Nuevamente toca hablar de Estados Unidos, pero en
esta ocasión quiero salirme un poco de lo geopolítico o económico –que no deja
de ser importante para lo que quiero exponer aquí– y entrar más en el
territorio de lo doctrinal, de las ideas y las reflexiones. La razón de esto es
que desde hace ya algunos años se viene anunciando lo que es, por lo menos
ahora en este momento, un hecho ineludible: el Imperio más grande e importante
de los últimos 100 años se dirige a un catastrófico y triste destino, el de la
Guerra Civil.
Va ser una Guerra Civil Multifacética; es una
Guerra Racial, es una Guerra de Clases, es una Guerra Cultural, es una Guerra
Religiosa, es una Guerra de Sexos, es una Guerra Generacional, y últimamente,
una Guerra de “Géneros”. Pero también es una Guerra Política y Económica,
nuevamente de dos sistemas enfrentados. En la Primera Guerra Civil (llamada
“Guerra de Secesión”) fue el enfrentamiento del Nacionalismo Económico
Industrial y Proteccionista de los Estados Unidos (el Norte) contra el
Liberalismo Económico Mercantilista y Británico (el Sur), y hoy es el
Nacionalismo Económico Industrial y Proteccionista de la Élite de Conducción
Clásica de los EE.UU., (representada por Trump) contra el Globalismo
Neo-liberal Mercantilista de la Oligarquía Financiera Internacional
(representada por Biden, Kamala Harris, Soros, los Clinton, los Obama, etc.).
Uno podría jactarse de creyente, siendo un frente Católico-Protestante y el
otro nominalmente “ateo” con cierta predilección por el ritualismo satánico.
El cómo y de qué manera puede desarrollarse este
conflicto da para otro escrito, es un tema en el que por ahora no voy a
profundizar.
La cuestión es que veo a muy pocos analistas tomar
en cuenta el factor metafísico de lo que está ocurriendo en los Estados Unidos.
Se habla y se analiza mucho –desde una dialéctica positivista– de las razones
políticas y económicas que hay detrás de los disturbios que tienen caminando
sobre el filo de la cuchilla al pueblo estadounidense, pero muy poco de lo que
esto verdaderamente representa para la historia y al nivel de lo invisible,
pues es una Batalla Metafísica. Es la Pugna Existencial de un Imperio en franca
decadencia.
Estados Unidos se mira al espejo en estos días y se
da cuenta de lo que es, una sociedad desgastada, vacía y acomplejada que se
enfrenta a su extinción. Y el origen de esto no es ni George Soros, ni el
Partido Demócrata, incluso ni siquiera la Globalización o el Neoliberalismo,
estos son solo detonantes. La raíz verdadera del problema se encuentra en el
origen mismo de los Estados Unidos.
Como ya he comentado en otro escrito, Estados
Unidos no es una nación definida como por ejemplo, Rusia, que pese a su
gigantesca extensión territorial de proporciones continentales y su variada
identidad cultural, tiene en claro lo que representa, lo que es y seguirá
siendo Rusia. Rusia es pues el resultado del Cristianismo Ortodoxo, la Cultura
y la Lengua Eslava, la Unión de los Principados Rusos, la Lucha de su
Independencia contra el dominio de las Hordas Mongolas, la Conquista de las
Estepas, la Asimilación de cientos de pueblos, ideas y culturas, y una
Resiliencia sin precedentes que en repetidas ocasiones la ha salvado de su
extinción gracias a la fe y bravura con la que los rusos defienden su suelo.
Los rusos se saben rusos. Mientras por otro lado Estados Unidos es el resultado
de la Masonería, el Iluminismo, el “Pluralismo”, y el Calvinismo (con pequeñas
intervenciones de la Hispanidad), es una nación que en sus ya casi 300 años de
existencia como Estado “Independiente”, ha vivido en mayor medida de la guerra
deshonrosa y la construcción de un imperialismo depredador, todo siempre de la
perspectiva utilitarista de las cosas y a lo sumo en una falsa “conquista de la
libertad”.
¿Esto implica que no hay nada bueno en el pueblo
estadounidense? para nada. Muy a pesar de las diferencias históricas que nos
han confrontado en varias ocasiones, han demostrado ser un pueblo de actitud
positiva, enérgico, muy trabajador, ingenioso, orgulloso, aventurero, creativo,
fuerte, valiente y brillante. Un pueblo que en repetidas ocasiones ha
demostrado no tener nada que ver con su Élite de Conducción, y que en gran
medida ha buscado la paz tanto como cualquier otro pueblo. El asunto es que una
cosa no quita la otra, Estados Unidos es el producto mejor terminado de la
masonería y fue diseñado, como todo producto, con una fecha de
expiración.
Es decir, aunque no lo pareciera, la mayoría de sus
Principios Fundamentales no son perennes, ancestrales ni sagrados. El único de
ellos que podría entrar en esa categoría es el Calvinismo, pero el Calvinismo
como todo protestantismo anglosajón tiene una visión filosófica utilitarista y
bursátil, íntimamente ligada al Capitalismo (que se profesa como un estilo de
vida y no como un simple sistema económico). No por nada Estados Unidos es el
campo de pruebas perfecto para toda clase de experimentos sociales como la
Ventana de Overton o la propagación de ideologías de “laboratorio”. En nuestro
vecino país del Norte los límites entre lo permitido y lo correcto son, como diría
Bauman, “líquidos”, no están bien definidos, cambian al paso de las modas
(incitadas desde arriba con claros intereses) y están al servicio de lo
práctico, eso lo podemos ver en la Mercadotecnia –el “arte” preferido de los
estadounidenses– que abiertamente habla de manipular a las personas y aplaude a
quien mejor lo hace.
Si le damos una repasada a la Cosmovisión
Protestante Anglosajona, todo gira en torno a una sola cosa: el becerro
de oro. Ni la raza ni la fe ni la democracia es lo que mantiene a la “Unión
Americana”, siempre fue el dinero, el bienestar económico y la idea de un
futuro próspero en términos económicos, lo que conocemos como “el Sueño Americano”. Mientras el dinero siga
moviéndose en cantidades abundantes y sin cesar, el pueblo estadounidense
mantiene su cohesión, unidad y tranquilidad. En el momento en que el dinero se
detiene y se sobreviene la crisis, Estados Unidos asoma la cabeza al precipicio
con la tentativa de lanzarse.
Hoy vivimos esto de primera mano; con la entrada de
los Clinton en el poder durante la década de los 90s, desde la Casa Blanca se
promovió la derogación de leyes y la inhabilitación de mecanismos que
destruyeron el blindaje del Estado contra la Oligarquía Financiera,
permitiéndole a esta –que necesitaba de una alianza con los Estados más
poderosos del momento para cumplir sus fines– penetrar en todos los niveles de
lo que era el Imperio Estadounidense, y con ello, la Oligarquía Financiera dejó
de necesitar de los Estados para cumplir sus planes y logró internacionalizarse
de forma total. Con la Imposición de la Globalización y la Ola Neoliberal de
los 90s, la situación se repitió prácticamente en todo Occidente y los Estados
fueron comprados. Es de esperarse que si ni siquiera el Imperio más grande del
momento opuso resistencia alguna ¿qué podrían hacer simples hormigas y mortales
como el resto de los países?
Esto trajo consigo severas consecuencias. La clase
trabajadora de los Estados Unidos, que presumía ser la que mejor estilo de vida
tenía y la que más fuerza ostentaba, fue relegada, condenada. Con la firma del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la moda de la deslocalización
industrial, millones de trabajos en Estados Unidos se fueron perdiendo de forma
gradual. Los trabajadores, abandonados por el Estado y su Clase Dirigente,
fueron entregados a la Oligarquía, sometidos por el pago de costosos y falaces
“seguros de vida”, endeudados de por vida y sin trabajo. Lo fueron perdiendo
todo, el “Sueño Americano” se desmoronó pedazo a pedazo frente a nuestros ojos,
mas no lo quisimos ver.
Los estudiantes, que antes podían permitirse el
pago millonario de las deudas contraídas con las universidades, ahora terminan
sus estudios y se encuentran con la terrible realidad de que sus servicios no
son requeridos, que no hay trabajo, que todo lo que se esforzó estudiando fue
en vano, y con ello su futuro aplastado. Así las escenas de los campamentos de
“homeless” por toda la Unión Americana, el aumento desmedido de desempleados y
gente que lo ha perdido todo por la usura, son el pan de cada día en la nación
que alguna vez, ufana, osó dominar el mundo.
Las crisis económicas y políticas son comunes en
nuestra historia, ya sea por la ineptitud de la casta en turno que tiene el
poder o por la carencia de algún recurso o la guerra, siempre han existido y
seguirán existiendo, pues los tiempos difíciles son necesarios para forjar las
personalidades que construyen los grandes imperios y resuelven los problemas.
Cuando las crisis ocurrían, y el hombre era abandonado por el Estado o sus
gobernantes, este podía recurrir al refugio y fortaleza de la familia, de la
fe, de la trascendencia y la búsqueda de respuestas y una solución más allá de
lo material, tangible y “razonable”. Esa es la razón por la que todos los
pueblos necesitan del Mito Artúrico, los Símbolos, los Héroes y el recuerdo de
hazañas inigualables. ¿Habrían sido posibles gestas sin parangón como la
Reconquista de la Península Ibérica o el levantamiento de un Imperio como el
que fue de Roma sin estas cosas?, ¿Es posible imaginar a España conquistando el
mundo y construyendo allá donde llegaba sin esa fe y amor a Dios que tanto
identifica al pueblo hispano?, ¿Las lecturas de Tolkien serían tan emocionantes
sin la narrativa clásica de una Lucha entre el Bien y el Mal, entre la Luz y la
Oscuridad?, ¿Es tan siquiera posible imaginar un héroe que no crea en nada ni
propale con su ejemplo valores y principios perennes?
La respuesta a todas estas preguntas es no. Por eso
la Oligarquía Financiera Internacional diseñó dos tenazas perfectas con las que
conquistar a los pueblos: el Neoliberalismo y el Progresismo.
Con el primero los Estados Nacionales y la
Industria son desmantelados, entregados a la Oligarquía, con un Estado comprado
y sin Industria, las naciones se quedan sin poder verdadero para contrarrestar,
en el plano inmediato, la ofensiva de sus enemigos. Y con el segundo se
garantizan una victoria casi definitiva, se encargan de destruir el núcleo de
los estados (la familia), de arrebatarles a los pueblos la fe, de desaparecer y
evitar toda búsqueda de trascendencia, se obstaculiza así la formación de
héroes. Se difunde el individualismo más feroz como una virtud de “hombres
libres” y se aísla a las personas de sus comunidades, consiguiendo así que les
sea complicado organizarse. Se vende una idea de progreso extremista, que va de
la mano con el consumismo, el hedonismo y la perfección más terrorífica de la
técnica. El hombre pues deja de buscar a Dios y la Salvación para pasar a
buscar “la felicidad” que no es otra cosa más que la obsesión por el dinero y
los bienes que con este podemos adquirir.
En nombre de la libertad, las sociedades son
subvertidas y finalmente destruidas. Y parafraseando un poco a Marcelo Gullo,
el Gallinero pasa de estar protegido por el granjero y sus perros de los zorros
que acechan a ser el “Gallinero Libre” con el “Zorro Libre” donde las gallinas
pierden la protección del granjero (Estado) y el zorro (la oligarquía) hará lo
que le venga en gana porque es su “derecho”.
El hombre solo, abandonado, prostituido por el
Becerro de Oro, “deconstruido”, “libre”, corrompido, débil, deprimido, drogado
y “ateo” queda a merced de la Oligarquía, que durante décadas y con la
experiencia de distintos experimentos a lo largo de los últimos siglos,
consigue hacerse con el control total de las mentes. Tiene la sociedad que
necesita: la deshumanizada, la dócil, la demente y la ignorante. Lo único que
falta es que pierda la poca humanidad (la biológica y espiritual) que le queda
para concluir con el “proyecto magno” de esta Oligarquía Financiera
Internacional: el transhumanismo y la evolución forzada del Homo Sapiens al
“Homo Deus”, que de concretarse sería la derrota definitiva de la Humanidad y
el comienzo de la Apocalipsis descrita por San Juan.
En estas condiciones que sufrimos ahora la vida
misma es un producto, abortar o no abortar para una madre es como decidir qué
comprar y qué no, las parejas van a clínicas especializadas que con sistemas
aún un poco “primitivos” pueden escoger cómo va a ser su hijo como quien escoge
cachorritos en adopción o decide que carro va a comprarse en una agencia.
Nuestros cuerpos, que con todo y sus defectos, son la obra más perfecta de la
Creación, pasan a ser campo de caprichos irracionales y son mutilados en un
deseo esquizofrénico por alterar una realidad supuestamente “ofensiva” y
“opresora”. Se divulgan “filosofías” de corte misantrópico en las que la
humanidad es el “eterno enemigo” de la “madre naturaleza” y merece, cuando no
su extinción, si su urgente y masiva reducción. Se nos equipara constantemente
con animales, se nos quiere igualar a cualquier perro, asumiendo que el hombre
de Divino ya no tiene nada. Se inventan un sinfín de “géneros” que cuestionan
los principios más elementales de la ciencia (que tanto dicen defender) y se promueven
como parte de la “liberación sexual”.
El Orden Natural y Sagrado de las Familias es
quebrantado, primero con la confrontación y separación de hijos y padres;
después con la estigmatización y aversión a la masculinidad, que deriva en la
confrontación misándrica de madres y padres, hermanos y hermanas, y finalmente
con las degeneraciones más impías de todas: la mutilación de menores, la
normalización y promoción de la pedofilia, y la aceptación del incesto.
De la religión, ni hablar, en la “Era de la
Ciencia, la Razón y el Progreso”, el hombre confesional tradicional o
comúnmente llamado religioso, ya no es concebible en esta sociedad que quieren
construir. La religión como toda doctrina de lucha, superación, sacrificio y
trascendencia debe ser abolida, perseguida, odiada y destruida allá donde se
presente. Claro debe ser un proceso lento, que para los católicos inició con el
Concilio Vaticano II y la divulgación de un “catolicismo beige”, donde la
incomodidad y el sacrificio ya no son valores “políticamente correctos”, donde
el Catolicismo de los Mártires, de los Cruzados, de los Evangelizadores y de
los Cristeros ya no es tolerado. ¿Qué ha traído como consecuencia eso?
Autoridades religiosas tibias, buenistas, con miedo a condenar, con miedo a
seguir el ejemplo de los santos, autoridades corruptas, convenencieras, débiles
y cada vez más afines al Ecumenismo Universalista y al Modernismo. Peor aún:
las masas católicas prefieren la “prudencia” al arrojo, cerraron nuestros
templos, nos prohibieron comulgar, confesarnos, rezar en los lugares santos, ¿Y
qué respondimos? “¡No pasa nada, lo hacemos vía Zoom!”… Calles seguro se ríe y
se complace en algún rincón oscuro del infierno pensando que fácil la habría
tenido él si en sus tiempos en vez de que los religiosos, los laicos y los
patriotas se congregarán en las plazas para tomar las armas y defender sus
derechos, se hubieran congregado a distancia y cada quien desde la comodidad de
sus casas a “rezar”, ser “buena onda” y respetuosos de una ley injusta.
¿Y qué hay de los héroes? fueron sustituidos por
dibujos animados extranjeros y rechazados en pos del hedonismo, el conformismo
y el dinero. En vez de acudir al llamado de grandes oradores, las masas acuden
al llamado de prostitutas y tarados infantilizados que se hacen llamar
“artistas” y recientemente “influencers”. Se predica el ejemplo de los
parásitos, de los oligarcas, como sujetos en que inspirarse porque son
“empresarios” y entonces los jóvenes ya no quieren ser empresarios para crear,
generar, aportar y construir, quieren ser empresarios porque simple y
llanamente tienen dinero.
Decía Vasconcelos:
El endiosamiento del poderoso tiende siempre a
reemplazar la imagen de Dios con la del César. Y el Culto al Hombre, conduce al
del Becerro. Porque si no hay más que el hombre, lo único que hace falta es el
oro que da poder.
Los pensadores son relegados, para alzar la voz de
los “opinologos” que nada saben ni pueden nada, pero todo comentan. Y entonces
estos un día son “analistas” y al siguiente “libres pensadores” o “líderes de
opinión”. La realidad es que estos son meros payasos y prostitutas de la
información, adictos a los reflectores y a los micrófonos, resentidos sociales
antipáticos necesitados de la polémica para ocultar su incapacidad para Crear.
Para Perón solo existían dos clases de hombres: el que trabaja y los oligarcas,
pero estos desinformadores están en el limbo de la insignificancia, no
pertenecen a unos ni a otros.
El heroísmo es motivo de burla, y la cobardía una
virtud de la “sensatez”. La “igualdad” pone al mismo nivel al hombre creador y
a los parias. ¿Si esta es la clase de hombre que se busca y tolera por qué nos
sorprendemos de nuestros dirigentes?
Este es el estado en que podemos encontrar al
pueblo estadounidense, para nuestros vecinos del Norte el progresismo no es un
peligro del que cuidarse es una normalidad a la que tienen que enfrentarse a
toda hora y en todo lugar. Empezó en las universidades y algunos aquelarres sin
importancia de la política, se propagó lento y en silencio como un cáncer, se
apoderó de los Medios de Comunicación, del Cine, del Teatro, de las
Bibliotecas, de las Librerías, de la Televisión y por fin pasó a su última
etapa: la conquista de los niños y la fase “combativa” que sigue las pautas de
la “Revolución Cultural” de Mao. Pretende, con la sangre, la destrucción de la
historia, el terror y la tiranía imponer un Nuevo Orden Político, Económico y
Cultural.
La Pugna Existencial de los Estados Unidos es la
misma a la que Roma se enfrentó alguna vez: ¿Imperio o República?,
la diferencia es que de continuar como va ahora no se puede hablar simplemente
de una República. Estados Unidos tiene que decidirse entre el Imperio y el
Nacionalismo o la Extinción.
Debe redefinirse, debe hacer un acto de
introspección popular y arrancar de raíz el problema que anida dentro de sí.
Esto, como veremos qué ocurrirá en Noviembre, implica poner en juicio la
efectividad de la llamada “Democracia” y todo el sistema que emana de esta.
Veremos cómo, por primera vez en la historia de “la nación más democrática”, la
Democracia es negada, rechazada, aborrecida y combatida por unos y por otros.
Si gana Trump, el Partido Demócrata ya prepara su maquinaría mediática y
“popular” para incendiar el país; si gana Biden, el Partido Republicano y los
Patriotas ya se preparan para llevar a cabo una Resistencia Combativa contra el
Nuevo Gobierno. Así el pueblo estadounidense se percatará, de una forma u otra,
que con “Libertad” y “Democracia” los pueblos jamás han vencido.
Ambas partes se verán obligadas a entrar en una
guerra abierta, y el uso de la fuerza no podrá ser descartado. Si de verdad el
pueblo estadounidense, patriota y conservador, desea tener un porvenir digno de
ser vivido, debe prepararse para responder al fuego con el fuego no pueden
tolerar más los abusos de la Horda del Partido Demócrata.
Aquí, si se me permite la osadía o la soberbia si
así quiere verse, los hispanos (especialmente los mexicanos) debemos aceptar
con orgullo el papel que nos corresponde en esta Pugna Existencial para que de
una vez por todas, nuestra gente tenga el lugar que se merece en el Imperio de
los Estados Unidos ya que dentro de unos años seremos la minoría étnica más
grande de la Unión Americana. Y de igual manera, debemos aceptar nuestro papel
en la consolidación de una nueva alma para Estados Unidos.
Así como España alguna vez vino a estas tierras a
conquistar, y después evangelizar para levantar un Imperio
Generador/Constructor, nos toca ahora la sagrada e histórica misión de
“evangelizar” con nuestra cultura, con nuestras tradiciones, con nuestras
costumbres, nuestra lengua y nuestra fe a los Estados Unidos. Se podría decir
que si la continuación de las Cruzadas por Tierra Santa fue la Cruzada por
América que solo la España Católica pudo llevar a cabo, la finalización de esta
Cruzada por América es la Cruzada por los Estados Unidos, con la esperanza de
que esta nueva “evangelización” dote a este Imperio de nuestra cosmovisión
católica, humanista, creadora y honrada para terminar con el Imperialismo
Depredador de Washington y ver el levantamiento de un Imperio Constructor en
América. De consumarse esta heroica gesta, significaría la victoria
definitiva del Imperio Español, la Hispanidad, y a la larga de toda la
Latinidad, sobre la Pérfida Albión. Esta Cruzada debe ser asimismo una contra
el Sionismo, que domina las Altas Esferas del Poder en Estados Unidos con sus
bancos, lobbys y políticos mercenarios.
De esta suerte, el pueblo estadounidense volvería a
gozar de un largo y sólido periodo de prosperidad, quedarían blindados ante las
crisis del futuro. Y nuestros pueblos, desde México y Madrid hasta más allá de
Tierra del Fuego, podrían poner en marcha y concretar su Insubordinación y
Unificación, que le permitirían participar con fuerza, de forma activa y con
honra en el Concierto de las Naciones, ya no como amebas o meros espectadores
de situaciones que nos son ajenas. Quedaría así en evidencia la mentira y el
fracaso del Darwinismo Social supuestamente “meritocrático” que desde la City
de Londres se ha difundido de diferentes formas y en diversos lugares, se
constataría así que cuando los pueblos tienen un proyecto en común popular se
organizan y se ordenan.
Estados Unidos tiene que despertar del letargo de
su orgullo y su narcicismo desmedido para darse cuenta que ya no puede mirarnos
por debajo del hombro como a sus sirvientes, de eso depende su futuro y la
actitud de nuestro pueblo. España y Portugal deben dejar de mirar a Berlín y a
Londres para comenzar a mirar a América, a sus hermanos. Y nosotros debemos
superar las rencillas del pasado y los conflictos que desde el extranjero
fueron inoculados en nuestra contra.
No pensé que diría esto, pero la realidad lo impone
demasiadas cosas dependen de ello como para no ver lo evidente, nosotros
necesitamos un Estados Unidos fuerte tanto como ellos necesitan una Hispano
América fuerte. En Oriente duele alzarse una Potencia de Bandera Roja que
amenaza con hacerse de Occidente, aliada con la Pérfida Albión y aprovechando
los conflictos internos a los que nos enfrentamos (Occidente contra Occidente)
ya planea cómo comerse al mundo, y eso no podemos permitirlo ya.
Tal vez solo así, y con esta Nueva Cruzada, España
y Portugal vuelvan a alzarse orgullosas como alguna vez lo hicieron, y
nosotros, honrando la memoria de nuestros héroes, podamos hablar por fin de una
América Libre y Unida. Mi humilde mensaje de esperanza para quien lea esto es:
el Resurgir de Occidente vendrá de estas tierras, lo creo de corazón.
Hay mucho trabajo que hacer y un largo camino que
debemos recorrer. Sin dudas es un tema en el que pienso ahondar y trabajar más
con el paso del tiempo, faltan más puntos que tratar al respecto.