"Lo que sí
sabemos, porque él nos lo dijo, es que el Papa Francisco quiere transmitir una
actitud de vive y deja vivir hacia
la Forma Extraordinaria."
"La política
atribuible directamente al Santo Padre ha sonreído a la FSSPX".
Un
Extraordinario Giro de los Acontecimientos
Francisco confunde a aquéllos que lo presentaron como enemigo del tradicionalismo. El movimiento realmente está floreciendo gracias a su actitud de “vive y deja vivir”.
Hemos destacado algunas partes con negrita.
Por Joseph Shaw,
presidente de Latin Mass Society
Los que esperaban
Papa Francisco pusiera freno a la liturgia tradicional, liberada por Benedicto
XVI, tienen razones para estar decepcionados. Apenas la semana pasada Arzobispo
Malcolm McMahon de Liverpool anunció que la impresionante iglesia de Santa
María Pugin, en Warrington, se convertiría en un centro para la forma
extraordinaria a cargo de la Fraternidad de San Pedro. Esto eleva a cinco el
número de diócesis inglesas que han acogido o a la Fraternidad o el Instituto
de Cristo Rey, otro instituto sacerdotal dedicado a la liturgia tradicional.
Cada uno de esos institutos tradicionalistas ha ordenado a un joven clérigo en Inglaterra y Gales este verano. Esto es probable que continúe en el futuro previsible.
Mientras tanto, una diócesis inglesa ha establecido formalmente una parroquia bi-ritualista, donde ambas formas del Rito Romano, la Ordinaria y Extraordinaria, se celebrarán una al lado de la otra. En noviembre, el cardenal Raymond Burke estará celebrando el Sacramento de la Confirmación para los niños y adultos de todo el país en Londres, en la forma extraordinaria, a petición de la Sociedad América Misa.
Incluso aquellos que no habían prejuzgado el papado del Papa Francisco pueden estar sorprendidos con estos avances, los cuales no se limitan a Inglaterra. La política atribuible directamente al Santo Padre ha sonreído a la FSSPX, un instituto sacerdotal dedicado a la liturgia tradicional, el cual fue supuestamente suprimido en 1975 y ha estado operando desde entonces sin la supervisión de Roma.
Las discusiones
teológicas formales para reestablecer a la FSSPX a una posición correcta, parecieron terminar en
fracaso bajo Benedicto XVI, pero han continuado los gestos
amistosos desde el Vaticano.
De conformidad a
la política del papa Francisco cuando era Arzobispo de Buenos Aires, la FSSPX
acaba de ser reconocida como un grupo católico por el Estado argentino, para
fines administrativos. A los miembros de la FSSPX se les sigue
permitiendo celebrar misas en las basílicas de lugares importantes de
peregrinación, como Lourdes y Lisieux.
Muchos
observadores quedaron atónitos cuando escucharon que el líder de la FSSPX,
Mons. Bernard Fellay, fue designado “juez de primera instancia” por
la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe, en los procedimientos
canónicos relativos a un sacerdote de la FSSPX. Monseñor Fellay señaló más
tarde que tales disposiciones prácticas han sido rutina durante 10 años. Los que han estado diciendo que la FSSPX no
es sólo "irregular", sino actualmente "cismática", han
tenido que resignarse.
A pesar de estos avances
sorprendentes, muchos retratan al Papa Francisco como un enemigo implacable
del movimiento tradicionalista. Ellos construyeron esta versión en torno a las dificultades a los Franciscanos
de la Inmaculada, una joven orden vigorosa que era cada vez más amigable con la
Forma Extraordinaria, que intervino la
Congregación para los Religiosos y la puso bajo una nueva administración. A este
caso puede añadirse el trato dado a varios Obispos y prelados amigos de la
Tradición.
Estos incidentes
no han sucedido accidentalmente, pero la forma en que encajan en el gran
plan franciscano es difícil de determinar. En cada caso hay factores
que complican, como las políticas de la
Iglesia y las personalidades fuertes. Incluso en conjunto, ellos no anulan las otras cosas que están
sucediendo. Puede ser que el papa Francisco no necesite o no quiera una
política de apariencias más coherentes, si eso
pudiera hacer ignorar importantes diferencias que se dan entre los casos. También
podría ser que estos eventos no son atribuibles directamente al Santo Padre.
Lo que sí sabemos,
porque él nos lo dijo, es que el Papa Francisco quiere transmitir una actitud
de vive y deja vivir hacia la Forma Extraordinaria. Está claro que él no tiene una visión litúrgica
que desee imponer a la Iglesia y no está excesivamente preocupado por
las sutilezas legales. Su enfoque está en otra parte, en una serie
de problemas prácticos y pastorales urgentes. En
lo litúrgico, él parece contento de que los acontecimientos sigan su curso. Sobre
el estatus jurídico de la FSSPX, estaría más abierto que los papas
conservadores a algo incompleto, un arreglo práctico, como un paso en la
dirección correcta. Él ha creado un espacio para un debate menos
acalorado, una oportunidad para que los sacerdotes y laicos experimenten tanto
lo antiguo como lo nuevo y, con suerte y con el Espíritu Santo, un proceso de
una mejor práctica litúrgica,
en cualquier de ambas formas, reemplazando lo
que no es muy bueno.
En
un balance, el pontificado franciscano no está impidiendo el redescubrimiento
de la tradición al clero y a los laicos católicos. Unos bien intencionados
retoques oficiales, por el contrario, siempre conllevan el peligro de que la
estabilidad y la coherencia del antiguo Misal se vean comprometidas. Unas
décadas de hacer vista gorda [benign
neglect] puede ser exactamente lo
que necesita el movimiento en favor de la forma extraordinaria.