Con su
acostumbrada agudeza y conocimiento exegético Monseñor Straubinger (1) se
refiere al misterio de iniquidad en los siguientes términos:
El misterio
de iniquidad (II Tes. 2, 7), que culminará en el Anticristo y su triunfo sobre
todos los que no aceptan aquel misterio de la sabiduría, y "ya está
operando" desde el principio, en forma de cizaña mezclada con el trigo, a
causa del dominio adquirido por Satanás sobre Adán, y mantenido
sobre todos sus descendientes que no aprovechan plenamente la
redención de Cristo. Es, no sólo el gran misterio de la existencia del
pecado y del mal en el mundo, no obstante la omnipotente bondad de Dios, sino
principalmente, y en particular, el misterio de la apostasía ( Tes. 2, 3), con
el triunfo del Anticristo sobre los santos (Apoc. 13, 7), con la mengua de la
fe en la tierra (Luc. 18, 8), y, en una palabra, con la aparente victoria del
Diablo y aparente derrota del Redentor por la apostasía, que nos rodea hasta
que El venga a juzgar el mundo y triunfar gloriosamente en los misterios más
adelante señalados para el fin.
A su vez el
Padre Castellani (2) comenta con profundidad e ingenio:
Las dos
fuerzas antagónicas que pelean en el mundo desde la Caída se tenderán en el
máximo esfuerzo. Los santos serán derrotados y vencidos por todas partes. La
apostasía cubrirá el mundo con un diluvio. La iniquidad y la mentira tendrán
libre juego. El poder político más poderoso que haya existido no sólo
perseguirá la Religión a sangre y fuego, sino que se revestirá de religiosidad
falsa. Y los pocos fieles a Cristo parecerán perder el resuello cuando, separado
el Obstáculo, aparezca en la tierra el Hijo de Perdición, aquél en que Dios no
tiene parte y que Cristo no se dignó nombrar siquiera: el Anticristo... El
Otro.
El Misterio
de Iniquidad es el odio a Dios y la adoración del hombre. Las Dos Bestias son
el poder político y el instinto religioso del hombre vueltos contra Dios y dominados
por el Pseudo Cristo y el Pseudoprofeta.
El Obstáculo
es, en nuestra interpretación, la vigencia de Orden Romano.(*)
La Gran
Ramera es la religión descompuesta y entregada a los poderes temporales, y es
también la Roma étnica, donde este Misterio de Iniquidad se verificó por vez
primera, a los ojos deslumbrados de Juan el último Apokaleta.
La adoración
del hombre con el odio a Dios ha existido siempre. "Ya funciona el
Misterio de Iniquidad -dice San Pablo a los de Tesalónica-; solamente está
sujetado, y vosotros sabéis cual es el Obstáculo."
El Misterio
de Iniquidad es el principio de la Ciudad del Hombre, que lucha con la Ciudad
de Dios desde el comienzo; es la raíz de todas las herejías y el fuego de
todas las persecuciones; "es la quietud incestuosa de la criatura asentada
sobre su diferencia específica"; es la continua rebelión del intelecto
pecador contra su principio y su fin, eco multiplicado en las edades del
"No serviré" de Satanás.
La cúspide
del Misterio de Iniquidad es el odio a Dios y la adoración idolátrica del
Hombre.
El Misterio
de Iniquidad tiende a corporizarse en cuerpo político y aplastar a los santos.
Él fue quien condenó a Sócrates, persiguió a los profetas, crucificó a Jesús, y
después multiplicó los mártires; y él será quien destruya la Iglesia, cuando,
retirado el Obstáculo, se encarne en un hombre de satánica grandeza, plebeyo
genial y perverso, quizá de raza judía, de intelecto sobrehumano, de maldad
absoluta, a. quien Satán prestará su poder y su acumulada furia.
La Iglesia
asistida por el Espíritu Santo, obstaculiza esa manifestación y la reduce,
apoyada en el orden humano que el Imperio Romano organizó en cuerpo jurídico y
político; pero llegará un día, que será el fin de esta edad, en que
desaparecerá el Obstáculo. El Espíritu Santo abandonará quizá este cuerpo
social histórico, llamado Cristiandad, arrebatando consigo a la soledad más
total a los suyos, dándoles dos alas de águila para volar al desierto. Y entonces
la estructura temporal de la Iglesia existente será presa por el Anticristo,
fornicará con los reyes de la tierra - al menos una parte ostensible de ella,
como pasó ya en su historia-, y la abominación de la desolación entrará en el
lugar santo. "Cuando veáis la desolación abominable entrar donde no debe,
entonces ya es".
¿Será el
reinado de un Antipapa, o Papa falso? ¿Será la destrucción material de Roma?
¿Será la entronización en ella de un culto sacrílego?
No lo
sabemos. Sabemos que el Apokalypsis al describir la Gran Prostituta, señala con
toda precisión "la ciudad de las siete colinas": interpretación dada
por el mismo Ángel que a San Juan adoctrina.
Para que
todo esto ocurra, el Padre Castellani dice más adelante precisando (3) cual
deberá ser la situación de la Iglesia.
Cuando la
estructura temporal de la Iglesia pierda la efusión del Espíritu y la religión
adulterada se convierta en la Gran Ramera, entonces aparecerá el Hombre de
Pecado y el Falso Profeta, un Rey del Universo que será a la vez como un Sumo
Pontífice del Orbe, o bien tendrá a sus órdenes un falso Pontífice, llamado en
las profecías el "Pseudoprofeta" (4)
Por eso el
Padre Meinvielle (5) dice al respecto:
El misterio
de iniquidad consiste precisamente en que el "Aparato publicitario de la
Iglesia" que debía servir para llevar las almas a Jesucristo, sirve en
cambio para perderlas y esclavizarlas al demonio.
Aquí está el
"misterio de perversidad"; Que la sal se corrompa y deje de salar
(Mt. 5, 13). Fíjese bien el lector que no decimos que la Iglesia deje de llevar
las almas a Jesucristo. La Iglesia es indefectible y durará como tal hasta el
fin. Pero la Iglesia de Jesucristo puede no identificarse con el "Aparato
publicitario de la Iglesia”.
(...) Unos
años más, y de no intervenir directamente la mano de Dios, el "Aparato
publicitario de la Iglesia Católica" profesará una religión completamente
distinta de la que nos enseñó Jesucristo y que nos han transmitido los Padres,
Doctores y Santos de la Iglesia doblemente milenaria. De aquí este furor
satánico que se ha desatado contra la Iglesia pre-conciliar.
(...) La
Iglesia estaría hoy gobernada en gran parte por judíos, masones y comunistas.
Gobernada contra los intereses de la Iglesia misma. Aquí está el Mysterium
iniquitatis.
Pero la
Iglesia y el mundo están en definitiva gobernados por Dios. La Providencia
permite el mal en vista de un mayor bien y, sobre todo, del bien de los
elegidos. La Historia tiene su razón de ser a causa de Jesucristo y de su
Cuerpo Místico. Por esto, el momento presente de la Iglesia y del mundo hay
que mirarlo con ojos sobrenaturales. Lo esencial es nuestra adhesión
inquebrantable a Jesucristo. A Jesucristo el de siempre....
(*) Esto
piensa el Padre Castellani junto con muchos Padres de la Iglesia, pero si nos
atenemos a lo que dice Santo Tomás en su comentario a II Tes. 2, 3 podemos
decir que obstáculo es la Fe católica.
(1)
Espiritualidad Bíblica p. 174
(2) Cristo
¿vuelve o no vuelve? p. 24-25-28-29.
(3) Ibidem
pág. 35
(4) Léase
bien este parágrafo: no dice que la Iglesia perderá la fe, como tampoco la
Sinagoga había perdido la fe del todo cuando la Primera Venida. "En la
cátedra de Moisés... Haced, pues, todo lo que os dijeren..."
La Gran
Apostasía predicha por Cristo y San Pablo puede entenderse, sin exageración, de
una manera ortodoxa.
(5) El
Progresismo Cristiano págs. 131- 132- 134- 135
Boletín de la Tradición
Católica. FSSPX. Córdoba, enero de 1989.