Oración
compuesta por su Santidad Pío XII para pedir la santificación del clero.
Oh Jesús, Pontífice Eterno, Pastor
bueno, Fuente de vida, que por singular magnificencia de tu dulcísimo corazón
nos diste a nuestros sacerdotes para que cumplieran en nosotros aquellos
designios de santificación que tu gracia inspira a nuestros corazones, te
suplicamos les ayudes con tu misericordioso auxilio.
Que la fe, oh Jesús, vivifique en ellos
sus obras; que la esperanza sea indestructible en sus pruebas, que la caridad
sea ardiente en sus propósitos. Tu palabra, rayo de la eterna sabiduría, sea,
por la continua meditación, el alimento perenne de su vida interior; que los
ejemplos de tu Vida y de tu Pasión se renueven en su conducta y en sus
sufrimientos para enseñanza nuestra, para luz y aliento en nuestros dolores.
Haz, oh Señor, que nuestros sacerdotes,
desprendidos de todo interés mundano y únicamente celosos por tu gloria,
permanezcan fieles a su deber, con pura conciencia, hasta el último aliento. Y
cuando por la muerte del cuerpo, pongan en tus manos la bien cumplida tarea,
hallen en Ti Señor Jesús, que fuiste su Maestro en la tierra, el premio eterno
de la corona de justicia en el esplendor de los santos. Así sea.
Por
decreto de la Sagrada Penitenciaría
Apostólica
del 17 de julio de 1956,
se
conceden mil días de indulgencia a
todos los que reciten devotamente y con
el
corazón contrito, impetrando
la
santificación de nuestros sacerdotes.