El
impostor William (Ambrose) Moran |
"Está claro que los Padres
querían forzar al Obispo [Williamson] a ordenar a sus seminaristas, pero
sin cumplir con las demandas del Obispo. Esta fue la causa principal por
la que empezó la oposición entre el P. Pfeiffer y Mons. Williamson. De allí la
desesperación de los Padres para encontrar un “obispo” para ordenar a sus
seminaristas a cualquier precio. Entonces llegó Moran"
Nota: hemos destacado en negrita ciertos pasajes.
LAS CAUSAS PROFUNDAS DEL “MORAN-GATE”
No podemos concluir este estudio, sin mencionar las CAUSAS
PROFUNDAS que llevaron a los Padres a asociarse con Moran, porque este no es un
caso aislado; es solamente la “punta del iceberg”. La impía asociación de los
Padres con Moran es solamente una consecuencia de causas específicas,
llevándolos a esa grave falta de juicio prudencial, especialmente en el P.
Pfeiffer.
1)ACTIVISMO EN SU APOSTOLADO
Activismo en la vida espiritual es un defecto que conduce al
apóstol a basar sus frutos apostólicos más en actividad externa que en cultivar
la vida interior.
Nadie ha condenado mejor el activismo y ha expuesto sus
peligros que el P. Jean Baptiste Chautard en su libro: “El alma de todo Apostolado”. Él cita al difunto Cardenal Mermillod, quien llamó al activismo
“la herejía de las buenas obras”. El P. Chautard agrega este comentario: “Él
usa esta expresión para estigmatizar al apóstol quien pasa por alto su papel
secundario y subordinado, y mira solamente su propia actividad personal y
talentos como las bases del éxito apostólico”. Y más adelante: “estos herejes
activistas, por su parte, imaginan que dan más gloria a Dios apuntando sobre
todo a los resultados externos”. Y concluye: “Rechazar la verdad, o
ignorarla en las acciones de uno, siempre constituye un desorden intelectual en
la doctrina o en la práctica”.
Como el seminario ha sido el centro del “Moran-gate”,
aprovecharé para señalar los problemas de los Padres en su funcionamiento.
Todos estamos de acuerdo que abrir un verdadero Seminario católico hoy en día
es una absoluta necesitad, pero también es un gran desafío. Y hay elementos
fundamentales que no pueden pasarse por alto, tanto a nivel práctico como en el
plano de los principios.
El primer elemento práctico que los padres pasaron por alto
en el funcionamiento de su Seminario, es que consume mucho tiempo. ¿Cómo los
padres tratan de reconciliar esta tarea tan seria con un apostolado muy ocupado
fuera del Seminario? Una de las “soluciones” de los Padres a este problema fue
el confiar a los seminaristas a un laico no calificado, Pablo (sic), durante su
ausencia…
A este problema, añadimos otro de carácter práctico, más
importante, concerniente al programa de estudios. El P. Voigt, cuando dejó el
seminario después de vivir allí algunos años, expuso públicamente los serios
problemas con la organización del Seminario, con lo cual el P. Hewko estuvo de
acuerdo.
Sin embargo, no se han tomado soluciones reales para
resolver estos problemas.
Otro elemento importante que los Padres pasaron por alto con
su Seminario fue en el nivel de los principios.
Cuando los Padres abrieron el seminario, ellos debieron
saber que era necesario obtener primero el apoyo de un Obispo, y debieron
esperar que éste les presentaría algunas peticiones, de acuerdo al Derecho
Canónico, antes de aceptar ordenar a los seminaristas. Yo sé con seguridad que
hubo algunas solicitudes específicas presentadas por Mons. Williamson al
Seminario, porque el P. Pfeiffer me las mencionó. Éstas no eran irrazonables.
Pero en lugar de cumplir con las solicitudes del obispo, el P. Pfeiffer
consideró que tenía el “derecho” de que sus seminaristas fueran ordenados… Es
importante retener que en la Iglesia no HAY DERECHO a ser ordenado, aunque esta
petición venga de un sacerdote presentando sus candidatos o por los candidatos
mismos. Es la Iglesia, a través del Obispo, quien tiene la última palabra. Está
claro que los Padres querían forzar al Obispo a ordenar a sus seminaristas,
pero sin cumplir con las demandas del Obispo.
Esta fue la causa principal por la
que empezó la oposición entre el P. Pfeiffer y Mons. Williamson. De allí la
desesperación de los Padres para encontrar un “obispo” para ordenar a sus
seminaristas a cualquier precio. Entonces llegó Moran. Este es otro mal fruto de su
activismo.
Las supuestas "razones doctrinales''
detrás de esta oposición invocadas recientemente por el P. Pfeiffer en contra
de nuestros obispos, son sólo nuevos pretextos para la escalada de este
conflicto en contra de ellos. Por lo tanto, no es cierto, como P. Pfeiffer afirma,
que nuestros Obispos se 'oponen' a la apertura de seminarios en la resistencia;
podemos ver que Mons. Faure está dirigiendo exitosamente uno en Francia.
Entendemos por qué nuestros Obispos han sido reacios en
ayudarlo con su seminario. Temen que el peligroso espíritu del padre sea
imbuido a sus seminaristas. Y los que dejaron el seminario, cuando se dieron
cuenta de esta mentalidad peligrosa, algunos de ellos compartieron ampliamente
conmigo su mala experiencia en el seminario del P. Pfeiffer.
2) AUTOCOMPLACENCIA EN SU “EXITO” Y HABILIDADES
La autocomplacencia es definida como “auto-satisfacción,
especialmente cuando es acompañada por el desconocimiento de los peligros o
deficiencias”. La autocomplacencia es una clase de orgullo que crea demasiada
autoconfianza en las propias fuerzas y empresas.
El P. Pfeiffer en particular, alentado por el aparente
“éxito” de su apostolado, fue conducido a confiar exclusivamente en su propio
juicio personal y sus propias decisiones, hasta el punto de no considerar
algunos principios prudenciales y por voluntariamente evitar el escuchar las
advertencias de otros sacerdotes.
La situación se agravó por el hecho de que el P. Pfeiffer no
tiene superior; él no le responde a NADIE. Empezó rechazando la
autoridad moral de nuestros obispos y terminó atacándolos sin misericordia.
Incluso el P. Pfeiffer se atrevió a afirmar públicamente que Mons. Williamson
estaba inspirado por un “espíritu demoníaco” (sic).
En contraste, en su propia organización el Padre perdió
credibilidad y la confianza de sus miembros, hasta el punto que uno de ellos
dejó el Seminario; los otros, trabajando en Asia y Australia, prefieren
conducir ahora su apostolado independientemente de los P. P. Pfeiffer y Hewko.
La autocomplacencia lógicamente
lleva a su víctima a ignorar sus propios defectos y critica a los otros usando
la detracción, calumnia y otros pecados prohibidos por el 8vo mandamiento.
El apóstol, contaminado de autocomplacencia, está persuadido
de su propia “infalibilidad”; él se expone a situaciones cada vez más peligrosas,
convencido de que “no puede fallar”. Incluso, cuando se le muestra la evidencia
de sus malas decisiones, se niega a retractarse de sus acciones y escala a una
situación que, humanamente hablando, no puede ser rectificada.
3) AMBIGÜEDAD EN SU DISCURSO Y ACCIONES.
La ambigüedad es un discurso no claro capaz de ser entendido
en más de un sentido con la intención de engañar a otros.
Encontramos la ambigüedad especialmente después de su
declaración del 7 de noviembre[VER IMAGEN DEL FINAL DE
ESTA ENTRADA], cuando afirmaron que
no tenían “nada que ver” con Moran, que “se fue”… pero al mismo tiempo, en la
misma declaración, se negaron a dar las razones de su separación de Moran.
Ellos todavía llamaron “Arzobispo” al impostor. Incluso después de su
declaración, el P. Pfeiffer se alternaba con Moran para decir Misa en la misa
misión de Colorado.
Los Padres podrán engañar algunos fieles con poca formación
e información con su retórica ambigua, pero la mayoría de la Resistencia no
cae. Y cada vez más fieles están retirando su apoyo.
4) UN GRAVE DESACATO A LAS LEYES DE LA IGLESIA
Los Padres manifestaron durante el “Moran-gate” un
deliberado y constante desacato a las Leyes de la Iglesia.
Ellos voluntariamente cruzaron muchas “líneas rojas” e
ignoraron todas las “alarmas” en materia canónica. Los Padres deliran al
imaginar que el estado de necesidad de la Iglesia actualmente les permitiría
hacer “lo que sea” que ellos quieran.
Como he comprobado más arriba, los Padres NO PUEDEN ignorar
estas leyes; ellos voluntariamente desacataron y despreciaron, para lograr su
propósito egoísta, contratando los servicios de cualquier “obispo” con por lo
menos Órdenes dudosas recibidas fuera de la Iglesia Católica. Para ellos,
básicamente el fin justifica los medios…
He comprobado también que, de acuerdo a los Canonistas, la
communication in sacris se fundamente en la Ley Divina, y no solo en la
eclesiástica. La Ley Divina NO TIENE EXCEPCIONES, a diferencia de la pura ley
eclesiástica. Por lo tanto, su cooperación en la profanación de los Sacramentos
por Moran es absolutamente inexcusable.
5) UNA TENDENCIA AL CULTO DE LA PERSONALIDAD
Todos los elementos arriba mencionados convergen y tienden
hacia el peligro de un culto de personalidad con el P. Pfeiffer. Algunos
elementos adicionales confirmarán esta tendencia.
El primero es el excesivo deseo de protagonismo del P. Pfeiffer,
pues él se considera a sí mismo el “líder” de la Resistencia. Esta actitud está
en evidente contraste con la de Mons. Lefebvre, quien se negó siempre a ser
etiquetado el “líder de la Tradición”.
El P. Pfeiffer realmente cree que es el líder de la Resistencia,
rechazando a cualquier otra persona que desafíe su liderazgo, incluso obispos.
Como resultado, casi cada sermón o conferencia es inmediatamente subido a
internet. Tiene ciertas cualidades de oratoria, pero sus recientes sermones y
conferencias lo traicionan mostrando una afinidad con Mons. Fellay… Sus largos
sermones son confusos, perturbadores y especialmente enfocados en ataques
personales. Él trata a la gente de manera poco caritativa, hasta el punto de
destruir su reputación. Puede ser duro, despótico, autoritario con todos.
Él debería recordar que la Caridad es la primera cualidad de
un Pastor, de los cuales Mons, Lefebvre fue siempre un modelo, atacando
verdaderamente los errores, pero respetando las personas, especialmente las
investidas de autoridad.
En contraste, el Padre escribe muy poco, dejando este
trabajo a los laicos, especialmente a Gregory Taylor [editor de The Recusant].
Como consecuencia, el P. Pfeiffer no puede tolerar a
nadie que disienta de sus propias opiniones personales. No puede aguantar la
oposición de otros, incluso las legítimas, especialmente cuando sus cualidades
“apostólicas” son cuestionadas. Si usted se atraviesa en su camino, lo
destruirá, no importa los medios que el considere necesarios… Qué
diferencia con Mons. Lefebvre, quien siempre permitió a sus amigos que
disintieran con él en materias de opinión y siempre estaba dispuesto a escuchar
las sugerencias de otros.
Es del dominio público que sus
ataques favoritos han sido contra algunos sacerdotes de la Resistencia y
especialmente nuestros Obispos, incluyendo ataques personales. Los que se
atrevan a disentir, o no pensar como él, son desacreditados, acusados de
traición e incluso calumniados. Esta actitud lo aisló no solamente de la
mayoría de los sacerdotes de la Resistencia y nuestros Obispos, sino incluso la
mayoría de los sacerdotes de su organización.
La manipulación del P. Pfeiffer es más evidente entre los
laicos. Menos preparados en cuestiones teológicas y habiendo sufrido en el
pasado de muchas decepciones por parte del clero. Estos fieles, casi
instintivamente, tienden a tener “confianza absoluta” hacia un líder que sea
“carismático” y tenga una fuerte personalidad como el P. Pfeiffer. Los
incondicionales del P. Pfeiffer, especialmente algunos blogueros furiosos,
están contaminados por el culto de personalidad hacia él y seguirán al P.
Pfeiffer A DONDE SEA que los lleve, no importa la dirección…
ACTITUD PRÁCTICA HACIA LOS PADRES
PFEIFFER Y HEWKO
¿Cuál debe ser la actitud práctica de los sacerdotes y
fieles de la Resistencia hacia los Padres, mientras ellos se nieguen a
retractarse de sus graves acciones?
Mientras los Padres no hayan: 1) denunciado a Moran como
acatólico, 2) fuerte y claramente se retracten de su asociación con Moran y 3)
hagan una ceremonia de reparación en su capilla profanada:
-Ningún sacerdote debe celebrar Misa en su capilla o
participar en ninguna ceremonia religiosa allí;
-Los fieles no deben asistir a ninguna ceremonia religiosa
en esa iglesia;
-Los sacerdotes y fieles tienen la OBLIGACION de separarse
del apostolado de los Padres, rechazando su ministerio, rechazando enviar
vocaciones a su seminario, y rechazando apoyarlos financieramente.
En tiempos normales de la Iglesia, las autoridades hubieran
forzado a los Padres a hacer estas cosas. En nuestra situación, esta actitud
hacia los Padres es un deber de conciencia.
De
lo contrario, cualquiera que se asocie con ellos, a sabiendas y
voluntariamente, sería cómplice de sus acciones porque implicaría colaboración
en la asociación de los Padres con Moran.
Pertinaces:
el sitio pfeifferista
furioso de El Paso (Texas, USA) publica, ayer 29 de marzo, la declaración en la
que los Padres Pfeiffer y Hewko, ante el grave escándalo causado y la evidencia
aplastante, dicen desasociarse del impostor Moran, al que, no obstante, siguen
reconociendo como "Obispo" y "Arzobispo". Es más: el
P. Ortiz hace notar que "incluso después de su declaración, el P. Pfeiffer
se alternaba con Moran para decir Misa en la misa misión de Colorado."