Cada vez más en
Occidente se impone el sentimiento, la lágrima y el gemido por encima del
conocimiento, el dato o la realidad. De la misma manera, se rompe la
continuidad histórica, porque se pretende que el hombre actual, rebosante de
incultura y soberbia, es mejor que sus predecesores y puede comprender y juzgar
los actos y las almas de éstos.
Ambos papas colaboran en
los planes de quienes quieren convertir el descubrimiento, la conquista y la
colonización del Nuevo Mundo en un genocidio capitalista. En muchos casos,
estos manipuladores son vástagos del comunismo, la ideología que en un siglo
escaso ha matado más de cien millones de personas. La prueba de lo que decimos
la tuvo el papa argentino cuando Evo
Morales le regaló un Cristo crucificado en una hoz y un martillo.
¿Pero qué debe América a
los españoles, fuesen militares, jueces, misioneros o reyes, obispos o
comerciantes?
La primera respuesta es
una religión que eliminó los sacrificios humanos, no establece diferencias sociales
(premia o castiga a todos por igual) y da dominio sobre la naturaleza. La
segunda, un idioma común. La tercera, la inclusión en la historia universal. La
cuarta, la ciencia. Y la quinta, la imposición de la paz en un amplio espacio
que, a partir de la independencia, se dividió y dio lugar a numerosas guerras.
Quizás, de
acuerdo con el signo de la época, tengamos que enumerar beneficios materiales y
no espirituales, como que la
primera baja maternal de la historia aparece en las
Leyes de Burgos, de 1512.
Acueductos, hospitales,
imprentas…
Pocos días antes de
que el Papa viajara a Sudamérica, la Unesco declaró como Patrimonio de la
Humanidad el Acueducto del Padre Tembleque, la obra de ingeniería hidráulica
más importante construida en la Nueva España con la finalidad de llevar agua de
Otumba a Zempoala para beneficio de los indígenas. Tiene 48 kilómetros de largo
y una sección de arquería en la que el punto más alto se acerca a los 39
metros: la mayor arcada de un solo nivel construida en todos los tiempos para
una obra de esta clase. Se levantó en el siglo XVI, a instancias del padre
franciscano Francisco de Tembleque, nacido en Toledo, y mezcló los conocimientos
hidráulicos europeos con la construcción tradicional mesoamericana en adobe.
La primera universidad americana,
la Santo Tomás de Aquino, se erigió en la isla de La Española (1537-1558). A
finales del siglo XVIII, había 26 centros universitarios en los virreinatos
españoles, que impartían Filosofía, Teología, Leyes, Medicina, Botánica,
Matemáticas, Física y lenguas indígenas. En las colonias inglesas de
Norteamérica, el primer centro universitario fue Harvard, fundado en 1636, un
siglo después del primero español.
La imprenta se llevó a
América para colaborar en la evangelización de los
indios. El primer libro se publicó en México en 1536. Una Real Cédula de 1558
declaró libre el oficio de impresor en la capital de la Nueva España, por lo
que surgieron otras imprentas. Se calcula que en la Nueva España se publicaron
durante el imperio 11.642 títulos. En 1593, se estableció una imprenta en
Manila, otra en Puebla de los Ángeles en 1640, en Guatemala en 1641…La primera
imprenta en las colonias inglesas la llevó Stephan Daye a Massachussets en
1638.
Gracias a la imprenta,
sobrevivieron las lenguas indígenas, ya que se publicaban gramáticas y
diccionarios para que los misioneros las aprendiesen y predicasen en ellas. La
evangelización fomentó la expansión de las lenguas generales (quechua, aymara,
guaraní…) en perjuicio de las menos habladas.
El primer hospital se
estableció en 1502 en La Española y lo dirigió una mujer negra. De acuerdo con
las órdenes de los Reyes Católicos, el gobernador Nicolás de Ovando lo sustituyó
en 1503 por otro llamado San Nicolás de Bari y atendido por una cofradía de
laicos. Hernán Cortés fundó el primero en México en 1524 y Francisco Pizarro
otro en Lima en 1538. Y esto cuando en muchos países europeos que habían
suprimido las órdenes religiosas y los conventos por la reforma protestante la
atención sanitaria era inexistente para los pobres.
Un monumento para el
burro
Rafael Altamira (La
huella de España en América) cuenta que, después de «la llamada conquista de
América», los españoles introdujeron unas 170 especies vegetales, así como el
caballo, la gallina, el burro, el mulo, la vaca, el buey, la oveja, el cerdo…
Igualmente, se trasladaron a Europa alimentos como la patata, el maíz, el
tomate, el aguacate…
El historiador mexicano José
Vasconcelos pidió un monumento al burro porque liberó a «los indios destinados
al oficio de bestias de carga; esclavos que sustituían al burro» y que estaban
sometidos a los caciques.
Y basta pasear por
los pueblos y ciudades de México a Chile para comprobar que el genocidio de los
indígenas es mentira.
Concluyo con el
parecer del historiador Charles Fletcher Lummis.
En todas partes
el propósito de los españoles fue el de levantar, cristianizar y civilizar a
los indígenas salvajes, hasta hacerle útiles ciudadanos de la nueva nación en
vez de arrojarlos de la faz de la tierra como se ha hecho generalmente en
algunas conquistas europeas. Ahora y entonces hubo errores y crímenes
individuales, pero el gran principio de humanidad y cordura señala en conjunto
el amplio camino de España, un camino que atrae la admiración de todo hombre.