lunes, 9 de diciembre de 2013

¡EXCELENTES NOTICIAS DE LAS CARMELITAS DE BRILON-WALD!





BOLETÍN DE NOVIEMBRE, 2013.

“¡Te Deum laudamus!”


Terminando el año queremos relatar las respuestas a nuestras oraciones, a través de las cuales terminamos en nuestro nuevo Monasterio, donde estamos muy felices y todavía más cerca de Nuestra Señora y por lo tanto, más íntimamente conectadas con ustedes.

Todo empezó y terminó especialmente por la gracia de nuestra Madre Celestial y Reina:

Nunca nos hubiéramos atrevido a aventurarnos en un futuro tan incierto, si no hubiera sido por los actos específicos de consagración a Ella (13 de Mayo de 2011, 25 de Marzo de 2012), lo que nos dio la luz y fortaleza necesarias.

Una vez tomada la decisión de que era necesario mudarnos, empezamos a buscar una propiedad adecuada en Bavaria, especialmente en la región de Allgäu. Ofrecimos oraciones íntimas a Nuestra Señora, especialmente bajo la advocación de “Nuestra Señora del Buen Suceso”. También rezamos diariamente a nuestro buen Padre San José para pedirle ayuda. Para hacer que lo imposible sucediera, le prometimos varios servicios si él lograba que, a finales de este año y antes del invierno, encontrábamos una casa a la cual mudarnos. Una de las promesas fue que cada año, en dos de sus fiestas (en el Carmelo hay tres grandes Días de Fiesta para San José) haríamos una procesión solemne en su honor. Una hermana expresó su preocupación de que tal vez no podríamos mantener nuestra promesa si la casa encontrada no tuviera  Claustro para llevar a cabo adecuadamente las procesiones. Las otras hermanas contestaron: ¿No crees que San José pueda darnos no solo un monasterio sino también un Claustro? Y la promesa se mantuvo.

En el verano no había señal de que nuestras oraciones hubieran sido contestadas. Entonces las hermanas pensaron en nuevos acuerdos con los habitantes celestiales. Una hermana, que le tiene una devoción especial a San Antonio, fue a ver a la Reverenda Madre para preguntarle: “Madre, ¿qué le puedo prometer a San Antonio para que nos ayude a encontrar una casa?” Nuestra Reverenda Madre pensó por un momento y le contestó espontáneamente: “30 Misas para las pobres almas”. Toda la comunidad se emocionó. La condición fue entonces clara: Para el 15 de Agosto, fiesta de la Asunción, teníamos que haber encontrado la casa y haber recibido los medios para comprarla. Una hermana añadió una promesa privada mantener un año una devoción en beneficio de las almas del purgatorio si esta condición se realizaba. Inicialmente, queríamos esperar hasta el 15 de agosto para cumplir con nuestra promesa, pero entonces adelantamos nuestros estipendios para las Misas para que el “acuerdo” estuviera realizado por nuestra parte.

Desde el primer momento, hubiéramos elegido una peregrinación al Santuario Mariano de nuestra futura casa, pero permanecimos en silencio al respecto pues queríamos ser dirigidas por la Providencia. Solamente una vez, nuestra Reverenda Madre mencionó Altötting a la persona que nos ayudaba a buscar, pero rápidamente se interrumpió diciendo: “No, no es nada”. Después de muchos intentos fallidos, todavía no teníamos nada a finales de junio.

A pesar de todos los intentos fallidos en todo Bavaria (algunos lugares ya habían sido visitados) pues tenían algún inconveniente, nuestro intermediario no quería detener la búsqueda.

“Bien”, dijo nuestra Reverenda Madre, “¡entonces primero debe hacer una visita a Nuestra Señora de Altötting y pedirle a Ella, y luego busque allí mismo! En una reacción de protesta para demostrar que nuestras ideas eran ilusorias, de inmediato miró en Internet... y se encontró de inmediato la "Casa de campo con patio, cerca de Altötting"!

La información que se ofrecía era confusa, lo que nos permitió tener esperanzas de que ese inmueble fuera adecuado.

Fue en la fiesta de “María, Mediadora de todas las Gracias”, que se celebra en nuestra Orden en Julio, cuando dos hermanas fueron a Altötting para inspeccionar la propiedad. La escéptica que externó sus dudas respecto al Claustro, vio con vergüenza y entusiasmo, al entrar a la propiedad, el futuro Claustro. ¡San José pareció saludarla con un guiño de sus ojos!

Ya que la propiedad era muy solicitada, una rápida decisión era necesaria. Alguien fue tan amable de reservarnos la propiedad. Pronto estuvimos decididas a comprarla y realizamos el compromiso verbal –en la fiesta de “María, Madre de Misericordia”. Pero todavía carecíamos del dinero para comprarla. Sin embargo, confiando en Nuestra Señora, en San José, San Antonio, y las Almas del Purgatorio, fijamos la fecha para el 21 de Agosto. La fecha límite era ahora el 15 de agosto. Hasta entonces nos tuvimos que darle tiempo a Nuestra Señora para proporcionarnos el dinero.

Con cada pensamiento para las Ánimas del Purgatorio, siempre recordamos muy intensamente al finado señor Jacob Bichlmeier, a quien le perteneció antiguamente Schnitzlehen. Los herederos de la casa de campo nos dijeron que él siempre tuvo una gran fe. Uno de ellos lo veía frecuentemente arrodillado rezando frente a una hermosa cruz en el patio de su finca. Esta hermosa cruz no la dejaron los herederos –gracias a Dios, pues es apreciada y venerada por almas fervientes- pero varias cruces en las fachadas y en el techo daban testimonio de la piedad practicada aquí. Orar por el descanso del alma de este hombre era una cuestión de honor para nosotras, un hermoso deber que nos dio nuevas esperanzas.

Por la tarde el 15 de Agosto, todavía no recibíamos el dinero necesario, tampoco el 16. ¿Qué pasa? ¿Nos abandonaron nuestros administradores celestiales? Hicimos un último intento para solicitar la cantidad faltante. Y justo antes del término, un Sábado, Sábado de Nuestra Señora, llegaron dos donaciones que nos permitieron viajar para firmar el contrato. La confirmación de ambas donaciones llegó en un día de fiesta de Nuestra Señora: Nuestra Señora de Ransom. En el último momento, nuestra confianza fue premiada: La cantidad correcta llegó en el momento justo para cumplir con el pago. En la fiesta de “María, Madre del Buen Pastor”, el precio fue pagado.

¡Qué lección se oculta en estas dispensaciones de Dios! San José nunca nos da provisiones de antemano. El honor siempre pertenecerá a Dios, a la Virgen y a San José,  también las Almas del Purgatorio  y San Antonio demostraron ser intercesores eficaces - ¡y más aún si esto significa el rescate en el último momento!

Publicamos esta narración de los eventos por otra promesa que hicimos: Que si nuestros pedidos se cumplían, se lo haríamos saber a todos para que Dios sea glorificado.

Ustedes ya conocen el resto de la historia. El 7 de octubre, celebramos el nuevo comienzo con la primera Santa Misa en el Schnitzlehen. Esto no estuvo exento de la mano de Dios: Cuando nuestra Reverenda Madre le sugirió a nuestro Capellán la Fiesta del Santo Rosario como  fecha posible de mudanza, respondió que hasta el 6 de octubre tendría rentada su casa, que previó como su asilo temporal en Altötting, hasta que las habitaciones del Monasterio estuvieran listas para ocuparse.

Nuestros corazones desbordan gratitud. Muchísima gente ha sufrido con nosotros y nos ha apoyado con sus oraciones, nos han ayudado frecuentemente con muchos sacrificios. Nuestra Señora ha guidado maravillosamente los corazones, y sin ustedes nunca habríamos llegado a nuestro objetivo. Cuando se considera el valor de cada uno de los dones, se recuerdan las palabras de Nuestro Señor, “Y cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa” (Mt. 10,42), por tanto ustedes esperen una gran recompensa en la eternidad y en esta vida. Con cada una de sus oraciones, todas sus intenciones estarán presentes ante nuestro Dios y nuestra Reina del Carmelo. Que estos lazos permanezcan, es lo que pedimos fervientemente para el futuro. Les haremos llegar nuestras noticias de cómo va nuestro Monasterio. Queremos que se sintonicen en nuestro himno de acción de gracias al final del año, en un eterno “Te Deum laudamus –Dios Santísimo, alabamos vuestro Nombre”.

Sus hermanas de Nuestra Señora del Monte Carmelo.