Nosotros
no conocemos, evidentemente, el costo de esta operación destinada a forjar una
“imagen de marca comercial” para la FSSPX a fin de hacerla más atractiva a la
gente.
Lo
que sí pudimos constatar, durante las ceremonias del 27 y 28 de junio pasado,
es que… ¡fue un fracaso! Para el jubileo de tres de los cuatro obispos
consagrados en 1988, no contamos más que unos 200 0 300 fieles en la amplia
pradera…¡no más!... Para las ordenaciones del día siguiente lo que se ofreció a
nuestra mirada estupefacta fue el número de sillas vacías… ¡jamás visto!... Los
amigos con los cuales me arriesgué a estimar como un 30% de sillas vacías, me
encontraron muy optimista… Ellos estimaron el 50% pero no garantizo esta
evaluación. La inmensa carpa instalada para las comidas y bebidas después de la
ceremonia reflejaron este “fracaso” magistral. Cuando había que hacer una larga
cola, en otro tiempo, para ser servido, este año nos sirvieron sin la mínima
espera…
En
todo caso, ¿dónde estaba la fila de los numerosos autobuses estacionados en la
orilla de la pradera los años anteriores ?... Este año no hubo más que
tres… Por supuesto que se ingeniaron en justificar tal desastre, pero los
argumentos estuvieron lejos de ser convincentes: en el pasado, estos mismos
argumentos no suscitaron la misma derrota…
Permítanme
compartirles un recuerdo personal.
Para
el mismo jubileo de Monseñor Lefebvre, el 23 de septiembre de 1979, en el
Palacio del Congreso de Versalles organizamos dos camiones (completos) para
salir de Châtillon. La multitud era impresionante: ¡se habló de 15 a 20 mil
personas! Para el 60 aniversario de su sacerdocio, el 19 de noviembre de 1989
en Bourget, organizamos un camión de 50 personas. Multitud impresionante
también… Para la consagración de los 4 obispos, el 30 de junio de 1988, también
organizamos un camión (50 personas) y la multitud llegó. Pero en esa época,
teníamos un Jefe… ¡y lo venerábamos!... El “branding” lo hacíamos nosotros
mismos… Aparentemente funcionaba mejor. ¡Y el servicio era gratuito!