Ante
la pérdida de la fe es irrisorio que una jerarquía liberal pretenda imponer el
error invocando la obediencia. El error, el mal no deben ser obedecidos. La
verdad nos enseña a obedecer. El Camino de la obediencia es el camino de la
verdad. No se debe obedecer en nada que disminuya nuestra fe católica,
obedecer en tal caso es pecado.
Vale
más obedecer a Dios que a los hombres, por esto San Pedro dijo: "Hay que
obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5, 29). Sabemos que Dios no
se contradice, por lo cual no puede haber oposición entre la obediencia a los
que en su nombre mandan y la voluntad divina.
Un
ministro de Dios, cuando manda algo mal, no manda en nombre de Dios, sino en su
propio nombre, luego no hay que obedecer, este es el significado de la palabra
de San Pedro.
El
golpe maestro de Satán como bien lo dice Monseñor Lefebvre, consiste en llevar
a la desobediencia por la obediencia, es decir desobedecer a Dios a través de
una falsa obediencia. En definitiva, en materia doctrinal, cuando se atenta
contra la fe y la moral, el argumento fundamental no es en última instancia el
de la obediencia, sino el de la tradición, como nos advierte San Pablo:
"Aun cuando nosotros mismos o un ángel del Cielo os predicare un Evangelio
distinto del que os hemos anunciado, sea anatema (Galatas I, 8). A esto agrega
Monseñor Straubinger: 'El Evangelio no debe ser acomodado al siglo so pretexto
de adaptación. La verdad no es condescendiente sino intransigente. El mismo
Señor nos previene contra los falsos Cristos, lobos con piel de oveja y también
San Pablo, contra los falsos apóstoles de Cristo y los falsos doctores con
apariencia de piedad”. - Nota al versículo 8 de Galatas 1.
La
Sagrada Escritura nos alerta sobre todo esto previniéndonos sobre la pérdida
de la fe, hasta culminar en la gran apostasía universal, así en Tesalonisenses
II -Capítulo 2, versículo 3, San Pablo nos previene de esa apostasía que debe
acontecer: "... nadie os engañe de manera alguna, porque primero debe
venir la apostasía y hacerse manifiesto el hombre de iniquidad, el hijo de la
perdición, el adversario, el que se ensalza sobre todo lo que se llame Dios o
Sagrado, hasta sentarse él mismo en el templo de Dios ostentándose como si
fuera Dios.
Es
nuestro deber conservar la fe y seguir siendo católicos. Esa fe que
desaparecerá: ¿el hijo del hombre cuando vuelva hallará por ventura la fe sobre
la Tierra? (San Lucas, cap. 18, vers. 8). Al respecto comenta Monseñor Straubinger:
"Este impresionante anuncio que hace Cristo no obstante haber prometido su
asistencia a la Iglesia hasta la consumación de los siglos, es el gran Misterio
que San Pablo llama de iniquidad y de apostasía".
Si
hablamos de apostasía o de misterio de iniquidad, no hacemos más que seguir
las Sagradas Escrituras que nos advierten para nuestro bien; Santo Tomás,
comentando a San Mateo 24, 25, descifra el significado de lo que será la gran
tribulación. Nos advierte que se tratará de la perversión de la doctrina cristiana,
por la falsa doctrina. Y si no fueran abreviados los días, no se salvaría
nadie, pues todos caerían en el error. Más adelante en el versículo 29: "...
el Sol se oscurecerá”. Por el Sol se
designa a la Iglesia, que por las tribulaciones que pasará no se la verá
lucir.
En
el mismo sentido, San Cipriano advierte: "no os deis afán para edificar
templos materiales en los cuales al fin y al cabo sabéis que un día se sentará
el anticristo; edificad la fe en los pechos, templos que nadie puede
quemar".
Y
San Hilario considerado el Atanasio de occidente, hace la siguiente reflexión:
"hacéis mal en amar tanto los muros, en fincar así en los edificios
vuestro respeto por la Iglesia y cubrirnos de este pretexto para invocar una
pretendida paz, ¿puede dudarse que el anticristo se sentará en los mismos
lugares?”.
Para
concluir adviértase lo que nos dice San Pablo sobre la actitud a guardar ante
quienes combaten la verdad, en II Timoteo (2 - 24): "... el siervo del
Señor no debe ser litigioso, sino manso para con todos, pronto para enseñar a
sufrir, que instruya con mansedumbre a los que se oponen por si acaso Dios les
concede arrepentimiento para que conozcan la verdad y sepan escapar del lazo
del Diablo, quien los tenía cautivos para someterlos a su voluntad".
Pidamos
a Nuestra Señora mediadora de todas las Gracias, la Gracia de la fidelidad a
Nuestro Señor Jesucristo, para no dejamos arrastrar por el misterio de
iniquidad, el cual está obrando ya y que culminará con el advenimiento del anticristo
para hacerse adorar en lugar santo junto con Satanás, después de arrastrar la
humanidad a la apostasía.
Boletín de la Tradición Católica.
Editado por la Comisión de Cultura de la Capilla San Pío V, Córdoba -
Argentina. Diciembre de 1988.