FUENTE: FRANCE FIDÈLE
Estimados amigos y benefactores:
El 20 de agosto de 1959, Mons. de Castro Mayer
respondía al cuestionario del cardenal Tardini para la preparación del Vaticano
II. Lo que escribió en esta época se aplica a la nuestra de una manera todavía
más urgente. Especialmente en su ideal de formación del clero. Él escribió en
efecto esto: “La formación del clero, en primer lugar, debería tender a
producir sacerdotes que luchen contra la conjuración anticristiana que reina en
el mundo y trastorna las almas de arriba abajo. Si esto no es así, hay que
temer que los mismos sacerdotes sean infectados por las máximas del mundo y
terminen por ser inútiles para la edificación de la ciudad cristiana”.
Estas palabras de Mons. de Castro Mayer pueden parecer
severas acerca de los sacerdotes que correrían el riesgo de ser “infectados por
las máximas del mundo”, pero frente a la constatación de la apostasía actual de
las antiguas sociedades cristianas e incluso de Roma, no podemos más que
aprobar el juicio de este gran obispo. Un clero que no lucha es un clero que se
repliega ante los caprichos del mundo.
Para formar este clero, Mons. de Castro Mayer no
sugiere solamente el llevar la sotana, sino también la continuación de los
estudios de humanidades, y agrega la prudencia con las mujeres en tanto el
mundo se encuentre viciado por el naturalismo que no pone ninguna atención a la
castidad y descuida el pecado original. Dicho de otro modo, una doctrina sólida
junto a la santidad de la moral de la cual la piedad es el signo más visible.
Este es el ideal sacerdotal de nuestro seminario San Luis María Grignion de
Monfort: hacer pastores que podrán, por sus ejemplos y sus palabras, aumentar
el valor de los católicos contra todas las perversiones intelectuales y morales
que el infierno sea capaz de vomitar.
San Luis María Grignion, providencialmente patrón de
nuestro seminario, es para nosotros un modelo bastante apropiado e imitable
para formar tales clérigos.
Invitamos a los fieles a orar con fervor para que
nuestros actuales candidatos sigan generosamente el camino que San Luis María
Grignion trazó para los apóstoles de los últimos tiempos.
Les aseguramos nuestras oraciones y los bendecimos
paternalmente,
Mons. Jean Michel Faure