La
esperpéntica carta de felicitación de Cristina Kirchner al Papa Francisco
En
la festividad de San Pedro y San Pablo, la presidenta argentina ha enviado una
carta de felicitación al Papa que roza entre lo ridículo y lo provocador.
29
junio 2013
Bien
es sabido que cuando el entonces cardenal Bergoglio era arzobispo de Buenos
Aires no gozaba de la estima de la familia Kirchner, con la que tuvo sonados
encontronazos por la defensa del prelado de la vida humana y del sacramento del
matrimonio o por sus críticas a la corrupción.
Sin
embargo, al ser elegido Papa la presidenta quiso dar un giro a su relación tras
observar que el sucesor de Pedro era argentino. Así intentó limar asperezas y
acudió a todos los actos oficiales de inicio del Pontificado. Por su parte,
Francisco tuvo el detalle de que fuera la primera jefa de gobierno que
recibiera.
Sin
embargo, las formas y el fondo de Cristina no ha cambiado en exceso. Y para
muestra la esperpéntica carta que la presidenta argentina ha enviado a
Francisco por la festividad de San Pedro y San Pablo. Cuesta incluso en
diferenciar si la misiva es real o una broma.
Toda
la carta es un cúmulo de despropósitos y de insultos al protocolo. “La verdad
que es la primera vez que le escribo una carta a un Papa.- Y ni que hablar de
felicitarlo por la celebración del ‘Día del Pontífice’. Ni idea”. Así comienza
su carta Cristina.
A
continuación explica que le han recomendado que escribiera ella la carta al ser
el Papa argentino. Y así critica el protocolo establecido. “Me mandaron un
modelo de carta que parecía escrita de compromiso protocolar del siglo XIII”,
afirmaba.
La
estrafalaria carta sigue así: “les dije: ‘eso no lo firmo’. Para eso mejor
sigan enviando lo que mandaban. Así que me tomé la licencia de dirigirle una
carta (acepté que fuera dirigida a Su Santidad bla, bla bla, tampoco es
cuestión de no aceptar nada)”.
Todo
esto, ¿para qué? “Así que Feliz Día del Pontífice”, escribe la presidenta
argentina, que añade que “mi idea era encabezar con su nombre como Usted
prefiere, pero me dijeron ‘no presidenta’”.
La
conclusión, asimismo debía ser acorde al texto, y termina diciendo que “bueno,
ya está. ¿Tienen razón? La verdad que no sé. Pero tampoco era cuestión para
pelear. Hasta siempre y cuídese. Tome mate. Usted me entiende”.