martes, 8 de enero de 2013

CARTA A NUESTROS COLEGAS SACERDOTES



Tomado de Non Possumus
(Resaltados de Antimodernisme y Syllabus)

Excelente carta de los padres franceses de Antimodernisme a sus cofrades. Nos hemos encontrado aquí textos no muy conocidos de Monseñor Lefebvre que vale la pena leer. Los invito a entregar una copia de esta carta a sus sacerdotes.



Antimodernisme: esta Carta a nuestros cofrades sacerdotes n°3 será enviada durante enero a todos los sacerdotes de la FSSPX. Que los fieles que deseen abrirse con sus sacerdotes no se dejen impresionar por respuestas que no son tales, como: “Ellos no firman (esta carta), ellos no son valientes”. Porque si firmaran, se diría “Ellos son subversivos y desobedientes”. Todo esto está fuera del tema. Poco importa quién lo dice. Se trata de considerar lo que se dice. Y que hay que juzgar esto a la luz de los principios católicos. Y justamente, el liberal tiene horror de juzgar según los principios, porque compromete y esto es muy difícil.


Carta a nuestros cofrades sacerdotes

Boletín trimestral de unión entre los miembros de la Fraternidad San Pío X.
(N° 3 – Invierno 2013)

Nuestros estatutos nos piden evitar “con mucho cuidado los errores modernos, en particular el liberalismo y todos sus sucedáneos”. Ellos imponen también el deber al Superior General y a los Asistentes de velar que la Fraternidad no caiga “en la tibieza” ni “en el compromiso con el espíritu del mundo”. A la luz de las enseñanzas de nuestro fundador, Monseñor Lefebvre y de nuestro Superior General, Monseñor Fellay, nos proponemos trabajar en este sentido.

El Consejo General recordaba a los tres obispos, el 14 de abril de 2012, la necesidad de hacer las “distinciones necesarias” “respecto al liberal” a fin de evitar “un endurecimiento absoluto”. En efecto, el liberal conciliar quiere un compromiso de la Iglesia con el mundo mientras que el liberal tradicionalista quiere un compromiso de la Tradición católica con la Iglesia conciliar amiga del mundo.

En una conferencia en Ecône en diciembre de 1973, Monseñor Lefebvre advertía que nuestro “drama” hoy en día es “infinitamente más grave” que en el pasado, porque “los liberales están ahora esparcidos por toda la Iglesia y uno se pregunta quién no lo es. ¡Se contarían con los dedos aquellos que conservan verdaderamente la doctrina de la Iglesia!”. Los argumentos de los “católicos liberales” eran:

« La Iglesia debe hacer los arreglos necesarios con la sociedad en que vivimos, no se puede vivir indefinidamente al margen de la sociedad, es necesario que la Iglesia termine aceptando por fin el mundo tal cual es, para penetrar en su interior y supuestamente convertirlo… La separación de la Iglesia y el Estado, la Iglesia a los pies de todas las otras religiones, la libertad de prensa, la libertad de conciencia…, no se puede luchar indefinidamente contra esas cosas. ¡Son cosas que actualmente son admitidas por todo el mundo, incluso por sacerdotes!”

« Pero », respondió Monseñor Lefebvre, « o se toma o se deja. Es el fin de la religión católica, en la cual defendemos verdaderamente a Nuestro Señor Jesucristo y a toda la Iglesia y a toda la religión… Si comenzamos a cohabitar con el mal, a parlamentar, a hacer compromisos, está perdida, está perdida”.

I) Estudiar el liberalismo es un deber pastoral.

El Capítulo insistió varias veces en el grave deber de estudio del sacerdote. Entre las materias necesarias a estudiar, el liberalismo tiene un lugar importante. Durante un retiro en Ecône, el 22 de septiembre de 1988, Monseñor Lefebvre compartió su asombro por el “número de encíclicas sobre la Masonería”.

“¿Por qué hablar de estas cosas en el seminario, como si fuera lo que necesitaba saber en el seminario, como si fuera eso lo que se debería enseñar a nuestros fieles? Porque si no conocemos la fuente de los errores, de lo que destruye las sociedades, las almas y la Iglesia, seríamos pastores incapaces… Es de una necesidad absoluta estudiar el liberalismo y de comprenderlo perfectamente y yo pienso que muchos que nos han dejado para unirse a Roma, no han comprendido lo que era el liberalismo y cómo las autoridades romanas desde el concilio están infestadas de estos errores. Si lo hubieran comprendido, hubieran huido de Roma y se hubieran quedado con nosotros. Esto es muy grave, porque al acercarse a estas autoridades, uno se contamina forzosamente. Ellos son las autoridades y nosotros los inferiores… Ellos nos imponen sus principios… mientras que ellos no se liberen de estos errores del liberalismo, no hay manera de entenderse con ellos, no es posible”.

Les confrères ‘’accordistes’’ et les abbés qui ont les faveurs du directeur de DICI, qui se trouve être aussi un fondateur du GREC, ont-ils lu et compris les ouvrages recommandés par Mgr Lefebvre sur le sujet ? Si oui, comment ont-ils pu souhaiter mettre la Tradition sous l’autorité romaine ? Rome trompe le monde, humilie l’Eglise et au lieu de dénoncer cette imposture, on cherche à être reconnu par elle « tels que nous sommes »1 ? Et cela tout en sachant que « les discussions ont manifesté un désaccord profond sur presque tous les points abordés »2. Pourquoi un tel aveuglement, si ce n’est par ignorance du libéralisme ?

Los cofrades « acuerdistas » y los sacerdotes que tienen los favores del director de DICI que por cierto también es el fundador del GREC, ¿han comprendido las obras recomendadas por Monseñor Lefebvre sobre este tema? Si lo han hecho ¿cómo pueden desear poner a la Tradición bajo la autoridad romana? Roma engaña al mundo, humilla a la Iglesia y en lugar de denunciar esta impostura, buscan ser reconocidos por ella “tal como somos”1. Y esto sabiendo que “las discusiones han manifestado un profundo desacuerdo sobre casi todos los puntos abordados”2. ¿Por qué tal ceguera, si no es por la ignorancia del liberalismo?

II) El liberal es un ilógico.

Estamos tan tentados por el ilogismo que está tan cercano al liberalismo. El liberal es aquél que estará tentado de no seguir su inteligencia en la práctica porque es difícil, porque es muy duro. El ve pero, en la práctica, transige. El hace compromisos consigo mismo pero este compromiso es el pecado. Nosotros somos ilógicos una vez que pecamos… siempre hay razones para decir: “estaba bien anteriormente, estará bien quizá más tarde, pero ahora no… Hay verdades pero no es necesario decirlas, afirmarlas”. Entonces esta actitud no debe ser la nuestra en nuestra vida. Debemos evitar ser ilógicos, de ser personas que siempre transigen, transigen, transigen”3.

Monseñor Fellay y su Consejo escribieron por lo tanto a los tres obispos: “Por el bien común de la Fraternidad, preferiríamos de lejos la solución actual de status quo intermedio, pero evidentemente, Roma ya no lo tolera”  (Mgr Fellay, carta del 14 abril 2012)

III) La virtud de la prudencia.
“Los liberales católicos no cesan de responder que ellos tienen una voluntad de ortodoxia igual a aquella de los más intransigentes. La conciliación que ellos han buscado no es teórica sino práctica”…siempre llegan a lo mismo. Ellos nos dicen: “¿Ve usted? Somos pastores. Nosotros estamos en la realidad, somos personas concretas, somos personas prácticas. ¿Qué es lo práctico? Lo práctico es la aplicación de los principios por la virtud de la prudencia, no es otra cosa. ¿Qué es lo práctico si ya no hay principios?... “sí, sí, sí, estamos de acuerdo, tenemos el mismo Credo que ustedes, etc. Sí, pero cuando estamos en el mundo, allí hay que ponerse al nivel de los demás, ponerse con los otros, sin lo cual no se convertirán jamás”. ¡Error completo!... Los papas han percibido este peligro de los católicos que son casi imperceptibles porque afirman cuando se les quiere agarrar: “No, no, estoy de acuerdo”. Pero después hacen pactos con los enemigos de la Iglesia… Son traidores… más funestos que los enemigos declarados… ellos dividen los espíritus, desgarran la unidad, debilitan las fuerzas que habría que reunir todas juntas contra el enemigo… Ellos les dirán “usted es el que divide”, pero no podemos dividir cuando nos apegamos a la verdad… los que dividen son aquellos que tratan de disminuir la verdad para entenderse con todo el mundo… Aquellos que están en el error deben convertirse a la verdad y no tratar de encontrar un terreno de acuerdo con la verdad y el error”4.

En el concilio, los liberales durmieron a los católicos diciéndoles que no se tocaban los dogmas sino que se hacía la pastoral. En el Consejo de la Fraternidad, los liberales nos duermen diciendo que no se tocan los principios católicos sino que “no se trata de una prudencia humana sino” de una prudencia sobrenatural, “de un equilibrio extremadamente delicado, que pide la asistencia del Espíritu Santo y el don de consejo”5. Monseñor Lefebvre, en una conferencia de 1978, (¿asistido del Espíritu Santo?) declaró:
“Yo pienso que al próximo encuentro, soy yo quien plantearía las preguntas. Soy yo quien los interrogaría para decirles: ¿A qué Iglesia pertenecen ustedes? ¿A qué Iglesia nos referimos –quisiera saber- si nos referimos a la Iglesia Católica o a otra Iglesia, a una Contra-Iglesia, a una falsificación de Iglesia?... yo creo sinceramente que se trata de una falsificación de la Iglesia y ya no la Iglesia católica. ¿Por qué? Porque ellos ya no enseñan la fe católica. Ya no defienden la fe católica. Y no solamente no enseñan la fe católica ni la defienden, sino que enseñan otra cosa, ellos han convertido a la Iglesia en otra cosa que no es la Iglesia católica. Ya no es la Iglesia católica. Están sentados en la sede de sus predecesores, todos esos cardenales que están en las congregaciones y todos esos secretarios que están en las congregaciones o en la Secretaría de Estado; ellos están bien sentados donde estuvieron sus predecesores, pero no tienen continuidad con sus predecesores. Ya no tienen la misma fe, ni la misma doctrina, ni la misma moral que sus predecesores.” Pero Monseñor Fellay no piensa del mismo modo: “No estamos hablando de una Iglesia en el aire. Hablamos de la Iglesia que está allí, real, delante de nosotros, con una jerarquía, con un papa. No es el fruto de nuestra imaginación: La Iglesia está allí, es real, la Iglesia católica romana. Nosotros decimos y debemos profesar esta Iglesia como santa, como una, porque la fe nos obliga”6.

IV) Esta Iglesia concreta, ¿es católica?
Monseñor deseaba «volver al marco oficial y normal de la Iglesia »
Por lo tanto:
“ Yo estimo, decía él, que nosotros estamos en la Iglesia y que nosotros somos los verdaderos hijos de la Iglesia, y que los otros no lo son. No lo somos, porque el liberalismo no es hijo de la Iglesia. El liberalismo está en contra de la Iglesia, el liberalismo es la destrucción de la Iglesia, en este sentido ellos no pueden decirse hijos de la Iglesia… Hay quienes estarían dispuestos a sacrificar el combate de la fe diciendo: “¡Volvamos primero a la Iglesia! Hagamos todo para volver al marco oficial y público de la Iglesia. Callemos nuestro problema dogmático. No hablemos más de la malicia de la misa. Ya no digamos nada sobre las cuestiones de la libertad religiosa, de los Derechos del Hombre, del ecumenismo. Y, una vez que estemos en el interior de la Iglesia, podremos hacerlo… ¡Esto es absolutamente falso!  No entramos a un marco y bajo superiores, diciendo que vamos a empujar todo cuando estaremos dentro, mientras que tienen entre manos todo para controlarnos! Tienen toda la autoridad. Lo que nos interesa primero, es mantener la fe católica. Es esto nuestro combate. Por principio, lo que nos interesa es el mantener la fe católica. Ese es nuestro combate. Entonces la cuestión canónica, puramente exterior, pública en la Iglesia, es secundaria. Lo que es importante es permanecer en la Iglesia… en la Iglesia, es decir en la fe católica de siempre y en el verdadero sacerdocio, la verdadera Misa y los verdaderos sacramentos, en el catecismo de siempre con la Biblia de siempre. Esto es lo que nos interesa. Esto es la Iglesia. Ser reconocidos públicamente, es secundario. Entonces no hay que buscar lo secundario perdiendo lo primario, lo cual es el objeto de nuestro combate. “Una vez reconocidos, podremos probablemente actuar en el interior de la Iglesia”… Eso es conocer mal a aquellos que nos dirigen actualmente. Basta leer esta famosa frase del Cardenal Ratzinger para estar bien al tanto…Les voy a leer esta frase que es esencial en nuestra entrevista : “El problema de los años sesenta fue el adquirir para la Iglesia los mejores valores expresados durante dos siglos de cultura liberal… Eso ya está hecho”. ¡Pero los principios de dos siglos de la cultura liberal son el ecumenismo y la Declaración de los Derechos del Hombre, la libertad religiosa! Y el Cardenal Ratzinger los admite. El dice: “Ya está hecho”…

Esto es de una enorme gravedad. Esto condena todo lo que dice en su entrevista, porque esto es el corazón de sus ideas, y es eso lo que nosotros reprochamos y es esto lo que no queremos. No podemos ponernos bajo una autoridad con ideas liberales, porque nos conducirá necesariamente, poco a poco, por la fuerza de las cosas, a aceptar las ideas liberales y todas las consecuencias de estas ideas liberales que están en la nueva misa, los cambios de la liturgia, los cambios en la Biblia, los cambios en el catecismo, todos los cambios…Se dice : « ¡Pero ellos han luchado contra el catecismo !... Es simplemente un freno, porque este va tan lejos que se necesita cuando menos dar un cierto freno. Las consecuencias de sus propios principios los asustan. Entonces se frena a derecha e izquierda, pero están bien decididos a conservar las ideas liberales. ¡Ni pensar en cambiar las ideas liberales!”7

Pero Monseñor Fellay declaró: “Los sacerdotes o los obispos (¿y el papa?) conducen las almas al infierno […] Y la Iglesia, incluso en ese estado, sigue siendo santa, sigue siendo capaz de santificar. Si actualmente, queridos hermanos, recibimos los sacramentos, la gracia, la fe, es por esta Iglesia católica romana, no por sus defectos sino por esta Iglesia real, concreta […] Ella actualmente es capaz de transmitir la fe, la gracia, los sacramentos”.8 ¿La misa bastarda? ¿Las herejías del nuevo Código Canónico y del nuevo catecismo? ¿Los pecados contra la fe en Asís…? Monseñor Lefebvre no predicaba así:

Creo que es necesario que se convenzan de esto: ustedes representan de verdad la Iglesia Católica… últimamente se nos ha dicho que era necesario que la Tradición entrase en la Iglesia visible. Pienso que se comete allí un error muy, muy grave. ¿Dónde es la Iglesia visible?... ¿dónde están las verdaderas notas de la Iglesia?... Queda claro que somos nosotros quienes conservamos la unidad de la fe, que desapareció de la Iglesia oficial… somos nosotros los que tenemos las marcas de la Iglesia visible… No somos nosotros, sino los modernistas los que están fuera de la Iglesia. En cuanto a decir “salir de la Iglesia VISIBLE”, es equivocarse asimilando Iglesia oficial a la Iglesia visible… ¿Salir, por lo tanto, de la Iglesia oficial? En cierta medida, ¡sí!, obviamente. Es necesario, pues, salir de este medio de los obispos, si no se quiere perder el alma .Pero esto no es suficiente porque es en Roma donde está instalada la herejía. Si los obispos son herejes, no es sin la influencia de Roma”.9

Monseñor Fellay se aparta claramente de la eclesiología de Monseñor Lefebvre. Bajo el pretexto del misterio, él confunde y fusiona la Iglesia Católica y la Iglesia conciliar en una solaIglesia muy concreta… que está en un estado lamentable”.10

V) Reprender públicamente a los fautores de los errores del liberalismo.
Nuestros Estatutos nos ordenan estar apegados “indefectiblemente a la Iglesia Romana y al Sucesor de Pedro actuando como verdadero Sucesor de Pedro” pero no a la Iglesia conciliar, ni a un modernista que ofrece como ejemplo de santidad a un papa sacrílego que besó el Corán, ni a un papa que invita a Julia Kristeva, representante de los no-creyentes, para “orar por la paz” (sic). Esta declaró, después de haber elogiado a Juan Pablo II como apóstol de los derechos del hombre: “Gracias al papa Benedicto XVI de haber invitado por primera vez a los humanistas entre vosotros”.  Esta dama deseó, en el santuario, “Un gobierno mundial ético, universal y solidario”. ¿Cómo es posible que ciertos superiores hayan permanecido silenciosos y buscar un acuerdo con esta Iglesia conciliar mientras que nuestro santo Patrono ponía en guardia a la Iglesia Católica contra este “Gran movimiento de apostasía organizada, en todos los países, para el establecimiento de una Iglesia universal”?11.

El Capítulo quiere que la Fraternidad continúe, con toda “libertad”, de “reprender incluso públicamente a los fautores de los errores del liberalismo y sus consecuencias”. Sin embargo, no debemos pasar por alto, si la cabeza de la Iglesia es modernista, la cabeza de la Fraternidad está seriamente contaminada por el liberalismo. Todos nosotros, especialmente los superiores, debemos hacer un examen de conciencia: ¿no seríamos nosotros, en nuestro puesto, responsables del surgimiento del liberalismo en nuestra propia congregación?

Hace poco, Monseñor Fellay nos explicó que en el 2006, “Las herejías prorrumpían" y "las autoridades propagaban el espíritu moderno y modernista del Vaticano II", pero que en 2012, había una restauración de la Iglesia, ad intra, por Benedicto XVI. Y que "esto reclama de nosotros un nuevo posicionamiento con relación a la Iglesia oficialSe trata de una mirada sobrenatural sobre la Iglesia”12. ¿Cómo pudo escribir éstas líneas luego de Asís III? ¿Benedicto XVI restaura la fe ad intra organizando ad extra reuniones interreligiosas condenadas por la Iglesia, con la presencia de humanistas ateos para abrirse a “la promoción del verdadero bien de la humanidad”? Uno de nuestros teólogos le confiaba a un cofrade: “La cabeza de Monseñor Fellay está podrida pero el capítulo le impedirá firmar. Hay que hacerse de la vista gorda durante 6 años”. ¿Esto es tan seguro? ¿Es suficiente? ¿Cuántos de los capitulantes están prestos a profesar públicamente la fe católica con todas sus consecuencias?:  

« Nosotros nunca quisimos pertenecer a este sistema que se califica a sí mismo de Iglesia conciliar y que se define por el Novus Ordo Missæ, el ecumenismo, indiferentismo y la laicización de toda la Sociedad”.13

Monseñor Lefebvre fue engañado en mayo de 1988. En septiembre de 2012, a pesar de las gracias de estado y de su Consejo, a pesar de “la asistencia del Espíritu Santo y el don de Consejo”,  Monseñor Fellay dijo haberse engañado en cuanto a las intenciones del Papa. Pero, en realidad, el error no es ese, porque Benedicto XVI jamás ha ocultado sus intenciones. El problema viene de una turbia concepción de “la Iglesia concreta” que es “un error muy, muy grave”.

¡Errare humanum est, sed perseverare diabolicum ! El liberalismo de nuestros superiores es un castigo para nuestra congregación. ¿No tendremos nosotros nuestra parte de responsabilidad en este pecado, por nuestra negligencia de vivir del tesoro transmitido por nuestro fundador, por nuestro laxismo, por nuestros apegos mundanos y por nuestra orgullosa presunción clerical?

Vigilate et orate.

La Redacción

1 Mgr Fellay, Cor unum, n° 102, verano 2012.
2 Mgr Fellay, Cor unum, n° 101, marzo 2012.
3 Mgr Lefebvre, Retiro en Ecône, 17 septiembre 1981.
4 Mgr Lefebvre, Conferencia espiritual, Ecône, enero 1974.
5 Mgr Fellay, Cor unum, n° 102, verano 2012.
6 Mgr Fellay, Conferencia en Flavigny, 2 septiembre 2012.
7 Mgr Lefebvre, Conferencia espiritual, Ecône, 21 diciembre 1984.
8 Mgr Fellay, 1er noviembre 2012, Ecône.
9 Ecône, 9 septiembre 1988.
10 Mgr Fellay, Conferencia en Flavigny, 2 septiembre 2012.
11 Pie X, Notre charge apostolique, 25 agosto 1910.
12 Mgr Fellay, Cor unum, n° 101, marzo 2012.
13 Carta abierta de los superiores de la FSSPX al cardinal Gantin, Ecône, 6 de julio de 1988.