Extraído del Capítulo
XI del libro DEMOCRACIA Y PROVIDISMO, Un intento de guía orientadora.
*Sí
al Quinto Mandamiento; no al aborto.
*Toda
vida vale si se vive respetando el Plan de Dios.
*No
hay que probar que el embrión es persona humana desde el principio; sino que el
demonio es homicida y mentiroso desde el principio; y que a él sirven
activamente los partidarios del aborto.
*El
vitalismo o providismo es una filosofía falaz, de peligrosa raigambre pagana y
neopagana. Cristo es la Vida, y sólo por amor a Él, en Él y por Él, tiene
sentido nacer, vivir y morir.
*Salvemos
las dos vidas, si Dios así nos lo permite, si así se lo pedimos y ponemos
nuestro mejor empeño. Pero hay santas, como Gianna Beretta Molla, que
ofrecieron su vida para que viviera el hijo por nacer. Y hay filicidas feroces
a las que hay que salvar de sus garras las vidas de sus hijos, así pierdan las
de ellas.
*El
aborto está financiado y promovido por el Judaísmo triunfante, no por el
Nacionalsocialismo derrotado. En política también está mal abortar la realidad
de los hechos y de sus personajes, aunque ellos resulten en las antípodas de
nuestras convicciones.
*En
el Tercer Reich estaba penado el aborto. La Unión Soviética de Lenín lo
legalizó. En historia también está mal abortar la verdad de lo acontecido.
*Identificar
al abortismo con el nazismo no es banalizar el holocausto. Es parte de un
calculado sofisma conocido como reductio ad Hitlerum, inventado por el hebreo
Leo Strauss en 1951.
*Pedir
valentía es exigir que se señale de una vez la responsabilidad criminal de la
judeomasonería, y la de la de la totalidad de sus sirvientes y cómplices
enquistados en el oficialismo y en la presunta oposición. La cultura de la
muerte que decimos rechazar, también debe obligarnos a no consentir –en ningún
ámbito– la muerte de la veracidad.
*Estar
pendiente del voto de los diputados o de los senadores es justificar la
prevalencia de la coima, de la ruleta electoralera y del número eventual y
fluctuante por sobre el imperecedero Decálogo.
*Nadie
debe permanecer un segundo de vigilia esperando el recuento de sufragios
comprados y vendidos por los hampones del sistema democrático. Sus leyes
perversas son insanablemente nulas frente a la Ley Divina. No seamos rehenes
voluntarios de quienes usan el poder para comportarse como nuestros
secuestradores.
*Santa
Teresa pide no dormir porque no hay paz sobre la tierra; y hay que hacerle
caso. Nos pide militar bajo la bandera de Cristo Rey; no estar atentos al
tablero maloliente de los cuentavotos oficiales.
*No
somos protagonistas de un Boca-River con localidades asignadas para cada bando
en la Plaza del Congreso, y un cordón de seguridad en el medio. No debe
importarnos ser más, sino ser héroes y santos. Sobrenaturalicemos la lid. Es
nuestra mayor y más legítima ventaja.
*La
Constitución ampara hoy la vida del embrión y mañana puede cambiar el artículo
pertinente. Así son sus inicuas reglas de juego impuestas por el liberalismo.
Las Tablas del Sinaí, en cambio, son irrevocables. La Alianza con Moisés es
más importante que el Pacto de Olivos. Sepamos en quién confiar.
*No
amenace a un político con negarle su próximo voto. Amenácelo con la resolución
de no ser jamás partícipe del sistema que lo prohija a él y a sus secuaces. Si
se queda sin su voto hallará otros. Es su especialidad. Si se queda sin
estercolero morirá, porque se alimentan de basura.
*Nadie
está proponiendo el abstencionismo, ni el quedarse de brazos cruzados. Pero la
omisión de la Verdad Entera es más grave que la emisión de un error. Y el
activismo que desprecia y margina a los testigos de la Verdad Entera, para
poder contemporizar con el mundo y sumar adherentes, no es moralmente grato a
los ojos de Dios.
*Estamos
ante un combate de hondas raíces teologales. Quien crea que es una competencia
de plazas más llenas, de cacerolas más ruidosas, de estadios más repletos, de
lenguajes más prosaicos y vulgares, de profesiones de fe democrática o de
marchas más sincretistas, no puede conducir una genuina resistencia. Será
funcional a la forma mentis de la modernidad.
*Cuidado
con los flamantes valientes con carnet de militantes. Viven todavía los
miembros de varias generaciones que pelearon en soledad y en aislamiento,
durante décadas, sin patrocinadores ni estructuras ni medios ni redes
sociales. Su osadía les valió cárceles, persecuciones y amenazas. En tamañas
peripecias fueron dejados solos y aun acusados de extremosos, cuando no de
poetas y soñadores.
*No
ponga como modelos de defensores de la vida a esos personajes del mundillo del
espectáculo y de la farándula, que hasta ayer –pero lo más grave: hasta hoy–
viven dando pésimos ejemplos de promiscuidad, de nudismo, de frivolidad, de
sensualismo desbocado, de inconsistencia intelectual, de memez escandalosa, de
snobismo narcisista y aún de indecencias bien rentadas. Recuerde en cambio que
el buen combate por el Orden Natural y el Orden Sobrenatural –específicamente,
contra el divorcio, el aborto, el pansexualismo, la contranatura, etc.– tiene
antiguos y viejos maestros, muchos de los cuales ya murieron sin que las
jóvenes generaciones jamás se hayan percatado de su magisterio. Se comete
injusticia grave con ellos, al ignorar que hablaron y obraron cuando el tema no
estaba en conocimiento de nadie, pero sí activamente en marcha desde las
usinas del Nuevo Orden Internacional.
*No
hay que hacer la Revolución en sentido contrario. Hay que hacer lo contrario de
la Revolución. Copiar los procedimientos del enemigo es haberse dejado seducir
por sus criterios y modalidades.
*Predicar
la guerra justa no es ignorar cuáles son las condiciones y los requisitos para
que ella pueda ejecutarse; ni es ignorar tampoco que, en las actuales
circunstancias, un estallido clásico de tal guerra justa resulta materialmente
imposible. Predicar la guerra justa es, por un lado, no querer olvidarse de un
concepto y de un curso de acción previstos como posibles y legítimos en el
horizonte cosmovisional de un católico. Cuando Dios lo quiera y si está en sus
planes. Pero no predicar la guerra justa –y desestimar a quienes lo hacen– es
pacifismo ramplón, eunuquismo mental y moral, contemporización comodona y
burguesa. Y produce los efectos ya profetizados por Donoso Cortés: a los
pueblos que en tal miseria incurren, el Señor muda su sexo. Los convierte en un
pueblo hembra, y le envía conquistadores para que le quiten la honra.
*Esta
no es una batalla cromática sino teológica. Tampoco sentimentalista o
sensiblera. Chupetes y escarpines queden al pie de la cuna. En la lid se alcen
los pendones cristeros, los estandartes vandeanos, las aspas de Borgoña, el
Cristo de la Legión y la bandera de Facundo.