“Pero el Bufón
estaba hablando con la Zorra y el público impaciente, bajo la suave claridad
que vertían las lámparas de luz lunar, reclamaba el sólito baile”.
(Su
Majestad Dulcinea, Leonardo Castellani)
“-¡Cuidado con
las viudas, Panchampla! –gritó el Bufón; y la gente rompió a reir”
(Su
Majestad Dulcinea, Leonardo Castellani)
“El Cardenal
Panchampla, no del todo tranquilizado, hacía notitas apresuradas en el menú.
Luego, a una seña del locutor, se puso de pie y con las manos pidió silencio.
-¡Amadísimos
hermanos e hijos muy queridos en Nuestro señor Jesucristo!-dijo. El Espíritu
Santo me ha elegido para gobernar esta porción escogida de su redil…Yo soy muy
democrático, yo soy como uno cualquiera de ustedes, ustedes saben que yo soy
como uno cualquiera: el Espíritu Santo podía haber elegido a uno cualquiera de
ustedes, a Monseñor Fleurette nuestro insigne orador, a Monseñor Papávero,
nuestro insigne cultor de las Musas, al Excelentísimo señor Deán, águila del
derecho canónico, incluso a uno de aquellos jóvenes que tanto nos preocupan y a
quien tanto amamos (aplausos fragorosos en la última mesa), supliendo los años
naturalmente, porque “malitia supplet etatem”. Podía haber escogido a
cualquiera, y yo sería su más rendidísimo súbdito; pero he aquí que ha sucedido
esto que aún me sorprende “che mi fu tolta e il modo ancor mi surprende”, como
dijo el Poeta del medievo. Y desde el momento que el Espíritu Santo
inexplicablemente ha elegido a mi humilde persona (aplausos) y que Dios me ha
dicho: “¡Siéntate a mi diestra!”, es evidente que lo que cumple ahora para
cumplidamente llenar las voluntades de lo Alto, es la sumisión más absoluta, la
obediencia de fe sobrenatural, la abnegación perfecta en mis manos de todas
voluntades y juicios,-eso es- que a mi vez y correlativamente será
correspondida con…
(Su
Majestad Dulcinea, Leonardo Castellani)
“-¿Y cuál Credo
le parece más absurdo de todos?
-El catolicismo
aerodinámico, ese Movimiento Vital Católico de ahora –respondió rápidamente-.
Más que absurdo, me parece ridículo. No lo puedo ni ver.”
(Su
Majestad Dulcinea, Leonardo Castellani)
“”-¿Cree usted
en la profecía del Abad Malaquías? –gritó Mandrioni de abajo.
-Yo no creo más
que el Credo –respondió el jefe-. En esa profecía privada ni creo ni dejo de
creer. La uso como mero punto de referencia.
-Pero ¡falta Flos
Florum, según la profecía! ¡Yo creo en
ella!
-Flor
de las flores, puede ser Cecilio primero,
el Antipapa. Ese inglés protestante mal convertido desciende en línea recta del
Gran Cécil, el ministro de Isabel la Sanguinaria; tenía su residencia en Flowers-Valley
y es Duque de Blossom: flor de flores. El lema de Flos Florum puede ser irónico”.*
(Su
Majestad Dulcinea, Leonardo Castellani)
*NOTA
SYLLABUS: Castellani terminó de escribir este libro en 1955. El lema Flos
Florum –allí aplicado a un antipapa- iba a corresponder, según el listado de la
profecía, a Pablo VI, pues su escudo contiene la flor de lis (flor de las
flores). Ahora bien, Jorge Bergoglio nació y se crió en el barrio porteño de
Flores, allí descubrió su vocación y allí regresaba siempre en Semana Santa
para dar misa en su basílica. ¿De Cecilio Primero a Francisco Primero?
Aunque estéis en
la cima
No creáis que
véis todo o que sois todo.
No es para
siempre estar encima,
El hombre para
Dios es siempre lodo.
Dios nos libre
de burros y sus coces
Y de los hombres
que se sienten dioses.
(Su
Majestad Dulcinea, Leonardo Castellani)