“Voy a decirle lo que
hago cuando me encuentro un poco cansada. Miro el Crucifijo, y al ver cómo El
se sacrificó por mí, me parece que lo menos que puedo hacer por El es gastar y
quemar mi vida para devolverle algo de cuanto El me entregó”
Sor Isabel de la
Trinidad, Epistolario, carta 136.