“La
hipocresía es la gran tentación desde hace quinientos años, si lo pensamos
bien. La Cristiandad ha estado presente durante mil años pero con Lutero empieza
su declive. A partir de ese momento hay que aparentar el ser cristiano. Desde
entonces se van encadenando una serie de sistemas hipócritas. Por ejemplo el
protestantismo, el jansenismo, el liberalismo, el comunismo, el modernismo, el
neomodernismo…y ahora el tradicionalismo corre el peligro de caer en la
hipocresía. Sí, ustedes, mis semejantes, mis hermanos, –como dice Baudelaire-
ustedes y yo estamos amenazados, acechados por la hipocresía, es decir la
tentación de establecer una religión, una tradición de apariencias más que una
tradición de substancia. Estemos atentos a la realidad, a la substancia, y no
nos dejemos vencer por este pobre mundo que nos rodea. (…)
Nuestra
Señora habló así a los niños de Fátima: “Rezad
por los pobres pecadores que van al infierno porque nadie reza por ellos”.
A ustedes y a mí, queridos amigos, Dios nos ha dado la fe. Pues bien, nos toca
a nosotros rezar por los millares de pobres hombres que actualmente se
encuentran en una confusión extrema. Pero confiemos. Nuestra Señora tiene al
demonio bajo sus pies. Y no es Ella la que se dejará vencer. Basta con que
recurramos a su protección. Nuestra Señora también pondrá al demonio bajo
nuestros pies con tal que permanezcamos unidos a Ella”.
Mons. Williamson.
Sermón en Econe, 29 de junio de 2007.