jueves, 31 de diciembre de 2020

ARGENTINA Y EL ABORTO: DUELO NACIONAL PERMANENTE

 


“Ante el trono de Dios todos los santos claman:

toma venganza de nuestra sangre, Dios nuestro”.

(Antífona de Laudes de la fiesta de Los Santos inocentes, mártires).

 

“La democracia es el mal; la democracia es la muerte.”

(Charles Maurras)

 

“Las matanzas democráticas pertenecen a la lógica del sistema. Las antiguas matanzas al ilogismo del hombre”.

(Nicolás Gómez Dávila)

 

“La democracia celebra el culto de la humanidad sobre una pirámide de cadáveres”.

(Nicolás Gómez Dávila)

 

“La providencia resolvió entregar al demócrata la victoria y al reaccionario la verdad”.

(Nicolás Gómez Dávila)

 

 

Poco después de la fiesta de los Santos Inocentes, masacrados por odio a Cristo Salvador, cuando la Iglesia dice en su Aleluya de la Misa “Alabad niños, al Señor: alabad su santo nombre. Aleluya”; en la Octava de Navidad, cuando la Iglesia reza en sus Misas Puer natus es nobis “Un niño nos ha nacido”; previsiblemente, la inmunda casta politiquera al servicio de la Sinagoga de Satanás, cumpliendo un demorado plan del Nuevo Orden Mundial, hizo sus deberes y aprobó la “ley” de asesinatos de niños por nacer, llamada cobarde y eufemísticamente “interrupción legal del embarazo”. Hasta último momento hubo personajes de los grupos pro-vida empeñados en esgrimir “argumentos científicos” contra esta gente criminosa, inmoral y corrupta, cuando estamos simplemente metidos de lleno en una guerra contra las huestes de Satanás y no resta sino recurrir a las armas espirituales y el testimonio absoluto de la verdad en el combate por el Reinado social de Cristo.

No habiendo podido el diablo impedir que un Niño Jesús naciera, para vencerlo definitivamente, ahora desea imponer el aborto en todo el mundo, obsesionado con esa imagen preñada de sentido simbólico, mientras busca rehacer el Génesis a su manera, completamente invertida. Las vacunas anticovid procedentes de tejidos fetales abortados, parecen ir en el mismo sentido. Cristo vino a traernos vida en abundancia. El diablo desparrama muerte por todas partes, bajo el disfraz hipócrita de la “salud”.

Pero en la Argentina no estamos a la altura del combate, por falta de lucidez y coraje. Son muchos años de adoctrinamiento liberal-democrático.

Dice Nuestro Señor, en Mateo 9,29, para realizar un milagro: “Os sea hecho según vuestra fe”. En la Argentina se ha perdido casi del todo la fe, por eso nos fue hecho según nuestra fe, esto es, una fe masónica y democrática. Esa es la fe que hoy tienen los argentinos (la misma que tiene Jorge Mario Bergoglio, Francisco:http://syllabus-errorum.blogspot.com/2015/03/fe-catolica-o-fe-masonica.html ) ¿Acaso alguien cuestiona este maldito sistema? ¿No fueron el 95% de los votos en las últimas elecciones presidenciales otorgados a los dos candidatos principales, ambos abortistas y serviles de los poderes mundiales anticatólicos y antiargentinos? ¿No acata casi todo el mundo esta “nueva normalidad”, hasta la mayoría de los activistas de la causa pro-vida? ¿Quiénes y cuántos se escandalizaron con la depravación que ha venido imponiendo la democracia desde su “primaveral retorno” en 1983? ¿Podíamos esperar un milagro, o más bien un castigo, ante la degradación moral, el desinterés por la verdad y la falta de caridad en este país? No. Se ha expulsado a Cristo de la sociedad, entonces el diablo toma su lugar. Ya no se predica la verdad, sino el diálogo y el consenso. Pero el enemigo no es tonto, y sabe bien qué clase de guerra lleva a cabo.

Ciertamente, hubo algunas oraciones y acciones meritorias y generosas. Y desde luego que tenemos en primer lugar, para resistir y vencer al enemigo y fortalecernos, el recurso de la oración, pero escribe Santo Tomás que Dios puede actuar sobre el tirano escuchando las súplicas y las plegarias, "más para que el pueblo pueda merecer este beneficio debe cesar de cometer pecados, porque los impíos llegan al poder por permisión divina, en castigo del pecado, conforme dice el Señor en Job 34,30: ‘se hace que reine un hombre hipócrita por los pecados del pueblo’". Como afirma Antonio Caponnetto, “Hacer penitencia y santificarse son acciones de olvidada incidencia política, esto es, de colaboración con el cuidado del Bien Común.”

Quizás los enemigos de Cristo y de la Argentina ya hayan escrito hace mucho tiempo el obituario de nuestro país; en todo caso, sí ha podido escribirse el epitafio, como hizo lúcidamente Walter Beveraggi Allende tras la derrota de Malvinas, en su excelente libro titulado “Epitafio para la viveza argentina”. Los argentinos hemos fracasado, nuestra resistencia es tibia y errada. No hay resistencia política: apenas algunos embates de nuevos representantes de una derecha joven y liberal que no entiende que estamos viviendo las consecuencias del liberalismo, por lo que se meten en un círculo cerrado. El nacionalismo católico es inexistente en su influencia en la sociedad, y salvo algún que otro valioso referente, en general da vergüenza ajena, con su mezcolanza de oportunismo democrático, su folklorismo y provincianismo de utilería y su falta de visión religiosa y sentido de la realidad. No hay resistencia religiosa: ya ni los grupos de tradicionalistas o conservadores asoman la cabeza o recurren a las armas más poderosas del espíritu, debido a la confusión o la pusilanimidad en que han caído. La jerarquía de la Iglesia oficial es totalmente cómplice con los gobiernos masónico-liberales y han dado pruebas de un eunuquismo muy democrático. No hay resistencia popular: porque ya no hay caudillos, líderes ni voluntad de sobrevivir. Parece cumplirse lo que decía el Padre Castellani: "La tragedia de la Argentina es que quiso ser otra, y lo consiguió. Ahora está condenada a ser otra indefinidamente y eternamente, como los brutos animales en la tierra y los condenados en el infierno". Y si este daño parece irreparable y la decadencia irreversible, como apareció el ocaso de su último “ídolo” futbolista recientemente fallecido en un trágico abandono y desespero, sin embargo debemos preservar la idea de la Argentina, la herencia de lo que ha sido la Argentina, lo que nos han legado nuestros maestros, la Argentina que fue un baluarte hispano-católico. Por lo tanto debemos seguir sosteniendo “lo que fue la Argentina”, en tanto que patria cristiana. Así se expresaba el Padre Castellani, en su recordado texto “¿Para qué seguimos?”: “Seguimos hablando para que siga respirando la patria. Mientras habla una nación, no está muerta, aunque esté con el alma en un hilo. Lo que decimos no vendrá a ninguna consecuencia ni producirá nada: sea. Pero sola en medio de la oscuridad, nuestra nación necesita hablar alto para no tener miedo. Para que el día de mañana cuando el historiador diga: "La prepotencia del dinero y la furia de la ambición con el carnerismo de la ignorancia y el miedo hicieron meter la cola entre las piernas o agitarla en innobles zalemas-al‑amo a todos los argentinos...", para que entonces se pueda decir: NO A TODOS, para eso hablamos.”(http://syllabus-errorum.blogspot.com/2013/11/para-que-seguimos.html) Y para eso debemos rechazar las máscaras que intentan imponernos para que la patria ya no tenga rostro ni palabra.

Así es que, como este es un combate de Dios, lejos de dar el brazo a torcer, por el contrario debemos reforzar nuestra decisión de resistencia. Los indecisos no son para estos duros combates. Y ningún argumento ni buen ejemplo puede persuadir a los cobardes. Siempre habrá gente que encuentra "nobles motivos" para no dar las batallas de Dios. Por lo que nos queda a nosotros dar el ejemplo y dar nuestro apoyo a quienes combaten a nuestro lado. ¿Cómo? “Hay que ejercitar sin alarde el valor, la confianza y el temple. Porque la tiranía –enseña Aristóteles- se alianza con pusilánimes, medrosos y desconfiados de sí mismos y de sus amigos. Y promover esos atributos en el comportamiento de los demás…La grey responde si hay egregios. Si ve mercenarios, se desbaratará vencida, si ve perros mudos se amilanará, si ve tibios, se entibiará; mas si percibe un varón santo y lúcido, su ejemplo congregará los ánimos” (Caponnetto).

 

“Luchemos sin descanso, aun sin esperanza de ganar la batalla. ¿Qué importa el triunfo? ¡Adelante siempre, por mucha que sea la fatiga del combate!”.  (Santa Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz)

 

“Dios no nos pide que venzamos, sino que no nos dejemos vencer”. (Padre Leonardo Castellani)

 

“No soy un guerrero que haya combatido con armas de la tierra, sino con la espada del espíritu, que es la palabra de Dios. Así que la enfermedad no ha podido rendirme…Moriré con las armas en la mano”. (Santa Teresa del Niño Jesús y la Santa Faz)

 

Flavio Mateos