Conferencia de Monseñor Williamson llevada a cabo el 5 de enero en Cher,
Francia. Fue publicada por el foro francés de la resistencia Un évêque s'est levé.
Los subtítulos son del citado foro, los resaltados son nuestros: NON POSSUMUS.
Los subtítulos son del citado foro, los resaltados son nuestros: NON POSSUMUS.
Estado
de la situación
Luego del Vaticano
II fueron los laicos quienes mucho hicieron para salvar el resto y hoy en día
es muy posible que con el Vaticano IIB, sean los laicos que harán mucho para
salvar al resto del resto.
Evidentemente la
situación es muy grave, ya era grave hace 5 años y ahora es más grave y está en
peligro de agravarse, de agravarse, porque Dios, seguramente por castigo y
porque forma parte de su plan, el Buen Dios quiere purificar a los católicos. Él
quiere que comprendamos que las medias medidas no funcionan. Parece que no
queremos aprender la lección, por lo que es necesario un castigo.
El Padre Chazal lo
ha dicho muy bien: « la máscara se levantó pero después del capítulo del mes de
julio, la máscara vuelve a su lugar »; entonces Menzingen tuvo éxito con el
Capítulo general en frenar la resistencia, engañarla, ponerla a dormir y por lo
tanto la resistencia pierde su certitud, pierde su razón de ser en tanto que
cree que el problema se terminó porque ya no hay posibilidad ni probabilidad en
un futuro próximo de un acuerdo con Roma.
Son
liberales de larga data, no es de ayer que nosotros tenemos el liberalismo del
padre Schmidberger, del padre du Chalard, del padre Lorans, de Monseñor Fellay
y del padre Pfluger. Son las cabezas dirigentes, y de hecho ellos han tenido
esta actitud desde hace mucho tiempo. Yo daría dos
ejemplos. Pero siendo esto, como dijo el padre Vallet citado frecuentemente por
el padre Barrielle, desde que yo era seminarista en Ecône: « Un liberal, a
menos de una gracia especial, no se convierte »
Los liberales son
cruzados y su cruzada es divina, porque ella tiene una dimensión divina, ella
tiene una dimensión divina porque es una cruzada contra Dios. El
liberalismo es la guerra a Dios, y todo está permitido. Todos los medios
están permitidos, sea mentir, traicionar, engañar, todo es santo. Esto no es
creíble pero está allí y lo constatamos todos los días. Y no se convierten de
un día para otro, lejos, lejos de eso, este equipo que se ha apoderado de
Menzingen no va a desistir. Dan un paso atrás para dar dos pasos adelante. Y
esperan, esta cúpula de la Fraternidad espera a que la podredumbre de la
Fraternidad esté más avanzada para que la próxima vez, el arreglo con Roma
suceda. De hecho se puede pensar que el acuerdo con Roma no es más que la
novena parte del iceberg que se asoma mientras que hay 8/9 partes debajo que
son el liberalismo creciente. Algunos de entre ustedes, lo he escuchado por aquí
y por allá, algunos entre ustedes observan este liberalismo entre los laicos y
entre los sacerdotes y para nuestro pobre mundo de hoy nada es más típico, nada
es más normal que este proceso de liberalización. Siendo esta, en efecto, la
cruzada del liberalismo bien instalado en la cabeza de la Fraternidad, por lo
que no hay más que esperar para que la próxima vez el acuerdo suceda. Ni hablar
que ellos puedan dar marcha atrás, y sin un milagro, la Fraternidad no puede
ser salvada.
¿Nos dará Dios un
milagro? No podemos excluirlo. Y esto es lo que confunde, que detiene a los más
clarividentes, es decir, aquellos que ven esta situación sin esperanza en
cuanto a la cabeza de la Fraternidad, pero lo que es imponderable,
incalculable, es una intervención de Dios. Por lo tanto, es posible. Pero sin
ésta, humanamente, la Fraternidad está perdida.
El
affaire Mater Dei
Voy a dar dos
ejemplos de la antigüedad del liberalismo de Menzingen. En el 85/86, algunos de
ustedes recordarán, hace 25 años fue el « affaire » Mater Dei, este seminario
que se quiso instalar en Roma para los seminaristas de Ecône. Hubo un jefe
entre los seminaristas de Ecône, un jefe que se llevó una pequeña banda de
seminaristas. Entonces, por supuesto, antes de partir para Roma, hicieron
propaganda en el seminario para atraer al mayor número posible para desgarrar
Ecône al desplazar hacia Roma la mayor cantidad posible de seminaristas,
¿Cómo podía hacerse esto sin asegurar sus delanteros en Roma? Hubo
muchas razones para pensar que el cardenal Ratzinger estaba detrás del golpe.
Entonces estaba este grupo de seminaristas en el interior del seminario. En ese
momento, estaba el Padre Lorans como director del seminario de Ecône y el Padre
Schmidberger era el superior de la Fraternidad. Por supuesto en 1985 Monseñor
Lefebvre vivía todavía. En el seminario se comenzó a saber muy pronto quién
estaba implicado allí dentro.
Finalmente,
sucedieron las cosas y el grupo partió hacia Roma. El Padre Lorans y el
Padre Schmidberger prohibieron que Monseñor Lefebvre fuera informado de los
detalles. Dicho de otro modo, el padre Lorans y el padre Schmidberger quizá
estaban ya, quizá, en alianza con el Cardenal Ratzinger. En todo caso
le escondieron información a Monseñor Lefebvre. Esto fue ya en el 85/86 y a
continuación la cosa salió mal en Roma. El jefe de los seminaristas le escribió
a Monseñor Lefebvre para excusarse, de algún modo. Él le dijo que fueron muy
mal recibidos en Roma, todo lo que les prometieron no se les dio, que fue
exactamente lo que previó Monseñor Lefebvre. Monseñor Lefebvre aprovechó el
momento de las consagraciones para indicar que no se podía esperar nada del
Cardenal Ratzinger ni de Roma. Este es un ejemplo de liberalismo, al menos una
sombra de liberalismo entre estos dos dirigentes de la Fraternidad.
El
G.R.E.C.
Otro ejemplo es el
GREC. Ahora es conocido por el pequeño libro que escribió el padre Lelong.
¿Alguien ha leído el libro? Se llama Por la Necesaria Reconciliación. No
es difícil de resumir, no es difícil describirlo porque no tiene más que
120/130 páginas, un libro pequeño, fácil de leer…
-Se hace una
pregunta inaudible...
-Respuesta: Tengo
respuesta a todo: el internet (risas)
Todo el bien, todo
el mal está en internet. Pero entre toda la basura, por supuesto, por supuesto,
encontramos cuando menos la verdad en internet, y es por eso que la cúpula está
en contra del internet porque el internet rompe el monopolio de la información,
e incluso el secreto de Menzingen es molesto para el nuevo orden mundial.
Porque esto rompe el monopolio de información pública, antes ellos podían
envenenar todo con sus medios de comunicación, sus viles medios de
comunicación, ahora sus periódicos se han reducido porque la gente cada vez lee
menos, porque por un lado el internet es más fácil y por otro lado hay muchas
más verdades en internet que en los medios.
Bien, regresemos
al GREC. Este pequeño libro fue escrito por el padre Lelong, un dominico, un
sacerdote muy aceptable en el medio de los salones parisinos. En el año 97/98,
el antiguo embajador de Francia en el Vaticano, el señor Gilbert Perol, tiene
en la cabeza esta idea de hacer en privado encuentros muy discretos entre los
sacerdotes del Vaticano II y los sacerdotes de la Fraternidad. Esto procede sin
duda del deseo de conciliar la buena Misa católica de Monseñor Lefebvre y la
autoridad de Roma. Porque Roma es católica, Monseñor Lefebvre es católico, ¿por
qué debe haber un enfrentamiento entre los dos? No tiene sentido, entonces,
haciendo buena diplomacia, el señor Perol escribe una carta como si solamente
nosotros pudiéramos organizar encuentros amistosos, bien discretos porque eso
podría ofender a los unos y a los otros, encuentros regulares entre las dos
partes para que todo el mundo exponga su punto de vista sin enojarse,
absolutamente no hay que enojarse, nosotros no somos teólogos… Ah… yo soy
diplomático, entonces pienso en los medios diplomáticos para resolver este
terrible problema en la Iglesia. No somos teólogos… ¡Sofisma! Ustedes no son
teólogos, los laicos no son teólogos de seminario y teólogos licenciados, etc.
Es decir, los laicos deben conocer bien su catecismo. Conociendo su catecismo
no tienen absolutamente ninguna necesidad de poner entre paréntesis la
doctrina. Esto es exactamente lo que ha hecho este pequeño grupo del
GREC desde el principio ellos pusieron entre paréntesis la doctrina. Luego,
por la vía diplomática –la cual de hecho es masónica, es una idea masónica-
por el medio de la diplomacia, de la amistad, de encuentros amigables, de
confianza mutua, ese es el lema. ¡Podremos crear una atmósfera que permitirá a
los teólogos entenderse! Entonces ellos trafican por debajo en reuniones muy
privadas. A principios de los años 2003/2004, creció un poco, los encuentros
acabaron por hacerse públicos, no parecía asustar a nadie, nadie dice nada, la
idea se estableció y hay sacerdotes de la fraternidad en esta artimaña, hay representantes
de la Fraternidad que toman la palabra en estas reuniones. ¿Podemos decir que
los laicos olviden la importancia de la doctrina? ¡Sea! ¿Qué los sacerdotes del
Novus Ordo olviden la doctrina? ¡A eso se dedican! Pero que los
sacerdotes de la FSSPX se pongan en un contexto donde, por principio, se pone
entre paréntesis la doctrina, ¡es una traición!
Pues entonces se pude sospechar de los cuatro
sacerdotes de la Fraternidad cuya imagen aparece en este libro (porque hay
fotografías aquí y allá) Hay cuatro sacerdotes de la Fraternidad: El Padre
Schmidberger, el padre du Chalard, el padre Lorans y Monseñor Fellay. ¡Todos
están allí!
(Alguien recuerda el título de la obra del
señor Paul Chaussée, salido después de la publicación del libro del Padre Célier
y el señor Pichon, en la obra “Benedicto XVI y los tradicionalistas, 2007)
Responde
Monseñor Williamson :
El Padre Célier
escribió una obra de 40 páginas sobre las razones por las cuales Monseñor
Fellay debía discutir un acuerdo con Roma. La primera parte explica por qué
Monseñor Fellay no debía firmar ahora, la segunda parte explica por qué
podríamos firmar mañana. Conclusión, todo depende del gran mandamás, del gran
jefe irrefutable, sabio como ninguno, que no es otro que Monseñor Fellay. Esa
fue la conclusión en ese momento.
Esto permaneció
reservado, excepto por alguien que se distinguió entre los miembros del Consejo
general, del cual yo formaba parte en ese momento. Entonces alguien puso esto
en las manos de un laico que lo publicó, y en ese momento Monseñor Fellay dio
marcha atrás en público, desautorizó al padre Célier en público. Porque
Monseñor Fellay no es más que un político. Es un político ad intra, muy hábil.
Ad extra es un ingenuo. Delante de los políticos de Roma es un tonto. Creo que
él se cree más zorro que los zorros romanos. ¡Y esto es ser tonto! Pero para
apretar los tornillos en el interior de la Fraternidad es muy capaz. Una vez
que se conoce a este personaje, ya no seduce más, pero hasta aquél momento, era
muy seductor.
Hacia el 2007,
esto se vuelve público, la idea se extiende y luego ellos debieron pensar que
las discusiones realizadas del 2009 al 2011 eran el cumplimiento del empuje de
este “Grupo de Reflexión entre Católicos”; católicos, sea de la Tradición, sea
de la Iglesia conciliar, todos tienen el mismo nombre de Católicos, por lo que
deben entenderse. ¡Esa es la idea! Pero las discusiones no funcionan. Esto
debió ser una cruel decepción, yo creo, para estos no-teólogos, quienes, si
tuvieran al menos un poco de sentido católico, se darían cuenta que trataron de
conciliar lo irreconciliable, pero justamente, al faltarles este poco
de buen sentido del catecismo, careciendo totalmente del sentido de la
doctrina, y no tuvieron éxito porque, no sé cómo, Monseñor Fellay puso como
equipo a Monseñor de Galarreta, al Padre Jorna, al padre Gleise y al padre de
La Roque. ¡No puso al padre Célier! Probablemente porque pensó que no pasaría.
Porque el Padre Célier estaba quemado, desde la intervención del señor
Chaussée. El Padre Célier es un personaje, si pudiera decir, de muy mal
augurio.
El empuje del GREC está parado por el momento, por
supuesto que ellos no se convirtieron. No sé qué es lo que ellos hacen en este
momento.
[Conversaciones entre los fieles y Monseñor
difíciles de seguir.]
Monseñor
Williamson:
Sedevacantismo y
liberalismo son dos caras de una misma moneda. Aparentemente es sorpresivo,
pero un liberal puede hacerse sedevacantista y un sedevacantista puede hacerse
fácilmente liberal. A mí así me parece. No es ridiculizar a los sedevacantistas
los cuales son mucho más simpáticos que los liberales. Porque los
sedevacantistas tienen la fe, de otro modo las deficiencias del papa no
tendrían problema. También tienen la lógica. Entonces, ellos reflexionan y
ellos tienen la fe, mucho más que los liberales. El liberalismo es la
disolución de todo pensamiento, la disolución de toda la verdad, la disolución
de toda la doctrina. Esto es lo grave.
Es decir que estos
cuatro eminentes sacerdotes de la FSSPX jamás comprendieron a Monseñor
Lefebvre. Esa es mi conclusión.
Monseñor
Lefebvre, paloma y halcón.
Yo estuve en el
seminario entre el 72 y el 76. En ese momento se hacían cinco años de seminario
con Monseñor Lefebvre, el comprimió los estudios lo más posible para
darle al mundo sacerdotes lo más pronto posible. Porque había una carencia
total de sacerdotes, eso es lo que pensó Monseñor Lefebvre en ese momento. Así
que estaba comprimido y yo estuve en ese momento y observé a los valientes
jóvenes que estaban conmigo, que entraron al seminario conmigo y vi una crisis
liberal de la cual no comprendí nada, yo era un pobre pequeño perdido llevado
por la nariz por el Buen Dios…
Bueno, crisis liberal del 73, crisis liberal del
75, crisis liberal del 77. En esta yo no estuve allí y Monseñor Lefebvre me
llevó a Ecône rápidamente después de esta crisis del 77 porque muchos
profesores se habían ido, el padre Gotfried, el padre Argenson, el padre
Bertaud, el más triste de todos. Pero entonces había agujeros que tapar,
recuerdo la primera clase de teología que impartí –estoy orgulloso de este
juego de palabras- yo les dije “señores sacerdotes, yo soy un tapagujeros, es
decir, un agujero con una gran boca (juego de palabras en francés: "messieurs
les abbés, je suis un bouche-trou, c'est-à-dire un trou avec une grande
bouche!"- N-del T.) Cada vez, eran las pequeñas palomas y el halcón de
monseñor Lefebvre salía y ponía todo en orden. En el 73 fue el padre Jacques
Masson. En el 75, fue la suspensión a divinis y muchos profesores se fueron,
comprendiendo al dominico y gran teólogo, el padre Thomas Merlet de Friburgo, él
ya no quiso enseñar. Hubo una gran salida de profesores y algunos seminaristas
también. En ese momento fui a la oficina de Monseñor Lefebvre para decirle más
o menos esto:Monseñor Lefebvre, ¿qué va a hacer usted, qué es lo que pasa?
Esto es un poco grave” y recuerdo su respuesta: “Bien, si
todos los profesores nos abandonan, los seminaristas tendrán que aprender por
sí mismos en los manuales” Es decir, yo no cambio de curso, yo no
cambio de rumbo, yo sé exactamente hacia dónde quiero ir, yo sé hacia dónde
llevo a los seminaristas, y si no tengo a nadie que me ayude a enseñarlos, será
en los manuales de ayer que aprenderán la buena doctrina que era lo común ayer.
Entonces en el 77 hubo muchos que salieron…
Es que Monseñor Lefebvre tenía dos lados, el lado de
paloma y el lado de halcón. Para la doctrina era un halcón. Para lo pastoral
era una paloma. Y la paloma atraía porque el halcón no se mostraba. Y uno podía
dejarse atraer por Monseñor Lefebvre como por una paloma católica muy
atrayente. Pero uno no se esperaba encontrarse detrás a un halcón, pero era el
halcón el que dirigía a la paloma y no la paloma que dirigía al halcón. Lo
esencial en Monseñor Lefebvre era ese fondo doctrinal. Antes del 88 uno podía
equivocarse con este instinto liberal del mundo moderno, uno podía engañarse
que el halcón no era el verdadero Monseñor. No querían discernir. Querían que
Monseñor Lefebvre no fuera más que una paloma. Querían que él fuera simplemente
la mejor continuación de los años 50 que fueron truncados por el Concilio.
El Cincuentismo
En los años
cincuenta reinaba ese catolicismo cómodo. Cómodo, es decir, católico, que cree,
que tiene la fe, que quiere vivir y morir católico. Pero como las presiones del
mundo moderno son tan fuertes, no se quiso vivir en guerra con el mundo
moderno. El catolicismo de los años 50 estaba a una cierta altura, porque si no
se está a cierta altura no se puede caer y el Vaticano II fue una gran caída.
Entonces el catolicismo pre-Vaticano II todavía estaba a cierta altura. Y
Monseñor Lefebvre fue la prueba porque él desarrolló un magnífico ministerio en
África, apoyado por el Papa, apoyado por los cardenales de Roma, con los cuales
se entrevistaba frecuentemente cuando venía de África. Es Monseñor Lefebvre
quien escribió una gran parte de una encíclica sobre las misiones que apareció
firmada por Pio XII sobre las misiones, sobre la necesidad de sacerdotes para
las misiones. Por lo tanto, él era absolutamente auténtico, pero creo que se
puede pensar que en la persona de Monseñor Lefebvre la paloma y el halcón no estaban
perfectamente integrados. Es decir, la gente se sorprendía cuando aparecía el
halcón.
Yo pienso que en el caso de Monseñor Lefebvre, lo
pastoral minó su doctrina. Yo creo que él fue moldeado por la Iglesia de los
años 30, 40, 50 y recordemos que el gusano ya estaba en la fruta desde los años
20: Acción Francesa y toda la decadencia que siguió… pues el mal ya estaba bien
instalado en la Iglesia de los años 20. Monseñor Lefebvre era muy leal, él supo
aprender del padre Le Floch pero él mismo nos dijo que cuando llegó al
seminario, todavía creía en la separación de la Iglesia y el Estado. Las ideas
liberales eran de hecho muy comunes desde un siglo atrás. Dicho de otro modo,
cuando ahora analizo las cosas, pienso que hubo un aspecto “cincuentista” incluso
en Monseñor Lefebvre. Y yo creo que es eso lo que puso el desorden, porque la
menor falla en un fundador se muestra después inevitablemente.
Pregunta : ¿Usted cree que se trata de una
deficiencia de orden doctrinal más que del dominio pastoral ?
Respuesta : En este caso, sí. Porque toda
pastoral corresponde a tal doctrina. Y habría que reflexionar más para precisar
más esta cuestión, pero el cincuentismo estaba muy extendido. ¡Yo ni siquiera
era católico en ese momento! Evidentemente, al decir eso, no le quita a
Monseñor Lefebvre su heroísmo, su gran fe, su gran hazaña de haber construido
una pequeña pirámide bajo la gran pirámide que todo lo aplastaba, que aplastaba
con todo su peso esta pequeña pirámide para eliminarla. Hizo frente, mantuvo,
guardó, salvó, es un modo de hablar, pero esto corresponde en gran parte a la
verdad, salvó el sacerdocio, salvó los sacramentos. ¿Dónde estaríamos ahora sin
todo esto? Él nos transmitió lo que recibió. No fue absolutamente perfecto,
¡bien! Pero dejando a un lado lo que podríamos decir que fueron sus
imperfecciones, ¡qué gran hombre de Dios! No se le quita en nada su grandeza
sino que tratamos de señalar las raíces del mal de hoy en día.
Las raíces no son
difíciles de situar, es el liberalismo del mundo moderno. Es el liberalismo que
hizo lo que llamo el cincuentismo, este catolicismo seriamente deficiente de
los años cincuenta que estaba todavía a una cierta altura, porque los años 60
fueron una terrible caída. Por otra parte el catolicismo de los años cincuenta
estaba muy cerca del acantilado, de otro modo no hubiera podido caer. El
catolicismo de los años 50 comparado al que siguió, fue angélico, pero él es
responsable de lo que siguió.
Liberalismo
de la Iglesia conciliar en la cabeza de la FSSPX
El punto esencial
aquí es que Monseñor Fellay, el padre Lorans, el padre du Chalard, el padre
Schmidberger, estos cuatro, son los que aparecen en las páginas de este pequeño
libro del padre Lelong, estos cuatro no vieron en Monseñor Lefebvre más que la
mejor continuación del catolicismo de los años 50. Ellos no vieron, ellos no
pudieron discernir el fondo doctrinal de Monseñor Lefebvre, no lo
comprendieron, porque como casi todo el mundo hoy en día, en este mundo
fabricado por los masones, no comprendieron la importancia de la doctrina. ¿Y
quién comprende la importancia de la doctrina hoy? Muy pocos, muy pocos.
Tenemos por ejemplo la palabra “indoctrinación”, es una mala palabra porque es
peyorativa. Indoctrinación porque toda doctrina es mala porque es necesaria la
libertad de pensamiento. Toda doctrina cierra el pensamiento y es necesario que
el pensamiento sea libre y abierto de ir a donde quiera. Es por lo tanto todo
el mundo moderno que sigue a la masonería para disolver el pensamiento, para
disolver la verdad, para disolver la doctrina y la verdad que lleva a Nuestro
Señor y que lleva las almas al Cielo.
La Francmasonería
quiere meter todas las almas en el infierno, pues ellos van allá y
profundamente. Ellos sabían lo que hacían con el libre pensamiento y la
disolución del pensamiento, es terrible, es horrible. Hoy en día está por todos
lados, ese es el problema. Nosotros tenemos en ese pequeño libro del GREC el
testimonio de esta debilidad de los clérigos que pasaron por los seminarios de
Monseñor Lefebvre. Cuatro sacerdotes quienes conocieron directamente a Monseñor
Lefebvre, todos estuvieron en el seminario de Ecône cuando Monseñor Lefebvre
estaba allí, ellos pudieron comprender. Pero este es el problema de hoy, y yo
me di cuenta dirigiendo el seminario de la Fraternidad en los Estados Unidos
durante 20 años.
En los Estados Unidos, el liberalismo es la base,
en los países anteriormente católicos la base ¡es el catolicismo! Hubo en todos
los países de Europa siglos y siglos de catolicismo y el liberalismo llegó
hasta después. El liberalismo es la corrupción del catolicismo. Es muy
interesante ver cómo el liberalismo corrompió al catolicismo. Es por el valor
del individuo. Pero este valor del individuo está desequilibrado porque se
olvida, se le quita el valor, se deja de lado el bien común, no se comprende ya
el aspecto social. Ya no se comprende que el hombre es social por naturaleza,
Juan Jacobo Rousseau dice que el hombre es por naturaleza individual ¡no!
Vayamos
al fondo del problema:
La Iglesia
Católica ha valorizado el alma individual, la salvación de la persona, del alma
individual, pero era en el caso del Estado natural y de la comunión de los
santos sobrenatural. Dicho de otro modo, la Iglesia Católica jamás ha concebido
el valor del individuo sin encuadrarlo en un cuerpo social santo y el más santo
llegará al Cielo donde ya no serán individuos será la comunión de los santos.
Entonces la
Iglesia Católica no se olvida del aspecto social y Ella insiste para que el
Estado sea católico, Ella ha defendido todo lo posible esta doctrina social.
Hay un nombre para la doctrina de la Iglesia católica que se opone al
liberalismo desencadenado después de la revolución, se llama “Doctrina Social
de la Iglesia” y es lo que la distingue en contra del liberalismo. Es decir, se
niega a concebir al individuo solamente como un individuo, que es lo que hace
el liberalismo. Esta falsa idea del valor del individuo hace estragos a partir
de la Revolución francesa, infecta al mundo entero y penetra en los católicos y
en la Iglesia Católica. El Vaticano II es la religión del hombre, el
hombre-individuo- tiene tal valor que tiene el derecho de ser dejado libre en
su elección de religión. Esto es profundamente falso, Monseñor Lefebvre lo
calificaba de blasfemo y ustedes recuerdan cómo Monseñor Fellay dijo a la
televisión americana: “La libertad religiosa en el Concilio es una cosa
limitada, muy, muy limitada”.
Él ha perdido
completamente el hilo de Monseñor Lefebvre. El Padre Schmidberger es muy bueno
predicando el reinado social de Nuestro Señor Jesucristo pero no lo ha
comprendido. Es un cincuentista de hecho. Nacido en 1947, si no me equivoco, de
la Souabe, región muy católica de Alemania del Sur-oeste, nacido de una familia
católica como el cardenal Ratzinger pero de Alemania del sur, su familia era
igualmente muy católica.
El pequeño
Ratzinger amaba la liturgia de Navidad, como se lee en su autobiografía, y el
amor por esta liturgia clásica hizo que quiera que la liturgia no sea tan
moderna, etc., etc. Pero es un amor con bases en una doctrina falsa. La cabeza
lleva al corazón. La cabeza del cardenal Ratzinger fue completamente podrida
desde su seminario reconstruido rápidamente después de la guerra, en Múnich,
con profesores mitad modernistas y mitad tradicionales.
Lean la pequeña
autobiografía del cardenal Ratzinger. Se titula “Mi Vida”, vale la pena leerla.
En 120 páginas el muestra su falla, su terrible falla que es justamente que fue
expuesto a una mezcla de profesores, buscaron por toda Alemania de la posguerra
para encontrar profesores católicos universitarios para reconstituir el pequeño
seminario cerca de Múnich, en donde, pudiera decir, despegaría de nuevo la
Iglesia.
El cardenal cuenta
en « Mi Vida » cómo defendiendo su tesis sobre San Buenaventura ante
los profesores del seminario, los profesores se pusieron a discutir entre ellos
a tal punto que olvidaron que estaban examinando a un seminarista o un pequeño
doctor en potencia. El cardenal se encontrará ante profesores del antiguo
estilo y ante profesores nuevos, y muy probablemente los profesores del nuevo
estilo le parecieron más interesantes, más jóvenes, más atrayentes, menos
“retardados” y se dejó seducir.
El lee a Santo
Tomás de Aquino y cuenta directamente en su autobiografía que para él Santo
Tomás es muy objetivo, muy impersonal, muy lógico, muy cerrado, muy científico,
todas las cosas por las cuales una cabeza sana lo admira y se deleita en Santo
Tomás. Por estas cualidades el seminarista se desinteresó de Santo Tomás de
Aquino. Encontró mucho más interesante a los filósofos modernos.
Monseñor Fellay,
el padre Schmidberger y el papa actual se parecen. Podríamos decir que
Monseñor Fellay es un modernista que no se reconoce a sí mismo como tal. Él se
quiere católico, yo pienso, él se siente católico, pero no comprende lo que es
verdaderamente. No comprende porque nunca lo comprendió. Se le aplica
la frase de Monseñor Lefebvre: “Juan Pablo II no puede ser católico si nunca lo
fue”. Entonces el problema es muy profundo, muy profundo y de hecho es normal
–desgraciadamente- que la Fraternidad esté caída o esté cayendo, Monseñor
Lefebvre murió en el 91 y desde el finales de esa década tenemos al GREC en París
e incluso antes tuvimos la sombra de la concertación del superior general de la
Fraternidad y el superior de Ecône con el Cardenal Ratzinger en Roma.
Entonces,
¿hacia dónde vamos mañana?
Yo no veo muy
claro y estoy abierto a sus ideas. Digamos esto: Los cuatro malvados que evoqué
y que aparecen en el libro del GREC, pasaron por el seminario de Monseñor
Lefebvre, el de Ecône, que era el único en ese momento. Los cuatro tuvieron una
buena doctrina. Pero regresamos al mismo problema que he visto en Estados
Unidos: es difícil implantar en la cabeza el sentido de la buena doctrina.
Los jóvenes
seminaristas se sientan en sus bancos de escuela, se les expone la buena
doctrina y si los jóvenes están en la admiración hacia Monseñor Lefebvre, que
fue un hombre tan carismático, tan católico, tan dulce, tan bueno, etc. Se
acepta todo lo que él dice. Si él hubiera dicho que 2+2=5 le hubieran creído.
¡Porque era Monseñor Lefebvre!
En los años 70 el
mundo se estaba pudriendo, y si los jóvenes buscaron a un personaje directo y
franco, una institución sólida y honesta, es precisamente Monseñor Lefebvre y
Ecône. Todavía encontramos muchos sacerdotes de la Fraternidad, incluso entre
los más antiguos, para quienes el horizonte se cierra entre Monseñor Lefebvre y
Ecône. Es comprensible por el mundo de podredumbre donde viven. Que un joven en
los años 70 tuviera esta reacción, el deseo de la verdad para dirigirse a
Monseñor Lefebvre para entrar en su Seminario ya es mucho, mucho. Muchos otros
jóvenes no lo pensaron. Por lo tanto, honor a todos los que entraron. Es muy
normal que no comprendieran el fondo de lo que hacía Monseñor Lefebvre. ¿Y cómo
formar para mañana jóvenes que no caigan en la misma trampa?
La Iglesia cayó
por la estructura, la jerarquía y la obediencia en los años 60, la obra
de Monseñor Lefebvre está cayendo por la estructura, la jerarquía y la
obediencia. Dios sabe que hay buenos sacerdotes en la Fraternidad que
todavía son valientes, pero no lo suficiente para enfrentar a Monseñor Fellay y
su equipo, porque se trata de un equipo indudablemente.
Por ejemplo, una
buena fiel de París me contó una frase que dijo el padre Baudot, es una frase
que lo honra por un lado pero que lo sitúa del otro lado. El dijo: “Hace 10
años que frecuento a Monseñor Fellay de cerca y puedo decirle que es un santo”.
El padre Baudot, sacerdote con muy buena presentación, buena doctrina, todo lo
que se puede querer pero que le falta lo esencial. Un buen sacerdote y todo lo que
usted quiera pero que no entiende lo esencial.
La palabra de San
Pablo en el noveno capítulo de la Epístola a los Romanos “el resto escogido por
la gracia” ¿no es así? Ahora hay que reconstituir el resto del resto, y allí
escogerá Dios, la elección de los fieles que vinieron con Monseñor Lefebvre fue
ciertamente por la gracia, como en el tiempo de la elección de los católicos.
Es clásico que Dios de su gracia a este y no a este otro. Misterio de la
gracia. No ponemos en cuestión las elecciones de Dios, sino que la gracia tiene
un rol muy importante en la elección de los católicos de ayer, en la elección
de los tradicionalistas en tiempos de Monseñor Lefebvre y en la elección del
resto del resto, la gracia de Dios actuará para muchos.
Pero al mismo
tiempo es necesario que los hombres hagan lo suyo. Entonces ¿qué hay que hacer
hoy en día para ayudar a la gracia de Dios a constituir un resto del resto
católico sin que este resto no siga el mismo camino funesto de la Iglesia antes
del Concilio y la Fraternidad sin Monseñor Lefebvre? Si Monseñor Lefebvre
viviera todavía estoy seguro que los cuatro no hubieran caído como lo han hecho
y que la Fraternidad no estaría en camino de resbalar. Todo esto es sentido
común. Monseñor de Castro Mayer tenía la diócesis de Campos y solo diez años
después de morir, Campos resbaló. Se necesitó un poco más de tiempo para la
Fraternidad pero está en el mismo camino. Ponemos a un joven en un banco en el
seminario, se le dice: este es el liberalismo, esta es la podredumbre, este es
el mundo moderno. Y ellos dicen ¡Oh sí, sí, sí! Pero luego salen al mundo: “¡Oh
no es tan malo, pero nosotros condenamos a todo el mundo, etc. etc. Y en poco
tiempo… empieza a resbalar. ¿Cómo resolver este problema? Hay quien quiere que
este su servidor ayude a rehacer un seminario, yo comprendo muy bien porque se
necesitan sacerdotes, pero yo pongo en cuestión el seminario clásico.
(Discusiones
en la sala)
Los
futuros sacerdotes
Por el momento
tengo que ocuparme de varios países, no debo quedarme en Francia o en América
del Sur donde podría alentar las cosas, yo podría apoyar las cosas. En Estados
Unidos está este pequeño grupo con el Padre Chazal, el Padre Pfeiffer quien es
un jefe natural y que quizá actúa de una manera un poco caótica pero que actúa,
que tiene la energía, mucha devoción, mucha fe y quien actúa para que se acuda
en ayuda las almas en desamparo, en dolor, o que han salido de la Fraternidad.
Hay grupos de laicos en Estados Unidos que ven muy claro y que temen por sus
hijos, sus nietos, el futuro de la Fraternidad. Entonces tenemos estos laicos y
lo que debe hacerse es asegurarles los sacramentos. Hay dos o tres sacerdotes
que circulan entre estos centros, gente con la que se ha hecho contacto, con el
Padre Chazal, desde el verano. Entonces está empezando a moverse. Ellos quieren
mi apoyo, por supuesto que quieren que yo en cuanto obispo me ponga a la
cabeza. Yo no lo hago por tres razones:
·
Primero:
Honestamente, no me gusta estar a la cabeza. ¡Honestamente!
·
Segundo: Yo creo
que la resistencia debe permanecer suficientemente flexible y no muy
estructurada. Yo comprendo muy bien esta necesidad de un marco para que un
joven sacerdote pueda dar el paso, por supuesto, pero ¿será necesaria una
estructura para el ministerio de mañana? ¿O la eventualidad de la
clandestinidad exigirá que nos quedemos sin demasiados contactos, sin mucha
estructura y un matorral en vez de una congregación? Honestamente, yo pienso
más en un matorral.
·
Tercero :
Vuelvo a que es la autoridad la que está hundiendo a la Fraternidad. Si no es
contradictorio, lo que yo contemplaría sería una estructura sin autoridad pero
con paternidad, con paternidad sí. Esta es indispensable. Y sí es posible si
los gobiernos del mañana permiten todavía una paternidad. Y es por eso, para
que ellos lo permitan, no hay que dar blanco, no hay que tener publicidad. Hay
que guardar discreción. Mientras que todo permanezca discreto, no tendremos
encima al gobierno. La gente en los gobiernos temerán seguramente que haya
gente fiel. El resto del resto será observado por los más inteligentes en los
gobiernos. Pero no todos en los gobiernos son inteligentes, me parece. Pero por
eso no hay que anunciar que se lanza una nueva estructura, en mi opinión se
necesita… piano, piano!.
(Comentarios en la sala, los fieles están en la
expectativa…)
Si, es eso, la
incertidumbre, la traición de la Fraternidad parece haber sido evitada y no hay
certidumbre, por lo que hay que ir poco a poco. Si queremos constituir una
resistencia tiene que ser, en Francia, poco a poco por el momento. De otro modo
alejaremos muchas buenas personas que no ven la necesidad. Por eso hay que ir
de puntillas si queremos hacer algo.
Lo que es seguro es que la resistencia conocida de
Monseñor Lefebvre sin duda ha frenado la locura conciliar, ¿no es así? Y creo
por un lado que la resistencia ahora debe ser discreta para no alienar a la
gente que piensa que no es necesario, pero por el otro lado, debe existir y
sentirse.
(Comentarios en la sala)
Actualmente la
política de Menzingen es de ir poco a poco, de apagar el fuego, de tranquilizar,
dejar todo en su lugar y no cambiar para que esto tranquilice de nuevo y una
vez que todo esté tranquilo, volver a avanzar.
Estoy presto a
confirmar o a ordenar. Monseñor Lefebvre ordenó muchos sacerdotes fuera de sus
seminarios. Estoy determinado a darle mi paternidad a un preceptor o a
seminaristas.
¿Consagración
episcopal?
Paul Chaussée le
preguntó la cuestión de la transmisión del episcopado, pero Monseñor no parece
estar listo por el momento.
FIN