lunes, 1 de julio de 2013

“SU SANTIDAD BLA, BLA, BLA”


La esperpéntica carta de felicitación de Cristina Kirchner al Papa Francisco

 
Francisco recibe a Cristina. ¿Son tan distintos sus modos? No. Pero igualmente es inadmisible y bochornoso que un primer mandatario escriba de esa forma a un Papa. ¿Le escribiría así Cristina a Obama, o al Gran Rabino de Israel?


En la festividad de San Pedro y San Pablo, la presidenta argentina ha enviado una carta de felicitación al Papa que roza entre lo ridículo y lo provocador.

29 junio 2013       

Bien es sabido que cuando el entonces cardenal Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires no gozaba de la estima de la familia Kirchner, con la que tuvo sonados encontronazos por la defensa del prelado de la vida humana y del sacramento del matrimonio o por sus críticas a la corrupción.

Sin embargo, al ser elegido Papa la presidenta quiso dar un giro a su relación tras observar que el sucesor de Pedro era argentino. Así intentó limar asperezas y acudió a todos los actos oficiales de inicio del Pontificado. Por su parte, Francisco tuvo el detalle de que fuera la primera jefa de gobierno que recibiera.

Sin embargo, las formas y el fondo de Cristina no ha cambiado en exceso. Y para muestra la esperpéntica carta que la presidenta argentina ha enviado a Francisco por la festividad de San Pedro y San Pablo. Cuesta incluso en diferenciar si la misiva es real o una broma.

Toda la carta es un cúmulo de despropósitos y de insultos al protocolo. “La verdad que es la primera vez que le escribo una carta a un Papa.- Y ni que hablar de felicitarlo por la celebración del ‘Día del Pontífice’. Ni idea”. Así comienza su carta Cristina.

A continuación explica que le han recomendado que escribiera ella la carta al ser el Papa argentino. Y así critica el protocolo establecido. “Me mandaron un modelo de carta que parecía escrita de compromiso protocolar del siglo XIII”, afirmaba.

La estrafalaria carta sigue así: “les dije: ‘eso no lo firmo’. Para eso mejor sigan enviando lo que mandaban. Así que me tomé la licencia de dirigirle una carta (acepté que fuera dirigida a Su Santidad bla, bla bla, tampoco es cuestión de no aceptar nada)”.

Todo esto, ¿para qué? “Así que Feliz Día del Pontífice”, escribe la presidenta argentina, que añade que “mi idea era encabezar con su nombre como Usted prefiere, pero me dijeron ‘no presidenta’”.

La conclusión, asimismo debía ser acorde al texto, y termina diciendo que “bueno, ya está. ¿Tienen razón? La verdad que no sé. Pero tampoco era cuestión para pelear. Hasta siempre y cuídese. Tome mate. Usted me entiende”.

 
Una carta para la antología de los mamarrachos.