Publicamos ahora la introducción a la entrevista
realizada al Padre Faure en Francia el 5 de Septiembre de 2013. Estamos
trabajando en transcribir en castellano toda la entrevista. Esta transcripción
será publicada en varias entradas sucesivas en los próximos días.
El Padre Faure es uno de los primeros sacerdotes de la FSSPX y por lo tanto
uno de sus miembros más antiguos. Él ha participado en todos los Capítulos de
la Fraternidad. Fue superior de Distrito durante largos años (Argentina,
México).
El mismo Monseñor Lefebvre le preguntó si aceptaría ser uno de los obispos
que quería consagrar en 1988. El Padre nos confió haberse rehusado proponiendo
a Monseñor de Galarreta en su lugar. Él pensó que le faltaban las cualidades
necesarias para el episcopado. Pero nos aseguró que él jamás hubiera
traicionado ni la causa de la fe ni el combate antiliberal.
El Padre Faure nos habla de las traiciones que han pasado por su vida y en
particular de la última: la del Capítulo de julio de 2012. El Padre Faure se levanta
en contra de las manipulaciones que la Casa General hace de los textos, los
hechos, y los miembros (en particular la de Monseñor Tissier).
El Padre Faure es un capitular traicionado, que por su honor y el de la
verdad va a desenmascarar las deshonestidades de Menzingen. Para comprender
mejor la entrevista del Padre Faure, conviene recordar y revelar las siguientes
cosas: El 15 de abril de 2012, Monseñor Fellay redactó una declaración
teológica destinada a conciliar lo irreconciliable. Esta declaración es una
asombrosa aceptación del Concilio, de la nueva misa y del nuevo Derecho
canónico.
Durante el Capítulo de 2012, el Padre Jorna distribuyó y comentó una hoja
(anverso y reverso) demostrando ante todos los capitulares (excepto Monseñor
Williamson quien fue excluido del capítulo) que la Declaración de Monseñor
Fellay no era otra cosa que la hermenéutica de la continuidad. Después de esta
exposición del director del seminario de Ecône, la cual se hizo sin una
reacción y en medio del más profundo silencio, la conclusión se impuso por sí
misma: esta Declaración debía ser condenada por su autor. Después de un tiempo,
el director del seminario de La Reja se levantó para romper el silencio. El
Padre Pagliarani (¿en concierto con la Casa General?) intervino entonces en
favor de Monseñor Fellay: “¡Estimados cofrades! No vamos a infligirle una
bofetada a nuestro superior exigiéndole una retractación; esto se hará
implícitamente por la Declaración final del Capítulo”. Luego de esta
intervención, un capitular hizo alguna broma y el Capítulo pasó a otro asunto.
Este fue un golpe maestro de Monseñor Fellay y de sus partidarios. La Casa
General manipuló al capítulo para que no sancionara al Superior General y logró
engañar a los capitularios haciéndoles creer que la Declaración había sido
enterrada por una desaprobación implícita de su autor. Monseñor Tissier también
fue engañado como todos los otros (excepto los partidarios de Monseñor
Fellay). En una carta del 29 de marzo de 2013, él cuenta como “se concluyó
tácitamente que no tenía caso insistir sobre este asunto, pues era evidente que
el Superior General lamentaba su paso en falso”.
Pero el discurso oficial de la Casa General presenta esta Declaración
doctrinal como “un texto “minimalista” que se pudo prestar para
confusión entre nosotros”. (Cor Unum 102). Un “texto suficientemente claro” que
evitaba de manera suficiente, -¿cómo es que se dice?- las ambigüedades”.
(Ecône, 7 de septiembre de 2012). En la “Nota sobre la declaración doctrinal
del 15 de abril de 2012” que fue redactada por el mismo Monseñor Fellay, afirma
que “toda ambigüedad estuvo descartada en cuanto a nuestro juicio sobre el
concilio, comprendiendo la famosa “hermenéutica de la continuidad”. Él pretende
que su pensamiento “no fue comprendido por algunos miembros eminentes de la
Fraternidad, quienes vieron una ambigüedad, una adhesión a la tesis de “la
hermenéutica de la continuidad” (Cor Unum 104).
Y muy recientemente, Monseñor Fellay declaró: “Es un texto extremadamente
delicado e incluso se puede decir que en la Fraternidad no tuvo unanimidad, y
aunque le dije a Roma: yo lo retiro, no sirve de nada; si ni siquiera es
comprendido entre nosotros, porque tal vez era demasiado sutil, bien, tanto
peor, lo retiramos. Y es lo que yo he dicho a Roma y Monseñor Di Noia dijo: “le
comprendo, por supuesto, se requiere que el texto que usted haga, tenga la
unidad entre ustedes”. (Conferencia de Monseñor Fellay en Lille, el 7 de mayo
de 2013, Capilla del Rosario).
VIDEO DE LA ENTREVISTA ACÁ (En francés)
Documento 1: Boletín Oficial de la FSSSPX –julio de 2013, n°251.-
Este boletín del Distrito de Francia citó al Secretario general, el padre
Thouvenot, dirigiéndose a los miembros: “El Jueves Santo, Monseñor Williamson
dirigió desde Nova Friburgo (Brasil) una “Carta abierta a los sacerdotes de la
FSSPX” para darle nuevo impulso a la publicación de
la “Declaración doctrinal” por sus amigos y sembrar la división en nuestra
Fraternidad. Al día siguiente de la publicación, Monseñor Tissier de Mallerais
dirigió una carta de protesta que Monseñor Fellay me autorizó a anexar a esta
circular. Escrita “para defender el honor de nuestro superior y de los
capitulares (que son los superiores mayores contra los que Monseñor Williamson
quiere levantar a nuestros sacerdotes)”, esta carta de Monseñor Tissier de
Mallerais está estrictamente reservada a los miembros de la Fraternidad”.
Documento 2: Carta de Monseñor Tissier. Anexo a la Circular n° 2013-04:
“Winona, el Viernes Santo, 29 de marzo de 2013. Estimado Secretario general: Su
Excelencia Monseñor Williamson acaba de publicar una carta pública a los
miembros de la Fraternidad de la cual ya no forma parte. Como testimonio de
todo lo que sucedió el año pasado, escribo lo que sigue: Como todos los
capitulares, Monseñor Williamson recibió a finales de abril de 2012, un resumen
de la “Declaración doctrinal” de Monseñor Fellay que ahora él critica, un año
más tarde. El debió, como yo, con toda tranquilidad expresar su desacuerdo.
Varios capitularios expresaron inmediatamente, como yo lo hice, su
desaprobación de ese texto al Superior General. Yo mismo fui recibido en la
Casa General y pude manifestar las debilidades y los equívocos de la
“Declaración” enviada a Roma. Además, por la misma indignación, tuve a bien dar
una entrevista al periódico francés Rivarol el 1 de junio de 2012. Pero pronto
me di cuenta de que esto era sólo un texto corregido del preámbulo doctrinal
presentado el 14 de septiembre de 2011 por el cardenal Levada: corregido in
extremis por modificaciones substanciales.
Así que durante la
entrevista de 13 de junio 2012, el cardenal Levada dijo rechazar este texto
como "equívoco", ya que no cumplía con el requisito de lealtad de la
Fraternidad San Pío X al magisterio conciliar. Y ese día Monseñor Fellay rechazó
formalmente la sumisión requerida.
Así pues, la Declaración doctrinal no es un texto que Monseñor Fellay haya
redactado espontáneamente, sino más bien un documento destinado por él para
evitar a la Fraternidad la excomunión con que la amenazaba el cardenal. A pesar
de sus debilidades, este texto no concedió nada en cuanto a la autoridad del
pretendido magisterio del concilio.
Finalmente, Monseñor Fellay no firmó este texto, el cual fue propuesto
solamente para la apreciación de Roma, y al ser rechazado por las autoridades
romanas, el documento no tuvo ningún efecto. Por consecuencia, esta
“Declaración” no puede ser considerada como si hubiera comprometido a la FSSPX.
El capítulo general de julio de 2012 estudió este texto; los capitularios
tuvieron toda la libertar de denunciar sus debilidades, lo que no dejé yo de
hacer por mi parte. Y se concluyó tácitamente que no había necesidad de hacer
hincapié en este asunto, ya que estaba claro que el Superior General se
arrepintió de su paso en falso y se determinó a "no hacerlo de
nuevo", como él -dijo a los sacerdotes durante retiro sacerdotes en
septiembre de 2012.
Puedo concluir de estos hechos, que la publicación hecha por Monseñor
Williamson un año más tarde de sus críticas a la “Declaración Doctrinal”, como
si ésta hubiera sido ignorada por los Superiores mayores de la FSSPX, o como si
éstos no hubieran hecho nada para denunciar las debilidades del Superior
General, es un procedimiento poco honesto que solo pudo estar destinado a dañar
el honor de S.E. Monseñor Fellay. En realidad, no dañará
más que al honor de Monseñor Williamson”.-
Monseñor Tissier de Mallerais.
Monseñor Tissier de Mallerais.