El
culto “Umbanda” es uno de los más diabólicos que existe, como puede constatarse
por la cantidad de crímenes a que da lugar, que seguramente algún “reconocido” representante
excluirá de sus “santas” prácticas, pero es sabido que lo que allí se hace no
es otra cosa que la invocación de “deidades” que no son sino demonios. Estas
sectas tienen reconocimiento oficial bajo el amparo de la “libertad de cultos”,
difundiendo libremente sus actos impíos y horrorosas prácticas bajo la bandera
de la “religión”.
Por
supuesto, recordamos ahora a Monseñor Fellay
cuando afirmara que la libertad religiosa del Vaticano II era “muy, muy
limitada”. En el Registro nacional de cultos de la Argentina puede verse que “limitadísima”
que es. Y aquí, el momento en que el máximo jefe de estos delincuentes umbandas
participa de una ceremonia oficial de la iglesia conciliar, y también de un
acto multirreligioso en una sinagoga con la compañía del Cardenal Bergoglio hoy Francisco.
Consecuencia
de todas estas claudicaciones y apostasías: la libertad de cultos satanistas
que terminan siendo noticia de los diarios y la televisión (algunos, pues hay
otros que son cubiertos por la prensa que está en sus manos, como ser los
crímenes talmúdicos), sin que nadie vaya a buscar los orígenes y las complicidades
que llevan a estos terribles actos que no dejan de repetirse, pues hay “libertad
religiosa”. Algo típico del Liberalismo: “Monumentos a los principios y cadalsos
a las consecuencias”.
Tres
nenas, sometidas a torturas y abuso sexual por un hombre y una mujer umbandas
Las
chicas, de entre 4 y 13 años, fueron entregadas a cambio de dinero a la pareja
religiosa; en una vivienda de Lanús las esclavizaban desde 2010; lograron
escapar
Tres
niñas de entre 4 y 13 años fueron entregadas a cambio de dinero a un hombre y
una mujer que profesan el rito umbanda, quienes las esclavizaron, torturaron y
sometieron a abuso sexual en una vivienda de la localidad bonaerense de Monte
Chingolo, partido de Lanús.
Las
niñas, dos hermanas de 4 y 12 años y una tía de ellas, de 13, lograron escapar
de la vivienda en la que permanecieron cautivas desde 2010, ubicada en Bouchard
al 2000, mediante la ayuda de una vecina que avisó a la policía.
La
mujer, identificada como Graciela Ledesma, quien tiene 6 hijos, y su tío Jorge
Ruso profesan el rito umbanda y fueron detenidos acusados de lesiones graves,
corrupción de menores, explotación sexual agravada, trata de personas agravada
y reducción a la servidumbre agravada.
El
hombre también está imputado por abuso sexual agravado, reportaron fuentes con
acceso al expediente.
Las
niñas, oriundas del barrio Los Hornos de la ciudad La Plata y entregadas al
hombre y la mujer a cambio de dinero, permanecen alojadas en un hogar de la
capital bonaerense, informó la secretaría de Niñez y Adolescencia de la
provincia de Buenos Aires.
"Las
niñas fueron atendidas en un primer momento por profesionales médicos, además
de psicólogos del Servicio Local de Promoción y Protección de Derechos de
Lanús, y desde su traslado están acompañadas por profesionales de esta
Secretaría", expresó en un comunicado.
SIN
EDUCACIÓN Y REDUCIDAS A LA EXPLOTACIÓN
Fuentes
de la investigación manifestaron que las menores de edad permanecían en la
vivienda "sin oportunidad de educarse, sin poder salir, reducidas a
explotación sexual y laboral" y expresaron que "las tenían de
rodillas cuando se negaban a realizar lo que se les pedía".
"Las
niñas fueron rapadas, las dejaban en el patio en invierno y les tiraban agua
helada", dijeron las fuentes consultadas, y sostuvieron que "les
pegaban trompadas y patadas, con un palo con pinches, y las quemaban con tijera
y tenedor, que previamente eran pasados por aceite hirviendo".
Asimismo,
informaron que "a la dos más grandes las ofrecían para se acostaran con
vecinos y familiares".
Según
el expediente, las menores de edad permanecieron esclavizadas por la pareja
desde 2010 hasta el domingo, cuando lograron escapar. Fuentes de la
investigación sostuvieron que el hombre y la mujer, detenidos ayer, dijeron que
las niñas fueron entregadas por sus padres para que las cuiden, admitieron que
profesaron el rito umbanda, aunque afirmaron que ya no lo hacen, y negaron
haberlas esclavizado, maltratado o abusado.
El
jefe de la Superintendencia de Zona Sur II bonaerense, Sergio Gil, dijo a la
prensa que "hace un año que se encontraban en esta situación y habían sido
entregadas por sus madres a cambio de dinero o trabajo".
El
comisario sostuvo que "al menos una de las niñas mayores fue abusada
sexualmente", manifestó que las menores de edad sufrieron "graves
abusos psicológicos y físicos" y presentaban cuadros de "desnutrición
y golpes".
Gil
expresó que los detenidos están acusados por "lesiones graves, corrupción
de menores, trata de menores agravada y reducción a la servidumbre",
mientras que al hombre también se le imputa "abuso sexual agravado por la
situación de convivencia existente por ser las víctimas menores de edad".
Un
vecino de la pareja que se identificó como Diego dijo en declaraciones al canal
C5N que "una de las nenas me pidió ayuda para escapar" y afirmó que
"nunca vi peleas o insultos en la casa. Yo sabía que eran religiosos, nada
más".
"Les
di una mano con mi mamá cuando se les incendió la casa", expresó, y
manifestó que a las niñas "siempre se las veía golpeadas".
La
causa judicial recayó en la Fiscalía N 4 del departamento judicial de Lomas de
Zamora, a cargo del fiscal Jorge Griecco.
Un
oficial de policía pidió la guarda de tres niñas esclavizadas que ayudó a
rescatar
Creen
que las víctimas, de entre 4 y 13 años, fueron dadas a su abusador a cambio de
un trabajo umbanda
LA
PLATA.- "Las tres están muy lastimadas. La más chica camina de costado
porque tiene un golpe muy fuerte en las costillas; vomitó toda la noche. Las
otras dos se durmieron enseguida, con Laura, mi mujer", dijo ayer a LA
NACION David Quijano, el oficial principal de la policía bonaerense que rescató
a las tres niñas de 4, 12 y 13 años que durante un año y medio fueron esclavizadas, torturadas y
sometidas a abusos sexuales por un hombre y una mujer que
practican el rito umbanda.
Cuando
las encontró en una villa miseria de Monte Chingolo, en Lanús, Quijano se
ofreció para cuidar a las niñas. Fue el domingo pasado, a la mañana. No había
cupo en ningún instituto de la zona, así que el Servicio Zonal de Protección de
los Derechos del Niño le otorgó una guarda provisoria a este oficial principal
de 33 años, casado y con dos hijas de 4 y 13 años.
"Primero
las llevamos a la comisaría y llamamos al Servicio Zonal y a la municipalidad.
No encontraban lugar para llevar a las niñas y yo le dije a la doctora del
Servicio Zonal que estaba dispuesto a cuidarlas. Me miraba, la doctora. Bueno,
me dijeron que sí", relató Quijano.
El
policía, mientras tanto, volvió a la villa. Se había enterado en el barrio de
que una mujer, que habría sido identificada como Graciela Ledesma, era una de
las sospechosas de mantener en cautiverio a las niñas y que planeaba escapar.
"No teníamos nada, ni una foto. Sólo el nombre. A la tarde volvió a buscar
unas cosas. La convencí de que saliera de su casa y me la llevé aprehendida a
la comisaría."
Ledesma,
de 45 años, quedó a disposición del fiscal de Lomas de Zamora Jorge Griecco.
Otros policías detuvieron a un sospechoso que habría sido identificado como
Jorge Luis Ruso, que tiene 54 años y es tío de Ledesma. Los acusaron de
lesiones graves, corrupción de menores, explotación sexual agravada, trata de
personas agravada y reducción a la servidumbre agravada, dijeron fuentes de la
investigación. A Ruso, además, le imputaron abuso sexual agravado. Hacía un año
y medio que las niñas -las de 4 y 12 años son hermanas y la de 13 es su tía-
estaban esclavizadas en una casa de Bouchard al 2000, en Monte Chingolo. Antes
vivían en el barrio platense de Los Hornos, hasta que fueron entregadas, según
fuentes del caso, a cambio de dinero o de un "trabajo" umbanda.
EL
ESCAPE
Quijano
contó que las niñas planearon el escape: debían permanecer despiertas hasta que
sus explotadores se durmieran. A las cinco y media de la madrugada del domingo,
pudieron salir de la casa. Tuvieron que trepar una reja y un paredón de dos
metros, con vidrios fijados con cemento. Corrieron, hasta que una vecina las
protegió en su casa y llamó al 911.
A
la tarde, Quijano y su esposa llevaron a las niñas a su casa. "No actuaban
como cualquier chico. Entraron y se sentaron. La que tiene 13 años agarró una escoba
para ponerse a barrer. Le dijimos que no, que tenía que jugar, no trabajar. Se
quedaban quietas, como esperando recibir órdenes. A la hora de tomar la leche,
se quedaron paradas al lado de la mesa. Les tuvimos que decir que se sentaran y
que comieran galletitas, pan con dulce de leche".
El
policía no quiso narrar el horror que vivieron las niñas, quizá para evitar
alterar la investigación y porque se encariñó con ellas. Anteayer, las tuvo que
llevar a un instituto de La Plata. "Siento que me arrancaron algo -dijo-.
Con mi señora vamos a ir a visitarlas. Estamos dispuestos a traerlas los fines
de semana para que jueguen con las nenas a adoptarlas. La casa es grande. Si no
podemos, igual voy a ir a verlas; no le van a decir que no a alguien que solamente
le quiere dar cariño, ¿no?".