Número
CCCLVIII (358)
24
de Mayo de 2014
LA INFALIBILIDAD DE LA IGLESIA – IV
Mons.
Williamson
Al
Cardenal Newman se le atribuye un sabio comentario sobre la definición en 1870
de la infalibilidad del Papa: “Lo dejó como lo encontró”. Ciertamente, esa
definición no habrá cambiado en nada el poder del Papa para enseñar
infaliblemente, porque pertenece a la naturaleza inmutable de la verdadera
Iglesia de Dios que Dios la protegerá del error, al menos cuando su suprema
autoridad enseñante está comprometida. Todo tal compromiso es ahora llamado el
“Magisterio Extraordinario” de la Iglesia, pero solamente el nombre pudo haber
sido nuevo en 1870, tanto como lo fue el nombre de “Magisterio Ordinario
Universal”. Si el Vaticano I declaró también este último como siendo infalible,
debe haberlo también sido así desde el inicio de la Iglesia. Para discernir las
realidades detrás de los dos nombres, retornemos a ese inicio.
Para
cuando Nuestro Señor ascendió al Cielo, El había, con su divina
infalibilidad, confiado a sus Apóstoles un cuerpo de doctrina que ellos
debían transmitir intacto a su Iglesia hasta el fin del mundo (Mt.XXVIII,
19-20), doctrina que todas las almas debían creer bajo pena de condenación
(Mc.XVI, 15-16). Este Depósito de la Fe, o Revelación pública, Dios estaba
obligado a hacerlo reconocible y accesible a todas las almas de buena voluntad
in cuanto obviamente el verdadero Dios nunca podría condenar eternamente un
alma por rechazar creer en una mentira. A la muerte del último Apóstol, este
Depósito no solamente era infalible sino también estaba completo.
Luego,
desde los Apóstoles en adelante, ¿protegería Dios a todos los hombres de
Iglesia para que nunca enseñasen error? De ninguna manera. Nuestro Señor nos
advirtió de guardarnos de los “falsos profetas” (Mt.VII, 15) y asimismo San
Pablo advirtió contra los “lobos voraces” (Hech.XX, 29-30). Pero ¿cómo podía
Dios permitir tal peligro para sus ovejas como lo es el de pastores errados?
Porque El no quiere para su Cielo ni pastores robots ni ovejas robots, sino
pastores y ovejas que, ambos, habrán usado el libre albedrío que El les dio
para enseñar o para seguir a la Verdad. Y si una masa de pastores traiciona, El
puede siempre suscitar un San Atanasio o un Monseñor Lefebvre, por ejemplo,
para asegurar que su Verdad infalible permanezca siempre accesible a las almas.
Sin
embargo, ese Depósito estará incesantemente expuesto a los lobos voraces
adicionando error a él o sustrayendo verdad de él. Entonces, ¿cómo Dios lo
protegerá a pesar de ello? Garantizando que siempre que un Papa compromete
todas las cuatro condiciones de su completa autoridad enseñante para definir lo
que pertenece a ese Depósito y lo que no, él estará divinamente protegido
del error – lo que llamamos hoy en día el “Magisterio Extraordinario” (Noten
como este Magisterio Extraordinario presupone al infalible Magisterio Ordinario
y no puede agregar a él ni verdad ni infalibilidad sino solamente una mayor
certeza para nosotros seres humanos). Pero si el Papa compromete algo menos de
todas las cuatro condiciones, entonces su enseñanza será infalible si se
corresponde con el Depósito transmitido por Nuestro Señor – hoy en d&i
acute;a llamado “Magisterio Ordinario Universal”, pero falible si no está
dentro de ese Depósito transmitido, o Tradición. Fuera de la Tradición, su
enseñanza puede ser verdadera o falsa.
Así
no hay círculo vicioso (ver CE 357 de la semana pasada) porque Nuestro Señor
autorizó a la Tradición y la Tradición autoriza al Magisterio. Ciertamente es
la función del Papa declarar con autoridad lo que pertenece a la Tradición y él
estará divinamente protegido del error si él compromete su completa autoridad
para hacer eso, pero él puede hacer declaraciones fuera de la Tradición en cuyo
caso él no tendrá tal protección. Ahora bien, las novedades del Vaticano II
tales como la libertad religiosa y el ecumenismo están bien alejadas de la
Tradición de la Iglesia. Por eso no caen bajo ni el Magisterio Ordinario del
Papa ni su Magisterio Extraordinario, y todos los disparates de todos los Papas
Conciliares no obligan a Católico alguno a hacerse sea un liberal o un
sedevacantista.
Kyrie
eleison.
Porque
vino al principio sólo de Dios, la Tradición
Es
para los Papas la vara de medición.