel la Católica, por favor, ruega por nosotros.
Kyrie eleison.