Leemos
en Gálatas 5 la explicación de la conducta de estos rabiosos agresores:
Ahora bien, las obras
de la carne son conocidas:... odios, discordias, celos, iras, rencillas,
divisiones, disensiones, envidias... y cosas semejantes; sobre las cuales os
prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el
Reino de Dios. En cambio el fruto del Espíritu es caridad, gozo, paz,
constancia de ánimo, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, templanza...
Porque los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus vicios y
concupiscencias. Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el
Espíritu. No seamos codiciosos de vana gloria, irritando los unos a los otros,
envidiándose los unos a los otros mutuamente.
Y
en Santiago 3 se dice:
¿Quién es sabio y
entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en
mansedumbre de sabiduría. Pero si tenéis celo amargo y contienda en vuestro
corazón, no os gloriéis ni seáis mentirosos contra la verdad, porque esta
sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino que es terrenal, animal,
diabólica. Porque donde hay celos y litigio, allí hay perturbación y toda obra
perversa. Mas la sabiduría que viene de lo alto, primeramente es pura, después
pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no
condenadora y sin simulación.
Recemos
por ellos para que Dios les dé su paz.