BOLETÍN DE LA SANTA CRUZ
JUNIO 2014-N°50
Muy
estimados amigos y benefactores,
En este momento dramático
de la vida de la Iglesia, momento en donde la crisis, prolongándose, toma
aspectos completamente inesperados, hay que, más que nunca, llevar a cabo el
buen combate de la fe católica con ánimo y valor.
¿Quién hubiera podido
creer que un día los benedictinos, capuchinos y dominicos de la Tradición
tuvieran a sus candidatos retardados para su Ordenación o amenazados de serlo
por haber mantenido una conducta que el mismo Monseñor Lefebvre aconsejó y
siguió? ¿Quién hubiera podido creer que uno de los cuatro obispos consagrados
por Monseñor Lefebvre sería expulsado de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X,
siendo que su posición en la crisis actual permanece más fiel a la enseñanza y
a las directivas prácticas de Monseñor Lefebvre que Menzingen? ¿Quién hubiera
podido creer que antiguos sacerdotes como los padres Faure, Pivert, de Mérode
como tantos otros, se encontrarían un día fuera de la Fraternidad para seguir
siendo fieles a las orientaciones de Monseñor Lefebvre? ¿Quién hubiera creído
que no solamente los sacerdotes, sino también los laicos, entre los
combatientes de la primera hora, serían tratados de manera semejante por las
mismas razones?
Todo esto es para
hundirnos en la angustia y paralizarnos en la acción a realizar para continuar
la obra de restauración católica.
Pero no hay que sucumbir
a esta tentación. Hay que volver a partir al combate como Monseñor Lefebvre,
siempre lleno de ánimo en medio de las peores dificultades. Imitemos a aquellos
que nos han precedido, incluso si no somos numerosos, recordemos la visión con
la cual el profeta Eliseo fue beneficiado, él, que había orado al Señor de
mostrar a su servidor que los que estaban con él eran más fuertes y más
numerosos que los que estaban en su contra:
“Y el Señor abrió los
ojos de su servidor y él vio, y he aquí que la montaña estaba llena de caballos
y de carros de fuego en torno a Eliseo” (IV Reyes VI, 16).
Será lo mismo para
nosotros, si permanecemos fieles a la enseñanza y a las directivas de aquel
gracias al cual las puertas del Infierno no han prevalecido.
Padre Prior
DOCTRINA
Una recensión anónima
acreditada por Menzingen le reprocha al libro del Padre Pivert « Nuestras
Relaciones Con Roma » de centrar indebidamente el combate de Monseñor
Lefebvre sobre la cuestión de Cristo Rey.
Pero fue el mismo
Monseñor Lefebvre que lo afirmó, como lo podemos ver en este pasaje:
“He aquí lo que constituye nuestra oposición y es la razón por la cual
no existe posibilidad de entenderse. Y no es tanto la cuestión de la Misa, dado
que la Misa es precisamente una de las consecuencias del hecho que quiso
acercarse al protestantismo y, por ende, transformar el culto, los sacramentos,
el catecismo, etc...
La
verdadera oposición fundamental es el Reinado de Nuestro Señor Jesucristo.
Opportet Illum regnare, nos dice San Pablo, Nuestro Señor vino para reinar.
Ellos dicen no, y nosotros decimos sí, con todos los papas”.
(Mons. Marcel Lefebvre,
“La Iglesia Infiltrada por el Modernismo”, Ediciones Fideliter - 1993 – pág.
70).
¿Ha cambiado Menzingen de
posición? Nosotros queremos conservar la doctrina y las directivas que Monseñor
Lefebvre nos legó porque él es el eco fiel de la Tradición.
Que se relea « Le
Destronaron ». Todo está allí. El solo título nos muestra el lugar de
Cristo Rey en el combate de Monseñor Lefebvre.
Hay que decir más que eso. Cristo Rey no solamente fue el centro de las
dificultades entre Monseñor Lefebvre y Roma liberal. Cristo Rey es el centro
del drama de los tiempos modernos. ¿Por qué fue guillotinado Luis XVI? ¿Por qué
la Vendée fue devastada, los Estados Pontificios ocupados, García Moreno
asesinado, los Cristeros aplastados, quince mil sacerdotes, religiosos y
religiosas martirizados en España y la libertad religiosa proclamada en el
Vaticano II por solicitud de la organización judía B'nai B’rith? Finalmente, ¿por
qué Nuestra Señora pide la Consagración de Rusia a su Corazón Inmaculado sino
para que su divino Hijo reine sobre el mundo entero? “No queremos que Él reine
sobre nosotros”, gritan los impíos. Nosotros, al contrario, decimos: “Que venga
tu Reino”. Este es el centro del combate de Monseñor Lefebvre y de toda la
Iglesia de la cual Monseñor Lefebvre fue el hijo más digno, fiel y devoto.
Continúa...