martes, 8 de julio de 2014

EL TESTIGO




CATAPULTA

SERÉIS MIS TESTIGOSHechos de los Apóstoles, I, 8

Releí a fondo lo que escribió Guillermo Gueydan de Roussel* en Jauja -la revista del Padre Castellani- en octubre de 1969:

La política metafísica no es más una lucha de hombre a hombre, como la política agonal, ni una lucha convencional, como la política- juego, sino una lucha de ideas encarnadas en los hombres, y representadas por los símbolos. Al portador de la idea se le llama testigo. El testigo es el personaje principal de la política metafísica. Es la medida humana de la idea, en tanto que el campeón no es más que la medida humana de la materia. Es un abuso del lenguaje hablar del mártir del aire, mártir del mar, mártir del frío, mártir de la ciencia, etc. El testigo no recurre ni a los medios técnicos, ni a la astucia, no se somete a reglas preestablecidas, ni lleva colores, sino simplemente un símbolo. El símbolo es el uniforme de guerra de la idea, cuando ella desciende a la liza para combatir a otras ideas. Él es inmaculado, es decir, sin manchas.

El testigo está desligado de la materia, contribuyendo eficazmente al triunfo de la idea de la que es portador. “Yo creo en los testigos que se hacen degollar”, dijo Pascal. “Detrás de todos los acontecimientos hay un hombre que se decidió a morir”, observa Bernanos.

Muchas reflexiones suscitan la hondura y el rigor del texto.

A mí me surgieron en forma de preguntas: ¿Actualmente hay posibilidad de otros caminos en la acción política, fuera del diario testimonio? ¿Vale la pena desgastarse en las falsas luchas de la política-juego, es decir, la que conviene a la partidocracia? ¿O, como testigos, deberemos estar listos para dar la vida?

Y me respondí a mí mismo:

1)El testimonio es necesario de necesidad absoluta, porque la semilla, si cae en buena tierra, tarde o temprano germinará.

2)La política-juego es una engañifa, una trampa. Si participamos en ella, perderemos. Una diputación, una concejalía, nos llevan a transar, a dejar los principios de lado. No nos dejemos engañar por los cantos de sirenas. (Tengo la experiencia del MODIN a cuestas).

3)Lo que sí podemos hacer es formar un Movimiento Cívico de Resistencia Nacional, en cuyas filas se anoten únicamente los que tengan alma de testigos. (En latín, testis; de allí sale testiculus: sin tenerlos, mejor abstenerse).

4)Para quienes no renegamos de nuestra militancia nacionalista y católica -a pesar de que algún imbécil nos siga denostando- dos ejemplos iluminan el camino: Jordán Bruno Genta y Carlos Alberto Sacheri, asesinados por ser nacionalistas y por ser católicos, por si el imbécil de marras no está enterado. Ambos esperaban la muerte a la vuelta de la esquina y se “hicieron degollar”, como pedía Pascal. Que su sangre generosa haya servido para fecundar la tierra yerma.




Nota catapúltica: Guillermo Gueydan de Roussel fue una inteligencia aguda y poderosa. Durante el gobierno del Mariscal Pétain tuvo la responsabilidad de echar a los masones de los cargos públicos. Nunca se lo perdonaron. Vino a nuestro país y se instaló en El Bolsón, a orillas del lago Puelo, donde siguió predicando la Verdad hasta el día en que el Señor lo llamó. El artículo de Jauja está reproducido en Verdad y Mitos, una recopilación de algunos de sus escritos que editó Gladius en 1987. Es lectura obligada para quienes estén dispuestos a ser “testigos”.