sábado, 2 de noviembre de 2013

EL ERROR ES ESENCIALMENTE INTOLERANTE


“Sólo la verdad es tolerante y no persigue jamás a nadie, ella se limita a impedir hacer el mal. El error es esencialmente intolerante, y desde el momento en que se siente fuerte, una escuela, un partido o una secta tiende a manifestar su poder suprimiendo a sus adversarios, injuriándolos, sobre todo impidiéndoles hablar. El derecho a hablar, alabadísimo por los liberales —al punto que lo consignan en la constitución y lo hacen el elemento privilegiado del parlamentarismo— no les parece aceptable mientras no les asegure las inmunidades del monólogo e impida toda crítica. Su mayor aspiración, lo que más les gusta, es el incensario para ellos y, para los adversarios, las cadenas y la mordaza”.

Mons. Fèvre, “Histoire critique du catholicisme liberal”.