El
13 de abril de 2008, el señor Paul Chaussée a quien ya conocemos por su crítica
a la obra del Padre Celier en la parte
III de esta serie, escribió este excelente estudio sobre el
comportamiento de los agentes de influencia y cómo este comportamiento es
exactamente el del Padre Celier.
Si
lo leemos con atención, descubriremos que hay más personajes dentro de la FSSPX
que se ajustan a esta descripción…
Este
es un extracto de ese largo estudio. Puede leerlo completo (en francés) aquí.
EL
PADRE GRÉGOIRE CELIER, ¿AGENTE DE INFLUENCIA?
Reflexiones
sobre un comportamiento significativo
Después
de haber observado en Grégoire, padre CELIER las extrañas elecciones de
filósofo-escritor-director de revista-editor, después de haber constatado en
Célier-Sernine el anticomplotismo rehusando obstinadamente ver
la realidad de una gnosis moderna y la conjuración anti-cristiana,
según la justa expresión de Monseñor Delassus, conjuración que es un hecho
evidente para todos menos para él, después de haber descubierto en su libro “Benedicto
XVI y los tradicionalistas” los esfuerzos que realiza este sacerdote
de la Fraternidad San Pío X para impulsar a sus cofrades sacerdotes y a los
fieles hacia una adhesión a la Roma apóstata y esto a ejemplo del Instituto
Buen Pastor, nos ha parecido necesario continuar nuestras reflexiones por el
lado de los designios y de los apoyos de este sacerdote cuyo comportamiento tan
extraño no le impide estar siempre en los mandos de tal medio, o muy cercano al
puesto de mando de tal otro. En breve, él está en donde pueda ejercer su
influencia.
(…)
Él
recibió una excelente formación en el seminario, fue instruido por los mejores
maestros de la sana filosofía, de la Historia de la Iglesia, de la teología y
de la doctrina católica más fiel; ordenado sacerdote, está diariamente en
contacto personal e íntimo con Dios, fuente de todo bien, de todas las gracias
como la sabiduría y la inteligencia. ¿Cuál es, entonces, la clave de este
comportamiento misterioso?
Por
principio, su comportamiento ambivalente nos hace asimilarlo a esos «falsos
hermanos» que san Pablo dijo haber tenido que soportar (II Cor. 11,26 y
Gál. 2,4). “Falso hermano” no es evidentemente una injuria, pero el término
bíblico usado por el Apóstol para designar a aquellos que, aunque auténticos
hermanos, son “hijos según la carne”, esclavos de la forma y de la letra, y que
hacen sufrir a los “hijos de la promesa” que viven según el espíritu. Así Abel
fue perseguido por Caín, Isaac por Ismael, Jacob por Esaú, José por sus
hermanos, etc. Los falsos hermanos, muy celosos, “cuelan el mosquito y se
tragan el camello”. Y si no se puede evitar su “persecución”, si no podemos
evitar que perjudiquen, hay que sufrirlos porque Dios lo permite para nuestra
santificación. En este caso, este “falso hermano”, este sacerdote de la
Fraternidad encargado de informar, practica hábilmente la desinformación.
Además, parece beneficiarse de una misteriosa protección que lo hace inmune
contra las críticas y lo hacen invulnerable e inamovible.
En
cuanto a esta invulnerabilidad, el señor Max Barret nos reportó recientemente
el asombro de don Philippe Ploncard d’Assac:
«En
el número 81 (marzo de 2008) de La Politique, Philippe
Ploncard d’Assac, evocando la separación del Padre de Tanouarn de la FSSPX,
escribió: “Por el contrario, el Padre Célier siempre es intocable mientras que
realiza el mismo trabajo. Por qué esta mansedumbre siendo que en su libro Benedicto
XVI y los tradicionalistas, escribió estas líneas, inadmisibles para un
supuesto tradicionalista:
-p.
18.- “No nos obsesionemos con la sotana, no vale la pena. Lo digo con tanta más
libertad que uso la sotana con felicidad y tranquilidad desde hace veinticinco
años”
-p
70-71.- “Se trata –el Vaticano II- de un concilio de la Iglesia católica
regularmente convocado que, en sí mismo, amerita respeto y adhesión.
-p
88.- En respuesta a la pregunta de Pichon: “Vuestro proyecto no consiste en
reconstituir la Iglesia de Pio XII?” el Padre Celier responde: “Yo no me siento
con vocación de guardián de museo o de taxidermista”.
-p
237 “La retórica del complot universal y todopoderoso que florece en los
círculos cercanos de la Fraternidad San Pio X, participa de esta mentalidad que
parece malsana…” etc.”
« Así,
como su cómplice Tanoüarn, trata de hacer creer que no hay complot masónico.
Estas declaraciones inadmisibles deberían valerle su expulsión inmediata por
parte del padre de Cacqueray, superior del Distrito de Francia, pero no ha sido
el caso”.
« Por
qué esta protección y por qué el padre Toulza ha tenido a bien de
cubrirlo de flores en el catálogo de Clovis n° 74 de diciembre del 2007, y de
hacerle publicidad a su libro “Benedicto XVI y los tradicionalistas”
afirmando: “La misión de Clovis es de predicar la verdad, de señalar el error
con el dedo” ¿Considera él que las declaraciones del padre Celier reproducidas
más arriba “predican la verdad”? Por qué el padre Toulza se niega a “señalar
los errores con el dedo?... Mientras que mi libro “La Masonería” está prohibido
y que “La Iglesia Ocupada” de mi padre, anteriormente recomendado por Monseñor
Lefebvre desapareció del catálogo de Clovis en el 2008?”(Fin de la cita).
“Si
Philippe Ploncard d’Assac escribió « ¿Por qué?” yo no le haría la injuria
de creer que es por ingenuidad… Como muchos otros, hace mucho tiempo que ha
comprendido, que sabe, que tiene la certeza que el padre Celier no se encuentra
allí por casualidad. Su aferramiento a negar, contra toda lógica, un
complot universal, es suficiente para designarlo como uno de los cómplices,
sino uno de los engranajes, de este complot dentro de la Fraternidad San Pío X, donde desarrolló con paciencia,
con inteligencia y meticulosamente, una red activa ahora poderosa, que le
asegura una protección que no se puede explicar de otra manera.”
Es
decir que la ausencia sorprendente de ciertas obras –o la presencia de ciertas
otras obras- en el catálogo de Clovis, ha abierto los ojos al señor
Ploncard d’Assac. Él también lo constató al darse cuenta del objetivo al que
están orientadas las elecciones editoriales del padre Celier.
Esto
nos recuerda el tema de una novela muy bien documentada de Vladimir Volkoff, La
Montaña, que muestra el reclutamiento y la actividad de un AGENTE DE
INFLUENCIA, y más precisamente, de influencia por la edición. De allí la
idea de aplicar esta hipótesis al problema que constituye la actividad del
inamovible padre Celier en los medios de comunicación de la Fraternidad; esto
explicará muy bien las cosas y parece estar confirmado por numerosos hechos.
¿En
qué consiste el papel de agente de influencia? ¿Cuál es el comportamiento que
resulta de este papel? Vladimir Volkoff nos lo expone largamente con precisión
y espíritu cáustico.
El
agente de influencia es escogido por su arte de ambivalencia, su don de gentes,
su flexibilidad intelectual y su mimetismo que, en toda situación, le
permitiría encontrar la ocasión y la manera de influenciar en el sentido
deseado, de modificar las mentalidades y opiniones y, por medio de pequeños
empujones (o de consejos de lectura), desviar las orientaciones de la gente.
Nunca se presenta bajo una forma definida, ni con un objetivo evidente; él no
parece ser un partisano ni, a fortiori, un revolucionario o un sedicioso.
Conociendo
perfectamente la sociedad en la cual él trabaja, practica a la perfección la
técnica del entrismo. A veces parece favorecer la evolución hacia el progreso,
a veces se comporta como conservador y defensor del orden establecido y de las
tradiciones. Su propaganda a veces es “a favor” del cambio, mientras que en
donde se espera que esta propaganda sea en “contra”, ella será “contra”. Un
fulano que preconiza la innovación. A veces, él dice una cosa con fuerza pero
discretamente hace lo contrario. Para ir aflojando a la sociedad, para
desestabilizar a la institución, desunirla, aflojar lo que estaba firmemente
establecido, y deshacer el orden existente, él pliega las opiniones tanto en un
sentido como en el sentido contrario, aplicando la técnica del “hilo de fierro”
al cual es suficiente doblarlo alternativamente en sentidos opuestos para que
se rompa.
Por
medio de la información tendenciosa, él prepara la opinión a la evolución que
desean sus maestros o inspiradores escondidos. Trabajando discreta y largamente
en la sombra, él evita ponerse en evidencia y no actúa jamás directamente sino
por una cadena de personas o intermediarios. Es así que en la difusión y la
edición, escoge cuidadosamente las obras, los autores y los temas que responden
a su designio de desestabilizar, o de propagar tal opinión o inclinar hacia tal
otra. Él ocupa los medios de comunicación a su disposición y distrae los
espíritus con falsos problemas, por cuestiones nuevas y seductoras pero vanas,
con "expedientes" copiosos pero tupidos y sin síntesis ni conclusión
pero quienes instilarán ideas nuevas y desviarán la atención de sus lectores de
las verdaderas cuestiones. Hace a sabio si llega el caso pero más a menudo
infiltra sus pensamientos distrayendo, seduciendo por numerosas fotografías y
páginas innovadoras que agradan el gusto, dan la ilusión de la información pero
no alimentan la inteligencia y no llevan a la reflexión porque ésta es su
enemiga. En resumen, él ejerce influencia en la sociedad en el sentido de la
disgregación, de la desmovilización, pero sin romper nada. En breve, él piensa
y actúa como un modernista dentro de la Iglesia.
Esta
descripción en síntesis del comportamiento del agente de influencia corresponde
perfectamente a lo que observamos en el padre Celier.
(…)
La
escandalosa edición de La paille et le sycomore, ha mostrado
que, detrás del padre Celier, puede haber un manipulador del género
“amigo-consejero” como el padre de Tanouarn lo fue para Paul Sernine (seudónimo
de Celier). De Tanouarn fue influenciado por el ateo militante Alain de
Benoist. Pero la expulsión de este sacerdote prueba que él no tenía protector y
por lo tanto no es él quien protege al padre Celier. Ahora, se trata más que de
un amigo, de un “poder oculto” que, en vista de los métodos y del objetivo que
se revelan, parece ser la masonería.
Se
constata también que un agente de influencia eficaz ocupando un puesto
estratégico como el de la edición, requiere de una protección que
desgraciadamente puede hacer impotente a su superior. En este caso, se trata de
un chantaje (o amenaza condicional) que apunta no al Superior sino a la FSSPX y
detrás de ella, la Iglesia católica misma. Si se tuvo la debilidad de ceder una
vez, el chantaje se hace permanente aunque permanece invisible y cuidadosamente
escondido por inconfesable. Esto es lo que lo hace temible mientras no salga a
plena luz. De allí la recomendación del papa León XIII: “En primer lugar,
arrancad a la masonería la máscara con la que se cubre y hacedla ver tal como
ella es. Instruid a vuestro pueblo”. Pero ¿cómo puede la Fraternidad instruir a
sus fieles si su principal publicación está bajo el control de un hombre en el
poder de la secta que profesa la inexistencia del complot contra la Iglesia
como si no fuera un hecho probado?
Para
todo enemigo de la Iglesia, el padre Celier, como responsable de los medios de
comunicación de la Fraternidad en Francia, fue extremadamente útil a la
subversión. Por sus obras, parece probable que fue desde su profesorado de
filosofía en Niherne (1986) que fue “reclutado”, y que la protección de sus
“amigos” le fue asegurada desde su nominación como responsable de
Fideliter-Clovis (1993?)
(...)