Desde
hace varios meses, Monseñor Viganò está hablando públicamente sobre la
actualidad católica: el cuestionamiento del Concilio Vaticano II, la perversión
del clero modernista, los excesos del Papa Francisco, la crisis del covid 19,
la tiranía de la salud, los problemas de la familia, etc. ... y este valiente
paso ha sido casi ignorado por la Fraternidad San Pío X. Sin embargo, la
seriedad de los temas tratados y la pertinencia de la argumentación no dejan
lugar a dudas.
Entonces,
¿por qué este silencio que pesa sobre Monseñor Viganò?
La
confesión nos llega hoy desde el sitio de la Porte Latine:
Cita:
Monseñor Viganò,
antiguo Nuncio Apostólico en Washington, denuncia con valentía estos mismos
errores, sin mencionar la larga lucha emprendida por la Tradición. ¿Qué piensa
él al respecto? La ambigüedad se mantuvo hasta ahora. El prelado finalmente nos
da su punto de vista sobre este tema.
"La
ambigüedad se mantuvo hasta ahora", escriben, ¡y residía en el hecho
de que Monseñor Viganò no mencionó a la Fraternidad, ni a
Monseñor Lefebvre!
La
fórmula huele a amor propio herido...
Cabe
señalar, además, que la puntualización juzgada útil por la Fraternidad en esta
delicada materia ha sido confiada al sitio La Porte Latine, un órgano del
Distrito de Francia. Sin embargo, parece que hubiera sido normal que el sitio
FSSPX-News -bajo la responsabilidad de la Casa General- interviniera en primera
línea en un tema así.
Pero
el fondo del asunto está en otra parte: los responsables del Consejo General
saben muy bien que Mons. Viganò no comparte la nueva línea "acuerdista"
de la Fraternidad, inaugurada en 2012, puesta en práctica por Mons. Fellay, y
continuada sin correcciones significativas por su sucesor el P. Pagliarani (y
Mons. de Galarreta) desde 2018.
En
efecto, de ahora en adelante, Mons. Viganò no alienta al clero o a las
congregaciones con las que está en contacto a someterse jurídicamente a una
autoridad conciliar. Esto es lo que escribió a un amigo nuestro que pensó que
podría encontrar una solución canónica con Roma o cualquier diócesis:
Cita:
Les recuerdo, si
no fuera superfluo, que estas pruebas son un signo de la bendición de Dios y
del hecho de que van por el buen camino; si ustedes encuentran la
aprobación y el aliento de prelados heréticos o viciosos, ustedes deben
cuestionar a la vez su vocación y su conducta moral; y es precisamente de
la persecución feroz de éstos de donde deben sacar un gran consuelo: virtus
in infirmitate perficitur. Las enfermedades que afligen a su comunidad
religiosa confirman la inevitable incompatibilidad entre los hijos de la luz y
los hijos de las tinieblas, así como la lucha entre Dios y Satanás es
implacable. Aunque se pierdan algunas batallas, la victoria de la guerra ya
está asegurada, porque nuestro Rey es invencible y el líder que nos guía
es terribilis ut castrorum acies ordinata. (Carta de Mons. Viganò -
Julio, 2020)
Estas
palabras de Monseñor Viganò constituyen, pues, una condena, implícita
ciertamente, pero perfectamente clara, de las decisiones del capítulo de la
FSSPX de 2012, de las "facilidades" canónicas aceptadas sobre los
sacramentos (especialmente las confesiones y los matrimonios), y del juego
diplomático del Padre Pagliarani destinado a satisfacer a todos. Mons. Viganò
llega a escribir que tal concesión ¡"debe poner en tela de juicio su
vocación y su conducta moral al mismo tiempo"! ¡Terribles
palabras para los 675 sacerdotes de la Fraternidad!
Por
eso Mons. Fellay escribió recientemente a una religiosa respecto a Mons.
Viganò:
Muy estimada X…,
Muchas gracias por
su carta y aquella de Mons. Viganò.
No se qué decir,
sino que sería muy prudente con todo el asunto… sino que rezo por XX, y los
bendigo a
ustedes.
Mons. Bernard Fellay | FSSPX
Priorat Mariä Verkündigung
Schwandegg
CH - 6313 Menzingen (ZG)
T + 41 41 757 10 50
F + 41 41 757 10
55
Se
puede adivinar la vergüenza de la Casa General, y se comprende que se requiere
"prudencia" (¡no la del Evangelio!) con respecto a un prelado que no
proviene del medio de la Tradición, y cuyo comportamiento parece poner en tela
de juicio la política de acercamiento canónico de la FSSPX a la Roma actual, y
en la misma lógica - ¿por qué no? - el alojamiento del obispo modernista
Huonder en un establecimiento de la Fraternidad en Suiza.
Habiendo
percibido el peligro, los dirigentes de Ménzingen se enfrentan así a un dilema:
por una parte, temiendo a Roma, no quieren renunciar a un arreglo canónico con
legalidad "conciliar"; por otra, temiendo la agitación dentro de la
Fraternidad, no quieren distanciarse públicamente de un eminente prelado... que
se acerca a la posición de ruptura adoptada en 1988 por Mons. Lefebvre ante la
apostasía conciliar.
Entonces, ¿por qué la FSSPX se vio obligada a publicar la carta de Mons. Viganò del 1 de septiembre de 2020?
Por
la razón principal de que, en esta carta en respuesta al periodista del
Catholic Family News, Mons. Viganò habla bien de la FSSPX. Por lo tanto, es
imposible guardar silencio ante tal correspondencia. La segunda razón es el
corolario de la primera: nunca se permite hacer críticas a los dirigentes de la
FSSPX; en virtud de esta regla, un hombre es bueno si habla (o escribe) bien de
la Fraternidad, de sus dirigentes y de sus actos (cualesquiera que sean), y
debe ser proscrito o ignorado en todos los demás casos. No importa cuál sea la
verdad, o el error, de lo que dijo. Como señala Monseñor Williamson, estamos en
medio del subjetivismo.
Creyéndose
hábil, la Porte Latine publica el pasaje en cuestión de la correspondencia de
Mons. Viganò, pero no nota que el Arzobispo habla de la Fraternidad en tiempo
pasado. De la misma manera, el sitio se cuida de no recordar que el estudio de
Mons. Tissier sobre la distinción "Iglesia católica - Iglesia
conciliar" (aprobado por el Arzobispo Viganò) fue objeto de una refutación
oficial bajo la firma del Padre Gleize, ampliamente difundida en los sitios de
la FSSPX.
Esperamos
que el lector perciba las deplorables tácticas empleadas por la Fraternidad.
Como el criterio de juicio ya no es la verdad, sino el oportunismo y las
apariencias, nos encontramos en presencia de un enfoque que ahora está más
cerca de las maniobras políticas que de la defensa de la Ortodoxia Católica. En
estas condiciones, ¿podemos reclamar la herencia de Mons. Lefebvre, y reclamar
los honores debidos a su memoria?
El
colmo de la hipocresía: dentro de unos días, la tumba del Fundador será
trasladada de la actual tumba de Ecône a la cripta de la iglesia del seminario.
Adivine
quién presidirá la ceremonia.
Monseñor
Fellay... el mismo que traicionó a su Padre en el combate de la Fe.