El
blog Unam Sanctam, hizo una breve exégesis del pasaje bíblico que manipuló
Bergoglio para insultar y atacar las Tradiciones en la Iglesia católica, que
demuestra que Bergoglio sigue distorsionando la Escritura.
¡Los
que se resisten al cambio son rebeldes obstinados, idólatras y son culpables de
“adivinación”!
Cristianos
obstinados y rebeldes.
“Los cristianos obstinados en el
‘siempre se hizo así’, ‘este es el camino’, pecan: pecan de adivinación…Y
también es un pecado de idolatría la obstinación: ¡el cristiano que se obceca,
peca! Peca de idolatría”.
Francisco 18 enero, 2016
Tenga
en cuenta la forma en que Francisco interpreta este pasaje. Saúl ha
desobedecido a Dios y perdió el reinado. ¿Cuál fue su desobediencia? Según
Francisco, era que Saúl se negó a obedecer a Dios, apelando a la tradición.
“Siempre se ha hecho así”, es como Bergoglio parafrasea a Saúl. “Pero Dios,
esta vez, no quería eso.” Saúl es retratado como obstinadamente aferrado a una
tradición que ahora es contraria a la voluntad de Dios. Dios está tratando de
innovar con un nuevo mandato. Saúl no está abierto a la “novedad del Señor.” Él
se ha cerrado a sí mismo fuera de las “sorpresas” de Dios y se refugió detrás
del velo de las costumbres “sin sentido”.
Así
que de acuerdo a la errónea exégesis de Francisco, Dios es el innovador y Saúl
es el que obstinadamente se resiste al cambio.
El
problema es que las Escrituras indican exactamente lo contrario. Si leemos 1
Samuel 15, vemos que Saúl ni una sola vez apela a alguna costumbre de la
tradición para justificar su desobediencia. Él simplemente se excusa. […] Estas
son los únicas dos justificaciones que Saúl ofrece para su comportamiento. Él
no apela a la tradición, la costumbre, o que “siempre se ha hecho así”. Por lo
tanto, la dicotomía que Francisco intenta crear entre Saúl tradicionalista y
Dios el innovador no está apoyada por la Escritura.
[…]
Lejos
de ser una “sorpresa”, el mandato para erradicar los amalecitas fue establecido
muchas décadas de siglos anteriores.
La
implicación de esto es que el pecado de Saúl no es una obstinación aferrándose
a la tradición, ¡sino más bien una innovación!
Dios
había exigido tradicionalmente la destrucción del ganado dedicado; Lo hizo
nuevamente en 1 Samuel 15: 2-3. Saúl no fue tradicionalista, sino innovador. Él
desobedeció la tradición de la guerra Herem por reservar ese ganado destinado a
la destrucción. Samuel y Dios reprocharon a Saúl no por aferrarse
obstinadamente a una tradición, sin por apartarse de ella.
NOTA SYLLABUS:
Explica
Mons. Straubinger que “la guerra contra los amalecitas se llama guerra del
Señor, por el odio que este pueblo mostraba contra el pueblo escogido”. Contra la
voluntad de Dios de que fuesen exterminados, Saúl prefirió escuchar las
opiniones humanas, siendo “el prototipo del humanista, siempre dispuesto a
preferir las opiniones humanas a las divinas y los bienes humanos a la amistad
de Dios” (Mons. Straubinger). (Sobre el credo humanista de Bergoglio,
véase acá).
En efecto, no fue el
pecado de Saúl el “aferrarse a lo que se ha hecho siempre”, sino simplemente
desobedecer el mandato de Dios. “Siempre se hizo así” es una adición inventada
por Francisco que no está en el pasaje bíblico explicado en la homilía. No hay
ninguna “sorpresa” por parte de Dios en el mandato de acabar con sus enemigos
amalecitas. Por lo que podemos ver que la similitud entre Saúl y Francisco son
notables. “Su pecado principal está en su espíritu de soberbia –dice Mons.
Straubinger del rey Saúl- que le hace creerse más sabio que Dios y lo lleva a
la mentira para justificarse”. Así Francisco distorsiona la Palabra de Dios
para justificarse atacando a los tradicionalistas, luego podrá hacer las
innovaciones que le harán parecer más sabio que Nuestro Señor, por ej. en el
cambio de la ceremonia del lavatorio de pies del Jueves Santo, instituida
por Jesucristo y mantenida a lo largo de toda la historia de la Iglesia.
Saúl pretendió que “la desobediencia a
Dios tuvo un motivo edificante”. Francisco en cambio y para peor encubre la
desobediencia afirmando que es obediencia al Espíritu Santo. “Monstruo de doblez” llama Mons. Straubinger al desgraciado Saúl. (Puede leerse la
homilía de Francisco acá.)