HECHOS NARRADOS POR EL PADRE GROSSIN EN SU BOLETÍN
TOUR DE DAVID N° 17, SEPTIEMBRE DE 2002 (extracto).
« El
arma secreta de Monseñor Fellay: Los Hogares de Cristo-Sacerdote »
Desde 1995
se prepara en Lausanne, Suiza, una desviación mística grave de la FSSPX bajo la
instigación de una supuesta alma privilegiada, madame Cornaz (alias Germaine
Rossinière) y del Superior de Distrito en esa época, el padre Lovey, su
director espiritual. El Padre Lovey acaba de ser nombrado Secretario General de
la Fraternidad. Las reuniones de sacerdotes que quieren vivir el misticismo de
Madame Cornaz continúan y las ideas de esta mujer se extienden a escondidas. Es
tiempo de quitar las máscaras y de proyectar la luz del buen sentido católico
sobre estos textos extraños. Esta señora pretende estar inspirada por el Cielo
desde 1928. Sus “inspiraciones han sido consignadas por escrito de 1947 a 1969,
fecha del fallecimiento de su Padre espiritual, padre Schmukli, de la diócesis
de Friburgo. Sus escritos se reanudan hasta 1995, fecha en la que Madame Cornaz
encuentra al Padre Lovey. Es de notar como el Espíritu Santo solo habla a
Madame Cornaz si hay un sacerdote para recibir sus mensajes, de lo contrario,
permanece en silencio.
Entre 1947 y
1969, el Espíritu Santo había estado muy parlanchín: madame Cornaz escribió
5280 páginas a su Padre espiritual (22 cuadernos de 240 páginas cada uno) y una
obra teológico-mística, El Signo de la Cruz, de 10,000 páginas. San Pablo tenía
razón al pedir a las mujeres callarse, ellas no saben ser concisas.
Eso por sí
solo parece un poco sospechoso y sin embargo se le concedió el Imprimatur para
“La Señal de la Cruz”, modificado y resumido en 130 páginas para los efectos de
su publicación. Es muy probable que no haya nada que decir acerca de estas 130
páginas, pero esto no significa nada para las otras 9.870 páginas que han sido
hechas a un lado. Además, el Imprimatur no es un reconocimiento del
origen divino de las “revelaciones”, significa solamente que la obra no
contiene nada en contra de la Fe y la moral.
Durante el
primer encuentro entre el padre Lovey y madame Cornaz en 1995, ella le preguntó
si la FSSPX estaba en la Iglesia, pues ella tenía muchas reservas a este
respecto, no estando para nada convencida. Evidentemente, ella asistía a la
Cena de Paulo VI (en latín, por favor) en la Parroquia del Bon Saveur de Lausanne
y escuchaba todos los domingos sermones modernistas de ministros conciliares.
¿Cómo una mujer de oración, una “mística” supuestamente inspirada del Espíritu
Santo, lectora asidua de San Agustín y Santo Tomás pudo esperar hasta 1995 para
darse cuenta de la nocividad de las novedades conciliares? Ecône había sido
fundado hacía ya 25 años en el municipio vecino y esta “alma privilegiada”
ignoró la resistencia para la defensa de la Misa… Extraño.
De hecho,
todo se explica cuando nos damos cuenta del motivo que convenció a Madame
Cornaz. Fue el hecho que la FSSPX recibió su obra: Los Hogares de
Cristo-Sacerdote que fueron despreciados por la secta conciliar. Muy feliz de
encontrar sacerdotes que se interesaran en ella, estos sacerdotes salvarán la
Iglesia, pues aceptaron escucharla. El Padre Lovey, su director espiritual, le
escribe explícitamente: “…si el Señor debía mostrarle por los acontecimientos
que el “depósito”, es decir, que toda la obra de su vida debía ser
recogida por la Fraternidad, esa sería para ella la prueba de que la
Fraternidad era de la Iglesia”.
Lo más grave
aquí es la ausencia de la prudencia más elemental respecto a esta revelación
privada por parte de Monseñor Fellay. Estaba tan halagado de haber encontrado
una mística que justificara la obra de Monseñor Lefebvre, que Monseñor Fellay
“fue de entrada condescendiente y las entrevistas que tuvo con madame
Rossinière no hicieron más que reafirmarlo” (Padre Lovey). En efecto, Monseñor
Fellay no dudará en escribir: “La obra que se presenta aquí, aunque está dentro
del rango de la revelación privada, encaja a la perfección con nuestros
estatutos, así como con la lucha actual. Ella se presenta como un hueso.
Hay algo poco atractivo en la superficie, pero por poco tiempo que nos demos en
raspar un poco, brota un tesoro de gracia, nosotros somos testigos. Revestida
en varias de sus partes con el sello de la Iglesia, esta obra nos parece
investida de suficiente autenticidad para que nosotros no dudemos, en tanto
Superior General, en aceptar con gratitud el regalo que se nos ofrece y a
entregarles aquí una degustación de este tesoro” (Suplemento del Cor
Unum n° 60).
La Iglesia,
en su sabiduría, siempre se ha tomado mucho tiempo antes de dar crédito a
una revelación privada. Ella interrogaba larga y minuciosamente a los videntes
o almas privilegiadas, examinando su vida y su doctrina, y sobre todo, dejando
al tiempo el cuidado de disipar las eventuales ilusiones (…)
Padre Xavier Grossin
Tour de
David - N°18 – octubre 2002
Aclaración
sobre el asunto Cornaz
Algunos
entre ustedes me pidieron precisiones sobre madame Cornaz de Lausanne. ¿Cómo
pudo Monseñor Fellay estar cegado hasta este punto? Dos elementos psicológicos
han estado en juego en el entusiasmo del obispo suizo. Monseñor Fellay siempre
tuvo preocupación por la santificación de sus sacerdotes, y Madame Cornaz llegó
para darle una solución. El segundo elemento es que Monseñor Fellay es suizo de
Valais, que el primer seminario de la Fraternidad fue fundado en esta región de
Suiza y allí se encuentra la Casa General. No faltaba más que una mística suiza
en Valais para salvar la espiritualidad de los sacerdotes y Suiza ¿se
convertiría quizá en la hija primogénita de la Tradición?
No se rían
tan rápido al leer este análisis, frecuentemente las causas están en otra parte
que donde se esperan. Los que han vivido en el Distrito de Suiza, saben que el
verdadero Superior del Distrito de Suiza es Monseñor Fellay. La influencia del
Padre Lovey, suizo de Valais, compatriota de Monseñor Fellay y muy apreciado
por éste, ha sido determinante. El Padre Lovey es además Secretario personal de
Monseñor Fellay, y no Secretario General como escribí anteriormente. Yo sé de
una fuente segura y sacerdotal, que hay reuniones secretas de sacerdotes en
torno al Padre Lovey para difundir la espiritualidad de Madame Cornaz. Esto no
sucede a la luz del día pues un cierto número de sacerdotes han denunciado la
impostura. Monseñor Fellay ha debido dar marcha atrás y abandonar la idea de
oficializar los Hogares de Cristo-Sacerdote.
El simple
hecho que un obispo de la FSSPX, Superior General, haya podido garantizar un
día estas aberraciones, nos muestra en cuáles manos están las negociaciones con
el Vaticano. Además, yo tengo la prueba que Monseñor Fellay no ha comprendido
el sentido profundo de la doctrina gnóstica del Vaticano II. Cuando él me
interrogó durante tres horas en Suresnes por el delito de sedevacantismo, yo le
dije que el objetivo final del ecumenismo residía en la sumisión de la
humanidad a la sinagoga de Satanás y que esto había sido anunciado por el
rabino Elie Benhamozeg en su obra “Israel y la Humanidad”. Monseñor Fellay
estaba muy molesto y me dijo: “¡Usted dice tonterías”! A partir de ese momento,
comprendí lo que tenía que hacer.
Padre Xavier
Grossin.