Le
regalan a Francisco una estatua de chocolate de tamaño natural. Todo un símbolo
de la iglesia conciliar y de su pontificado.
“Quiero
que mi Iglesia, esté en contra del mundo por la Verdad para salvar almas, que
no ponga las almas en el borde del abismo, como la Iglesia de la década de los
50’s. No quiero catolicismo tipo Hollywood. Ya he tenido suficiente de
eso" dice el Señor Dios. Así que si el catolicismo Hollywoodense va a
volver dentro de la Fraternidad, entonces, dice el Señor Dios: "Yo voy a
hacer temblar a la Fraternidad. Voy a permitir que la Fraternidad tiemble."
Eso es exactamente lo que está sucediendo. Creo que es porque el Señor Dios ha tenido suficiente
Catolicismo de chocolate, insípido, sentimental, ya no quiere nada más de eso.
No
es así como fue construida la Iglesia. La iglesia fue construida por los mártires
despedazados por los leones en el Coliseo de Roma. No fue construido por
católicos de chocolate. Todas las mañanas, en cualquiera de las casas de la
Fraternidad, se lee Prima, y parte del oficio del Prima es lo que se llama el
Martirologio, que es la historia de los mártires. Para cada día del año hay
mártires de ese día, los mártires y los santos, pero muchos de ellos son
mártires, y ustedes oyen cómo estos mártires son hechos pedazos, y los
sufrimientos y todos los tormentos que sufrieron, fueron simplemente porque no
renunciaron a la Fe. Eso es lo que convirtió a Roma. Ver niñas pequeñas,
vírgenes, pasando por esos tormentos y ser despedazadas y no perder su alegría.
Eso inspiró las mentes de estos romanos viriles," y, finalmente, los
romanos viriles, dijeron: "Está bien, tiene que haber algo aquí. ¿Qué es?
Háblame de ello. "Bueno, Dios es trino y uno, uno y trino. Él murió en la
Cruz. "Oh, todo eso es una locura,". Luego vuelven a la arena para
ver a las niñas ser despedazadas. Todavía están allí, y siempre hay más de
ellos, y los emperadores derriban y destruyen a todos los católicos, y luego
vuelven otra vez y todavía están allí. Así que este romano veterano de guerra
dice, "Hey, tiene que haber algo aquí." Él escucha la doctrina. Él
dice: "Esta doctrina es noble. Hay algo de verdad en ello." Luego
estudia la doctrina. "Ven viejo, vamos a misa, estamos a una hora de las
catacumba, a tal y tal hora." Así que van, y asisten a Misa en las
catacumbas. "Oh, hay algo allí." Él es un hombre, no es una mujer, y
no acostumbra despreciar a las mujeres cuando ves cómo estas niñas se
comportaron ante el emperador romano, siendo despedazadas. Finalmente se
somete: él dice: “Sí, lo admito” y se convierte al Catolicismo.
El
Imperio Romano se convirtió. El Imperio
Romano no fue convertido por los católicos de chocolate. Fue convertido por
la sangre y las vísceras católicas, y lo que el Señor quiere en la apostasía de
hoy es la sangre y las vísceras católicas. Él necesita algunos mártires más. Él
necesita otra cosecha de mártires que derramen su sangre. Hubo un montón de los
mártires en los países comunistas, y de seguro que va a haber otro grupo de
mártires. No sé, pero es muy posible, muy probable.
Mons.
Williamson, del ciclo de conferencias en Bristol, Inglaterra, N° 5