NON POSSUMUS
“Así,
pues, el Corazón de nuestro Salvador en cierto modo refleja la imagen de la
divina Persona del Verbo, y es imagen también de sus dos naturalezas, la humana
y la divina; y así en él podemos considerar no sólo el símbolo, sino también,
en cierto modo, la síntesis de todo el misterio de nuestra Redención. Luego,
cuando adoramos el Corazón de Jesucristo, en él y por él adoramos así el amor
increado del Verbo divino como su amor humano, con todos sus demás afectos y
virtudes, pues por un amor y por el otro nuestro Redentor se movió a inmolarse
por nosotros y por toda la Iglesia”.
(Papa
Pío XII, Encíclica Haurietis Aquas)