“La prueba más evidente de la cólera de
Dios, y el castigo más terrible que Él puede enviar al mundo, se manifiesta
cuando permite que Su pueblo caiga en las manos de padres que son más de título
que de hecho, padres que practican la crueldad de lobos en vez de la caridad y
del afecto de pastores dedicados… “Cuando Dios permite estas cosas, eso es una
prueba muy clara de cómo está muy airado con Su pueblo, y deja caer sobre él Su
cólera más temible. Es por eso que clama sin cesar a los cristianos: “Convertíos a mí, oh hijos rebeldes…Y os daré
pastores según mi corazón” (Jer. 3:14-15). Así, las infidelidades en las
vidas de los sacerdotes constituyen un flagelo que cae sobre las personas como
consecuencia del pecado”
San Juan Eudes, The Priest: His Dignity and Obligations, Kenedy and
Sons, Nueva York, 1947, reimpreso por Immaculate Heart Publications, Buffalo, NY,
págs. 9-10.
“San Juan Eudes explica que el castigo
más terrible que Dios puede enviar a Su pueblo es darle sacerdotes malos (que
obviamente incluye malos Obispos y Cardenales y hasta podría incluir al Papa).
… “[Hoy] tenemos la infiltración de todos tipos de gente corrupta dentro del
sacerdocio. Es obvio que Dios está muy enfadado con Su pueblo a causa de todos
los malos sacerdotes que ahora vemos en la Iglesia, sobre todo por los
escándalos en los que se ven implicados… Pero hay algo todavía peor que esos
escándalos de sacerdotes y obispos corruptos y perversos. Peor aún es la
corrupción de nuestra Fe católica por los llamados ‘defensores’ de la Fe.
“Aquellos que pretenden que el ‘magisterio vivo’ tome precedencia sobre las
definiciones dogmáticas, inmutables e infalibles, están conduciendo incontables
almas al infierno. La perversión de los sacerdotes, Obispos y Cardenales que
dicen que no es necesaria la conversión de los incrédulos a la Fe católica es
una mayor perversión que la pedofilia – siendo la pedofilia una perversión abominable.
Esta herejía – aunque fuese promovida por los Cardenales gozando del apoyo
implícito o explícito del Papa – no cambiaría en nada la perversidad de tal
enseñanza. “Aquellos que defienden tal enseñanza del ‘Magisterio vivo’ o han
perdido su fe o han sido ignorantes de ella por completo, toda su vida. Pero su
ignorancia en este asunto no necesariamente les perdona del pecado grave”.
Padre Nicholas Gruner “Truth Does Not Change: If We Lose Dogma, We Lose Our
Soul”, Fatima News and Views, el 30 de enero de 2014, pág. 4;