"Cuidado
con los Falsos Profetas, que os vienen con vestido de oveja y por dentro son
lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de las zarzas
o higos del espinacorona?".
(Estas dos parábolas
no pueden unirse con las anteriores; pero pueden unirse lógicamente entre sí, y
también si se quiere con las dos que siguen, en Mateo. Tanto los Lobos Voraces como el Árbol Malo -y los que hablan y no son,
los Falsos Frates pertenecen a los enemigos del Reino adentro del Reino: el
mismo tema).
La peor objeción contra la Iglesia y la peor
tentación es ver la iniquidad adentro de ella, al lado de la sublime pintura
moral que de ella hizo Cristo, aumentada por las esplendorosas pinturas de los profetas
hebreos acerca del Mesías, que no tienen límites ni calo, y parecen
andaluzadas; y más cuando esta iniquidad se siente en carne propia, como la
probaron Juana de Arco, Savonarola y el Arzobispo Carranza, que no cedieron a
ella. Cedieron a ella Lutero, Calvino y la "Protesta" del siglo XVI,
que enarboló como estandarte de rebelión "la corrupción de la
Iglesia"; o más exactamente, de Roma. Muy acrecido, el estandarte es
enarbolado por los impíos actuales. "Ese árbol, el catolicismo, da frutos
malos; por tanto, no puede ser de Dios". Dice Newman que en su tiempo la mayor
parte de los políticos y literatos ingleses decían eso... (Grammar of
assent, VII, 5, al fin).
Cristo
corrigió a los profetas hebreos (o los concretó, mejor dicho) respecto a su Reino. La única respuesta al escándalo de hallar
el mal en la Iglesia, o el abuso, o simplemente la ineficacia e impotencia, es
que Cristo lo predijo de antemano. En
la parábola del Trigo y la Cizaña lo puso paladinamente; en estas parábolas
diseñó a los enemigos del Reino, dentro del Reino, y nos mandó tener cuidado, y
evitarlos.
Tres tipos de ellos enumeró: los Pseudoprofetas,
los Pastores mercenarios y los cristianos de letrerito, es decir, los que Se
dicen y No son; o sea, los Lobos, los que no hacen frente al Lobo y los que no
son ovejas sino chivos... o vizcachones. Los comerciantes disfrazados de
pastores y las no-ovejas disfrazadas de ovejas. En suma, ojo con las
falsificaciones. Y el medio es fijarse en las obras y no en la palabrería, en
los frutos y no en el follaje.
Una buena tarea nos carga aquí Cristo: una
Iglesia militante; donde hay que militar, donde hay peligros continuos, zozobra
y guerra. ¿Y las armas? Nada. Como corderos en medio de lobos; sencillos como
las palomas. Una sola arma: ojo alerta. Más recelosos que las serpientes. Las
parábolas se refieren a la fe, como sesudamente establece Maldonado. (Su editor
Jiménez Font en una nota, llama a la opinión [de Maldonado] [que es simplemente
una evidencia], "literalismo y estrechez". Las notas a un autor son
para aclararlo, o bien reparar un error evidente, no para inferir las propias
opiniones... en contra del autor. Para eso hay que escribir otro libro mejor
que él. Pero este método "risierano", es común hoy día: anotar a un
autor para reventarlo. Lo reprendimos hace 20 años en un libro de Don Struzzo,
editado y recontranotado por Ossorio y Gallardo -Rev. Estudios, tomo 1940).
Estas
parábolas se refieren a lo intelectual y no a lo volitivo, a la fe y no a las obras;
como se ve por la introducción inmediata de los "pseudoprofetas"; los
cuales a veces son correctos en sus costumbres; y eso justamente es parte del
disfraz de oveja. Los fariseos, pues, no eran "pseudoprofetas" (sino
malos pastores) pues dijo Cristo: "Haced todo lo que os dijeren…" aunque
sus ejemplos eran malos. Yo no digo que Voltaire fue una langosta del
Apocalipsis porque haya sido un canallita (como de hecho fue), sino porque sus
libros han hecho malos efectos, y lo hacen de inmediato; en mí incluso, cuando
(por oficio) los leo. Mi conciencia me dice que ese es un árbol malo.
Yo tengo para
mí que las Langostas- Alacranes de la Quinta Tuba del Apocalipsis son
literalmente los que se autobautizaron "Filósofos" (encabezados por
"le roi Voltaire") llamados por la historia Enciclopedistas o Iluministas,
y que en realidad son Sofistas: pseudofilósofos y pseudoprofetas. Hemos
explicado esta exégesis (que es nuestra y no nuestra) en Los Papeles de
Benjamín Benavides, I, c. VI, pág. 68; de modo que no hemos de repetirla
aquí. Copiaremos simplemente el texto del Apocalipsis, y el lector podrá hacerla
por sí mismo, por poco que conozca historia contemporánea. Dice... "La
Revolución Francesa "libertó el pensamiento", es decir, dio por medio
de su famosa "libertad de prensa" (que no es vera libertad, como se
ve hoy día) a los falsificadores de la verdad esa movilidad, alcance, poder y
lustre casi sobrehumanos con que describe el Profeta a las fieras aves que
salieron de una gran humareda (el protestantismo), bajo el mando del Ángel de
la Destrucción, llamado Abbádon en hebreo, Apollión en griego...
Parecen
caballos munidos para la guerra: llevan coronas que parecen de oro, y tienen
rostro como rostro de hombre; y cabellos como cabellos de mujer, y dientes como
dientes de león, y corazas como corazas de fierro y una voz en las alas como la
voz de muchos carros de guerra chirriando en la batalla; pero en la cola tienen
aguijones y son colas como de escorpión, que atormentan pero no matan; y tienen
poder como de escorpión, para no dañar lo que está verde, mas torturar por
cinco meses (de años) a los hombres que no tienen el signo de Dios en la frente
...
El fundamento
de esta exégesis es, primero, que todos los Santos Padres han dicho que estas
langostas eran herejías; y la han ido aplicando a las herejías que iban apareciendo,
de más en más peligrosas; y Bossuet dijo que eran las varias herejías judaicas
que pulularon antes del siglo IV; san Agustín que eran los Maniqueos; Belarmino,
que eran los protestantes; los cuales sin embargo hoy día casan mucho mejor en la
Cuarta Tuba. Y el segundo es que ese otro gran trompetazo trágico del mundo que
fue el iluminismo, casa admirablemente en la Quinta Tuba; pues es de saber que
la única clave de una profecía, como dice Newman, es su cumplimiento; pues
entonces solamente se comprende bien, y antes solamente de un modo general o
vago. Así que yo no pretendo ver más que san Agustín, sino sólo ser posterior a
él; y si por caso veo más, es solamente por estar montado sobre sus hombros,
como un enano sobre un gigante. Esto responde también a un reparo que me puso
por carta un digno sacerdote español de la Provincia (Buenos Aires):
"¿Cómo se atreve usted a corregir al gran exégeta Maldonado?" Solamente
porque me he aprovechado de la grandeza de Maldonado; y después de Maldonado han
venido otros "grandes" que han laborado y llevado más allá su misma grande
obra; de los cuales no soy yo, ciertamente; por ahora. En suma, si el
Apocalipsis es una profecía de toda la historia de la Iglesia en su aspecto parusíaco
(o sea, la Persecución y el Triunfo), es claro que los cristianos irán
viendo más y más claro en él, a medida que la profecía se vaya cumpliendo.
Para volver a nuestros Lobos Rapaces convertidos
en Langostas Alacránicas, estas langostas han causado todos los grandes
desastres actuales; porque su veneno es el error religioso y por el error cae
el hombre; como por la cabeza se pudre el pez. Son desastres diferentes a
los pasados que nos da la Historia; que los ha habido siempre, y morrocotudos.
Se puede marcarlos diciendo que su índole es de pudrición. Un teólogo me decía en Roma: "Todas
las energías del diablo están concentradas hoy día en corromper lo que es
específicamente religioso. Al diablo ya no le interesa (mucho) matar; lo que le
interesa es corromper, envenenar, falsificar... " (Benj. Benav.,
pág. 103). Es decir, le interesa más el
error que el pecado; sabiendo seguro que también cosechará pecado.
Felices
fuéramos si los males de hoy día fueran como los que el poeta Prudencio reprocha
a los cristianos del siglo V: que las "madres cristianas" usaban
rouge y permanentes, y los varones mismos se afeitaban cada día y gastaban
camisas de seda de color y agua Colonia, como si dijéramos; es decir, el lujo y
la molicie. Los males de hoy no son de fuera de la cabeza, sino de adentro. (Hamartigenia,
versos 273 ss. "Toedet sacrilegas matres percúrrere curas...).
Por ejemplo,
todos los grandes socialistas actuales cuentan con la destrucción y eliminación
de la Iglesia; pero no como los antiguos persecutores, golpeándola, sino dejándola
allí y eliminándola por desintegración; por lo cual, uno de sus dogmas y consignas
básicas es "enseñanza compulsiva (obligatoria) laica y
socialista" (Ver Owen y Wells, o Bradshaw y Huxley). Lo dijo y lo redijo
con toda claridad Lenin en sus consignas: procurar hábilmente que los curas
ayuden al triunfo del comunismo (compañeros de ruta o idiotas útiles) que
después la religión desaparecerá sola... o con muy sencilla compulsión. En
suma, ablandar y corromper primero: lo otro sigue solo, como la muerte sigue a
la enfermedad. De modo que el peligro
grande hoy no es el persecutor, la Bestia del Mar (Diocleciano o bien Calles,
en Méjico), sino el engañador, la Bestia de la Tierra (Juliano el Apóstata o
bien... ), que estaba vestida como el Cordero, pero con palabras de Dragón o de
Lobo.
Por los frutos la conoceréis, no por el follaje.
Este signo que dio Cristo no es nada fácil; tanto que lo han aplicado a favor
suyo o lo han aplicado al revés, lo menos tres grandes herejías, maniqueos,
donatistas, calvinistas; y todos los protestantes lo aplicaron al Papado. Yo no sé
qué árbol da frutos venenosos, a no ser el manzanillar (malasombra) o el ombú,
que en Cataluña lo llaman Bellasombra, pero que tiene frutos amargos y aun venenosos...
para los borrachos; árboles que Cristo no conoció, digo, como hombre. Cristo
nombró las zarzas (en la Argentina hubiese dicho la espinacorona, que está
erizada de púas, ningún fruto, poca sombra), y las cañotas, que no dan frutos
malos sino inútiles. Bueno, ya se entiende lo que quiso decir, y esta primera
dificultad no es dificultosa.
Las
dificultades dificultosas son éstas: ¿Acaso los hombres buenos nunca hacen cosas
malas y los malos nunca obras buenas, como pensaron los donatistas y aun quizá san
Agustín? Luego no es verdad que "no puede el árbol bueno dar frutos
malos”; 2) ¿De qué sirve que uno conozca el árbol malo después de haberse
tragado el fruto y envenenándose?; 3) Para ver los frutos malos de una herejía
tienen que pasar muchos años, y así la señal de poco sirve; 4) Hay árboles con
fruto ni bueno ni mal como el naranjo agrio, y la Iglesia actual. (Objeción de
Croce y Toynbee que dicen el catolicismo es hoy
inoperante, inútil y "superado").
La respuesta
general a esto es que ninguna
comparación vale en todo; y por eso decían los antiguos que "omnis
comparatio claudicat"; toda comparación renguea. ("Claudicar"
significa "renguear", y no significa abandonar la doctrina de
Irigoyen como creen los radicales del Pueblo, que acusan de tal abandono a los
Intransigentes; que si vamos a eso, también la han abandonado los
No-Intransigentes).
La respuesta
precisa es que los efectos del mal
árbol, aunque en lo social tarden años en producirse, se producen al instante
en la conciencia; como dije arriba que a mí me hace daño Voltaire en cuanto lo
leo; de donde los que tienen mucha conciencia cristiana (es decir, los hombres
religiosos), perciben de inmediato, por una especie de olfato, el olor de
herejía en las doctrinas nuevas, que las viejas ya están fichadas; y así pueden
alertar al pueblo cristiano, si los deja la autoridad. Por eso dijimos en
el Evangelio (pág. 220), que los sacerdotes deben estudiar y leer las
obras de los "profetas" contemporáneos, por más que les cueste. Ellos
son como los vigías.
Hay que
añadir en fin que Dios suele permitir casi siempre que en los disfrazados con
piel de oveja aparezca en seguida la oreja del lobo ("Abuelita, ¿por qué
tienes orejas peludas?", dice Caperuzarroja). Se manchan con malas obras
los herejes, de entrada. Prisciliano se ensució con mujeres
"profetisas", y así otros muchos; los maniqueos del siglo XII
(albigenses), cometieron depredaciones, tropelías, robos, muertes y motines, además
de obscenidades; lo mismo que los donatistas del IV; los protestantes desde el comienzo
se contaminaron de crímenes enormes. Lo que a Lutero achacaron de "fraile borracho
y disoluto" los escritores españoles de la Contrarreforma mal informados,
no fue verdad; pues el Doctor Martín se casó con Kathe van Borein legalmente, y
fue buen padre y esposo; pero es cierto que es sucio y desaforado de boca
cuando se desboca; y se desboca fácil y tremendamente: es iracundo, soberbio y
mentiroso. Las ediciones que tengo de las Charlas de mesa
("Tischrrede", conversaciones de sobremesa) están expurgadas y
sólo tienen cosas decentes y aun hermosas y santas; pero la edición no expurgada,
que hojeé en Alemania, da cada espumarajo que hay que ver. Dios permite que a
la boca llena de mentira le salgan espumarajos; y es mejor así. Calvino fue de costumbres
austeras, pero su desamor, ferocidad y crueldad fueron potentes. Y así por el estilo
los otros "reformadores", malos árboles, lobos voraces.
He de
advertir aquí que Cristo, el cual se aplicó a sí mismo varios vaticinios de Isaías,
no describió a su Iglesia con los himnos líricos acerca de la restauración de
todo, que abundan en el Profeta desde el comienzo al fin, aunque desparramados;
los cuales algunos Santos Padres acomodaron después a la Iglesia forzándolos no
poco. Pondré un ejemplo del comienzo (11,4) y del final (LXV, 25) de estas
profecías "andaluzas":
Porque de Sión saldrá la Ley
Y la Palabra de Jerusalén
Y juzgará a las gentes
Y argüirá a todos los pueblos
Y fundirán sus espadas en arados
Y sus lanzas en hoces
No levantará espada gente contra
gente
No se aprenderá más el arte de la
guerra...
Se pronuncia
simplemente la abolición de la guerra en el mundo por obra de la Ciudad de
Dios. Y al final:
Y será: antes que hablen. Yo
escucharé
Están todavía hablando yo los oiré:
Lobo y cordero pacerán juntos
León y buey comerán heno
Y el pan de la víbora, polvo;
No dañarán ni matarán
En todo mi monte santo, dice Dios.
Universal paz
y concordia en la Iglesia, por tanto. Con Newman y con toda
cabeza sana,
estas profecías no se han cumplido aún… totalmente, ("and that reversal
has no yet be en granted to us, it is true"… Grammar of Assent, X,
§ 2,3) Y por tanto se han de cumplir un día. ¿Cuándo? ¿En el milenio? Yo no lo
sé; sé que no se han cumplido; y que por tanto se habrán de cumplir "hasta
la última tilde", dijo Cristo. Se cumplieron espiritualmente en el
"typo", en la Iglesia; se habrán de cumplir literalmente en el" antitypo",
para hablar técnicamente. No son profecías mesiánicas solamente, sino netamente
parusíacas.
Quedará una
cosa importante (lo más importante) que sería considerar a nuestro país y los
estragos aquí de los Lobos Voraces, Malos Pastores, y Católicos de Letrerito. Pero
esto ya va para largo; ocasión habrá, si Dios quiere. Hay más días que
longanizas.
R.P. Leonardo Castellani – “Las parábolas de
Cristo”.