“Si no se puede
consultar a la Iglesia o a su primer pastor, a quien la infalibilidad le ha
sido prometida, no debemos seguir ciegamente a ninguna autoridad particular,
porque no hay nadie que no pueda ser arrastrado por el error y arrastrarnos a
nosotros con ella en el error. Es menos a la autoridad personal que a la
autoridad de las razones que se alegan, a quien debemos seguir, hay que usar el
discernimiento como lo dijo el Apóstol: “rationabile sit obsequium vestrum”;
finalmente, hay que tener más consideración al número de pruebas y razones que
al número de las autoridades particulares. Porque en tiempos problemáticos,
cuando se persigue a la Verdad, ordinariamente sucede que la mayoría se incline
del lado que favorece su debilidad, siendo muchos menos los que lo hacen
conforme a la Verdad”.
R. P. de Clorivière