El
Padre Chazal mencionó en una carta reciente que en el sitio web de la escuela más grande de la FSSPX en Australia, “The
St. Thomas Aquinas College”, aparece de manera clara el apoyo y promoción de los slogans liberales políticamente correctos:
“El
programa y la enseñanza del Colegio Santo Tomás de Aquino, apoya y promueve los
principios y práctica de la democracia Australiana, incluyendo un compromiso
con:
El
gobierno electo.
La
regla de la ley.
Igualdad
de derechos de todos ante la ley.
La libertad de religión.
Libertad de palabra y de asociación.
Los valores de apertura y tolerancia.
Este es un ejemplo
perfecto del pecado de escándalo.
¿Cómo
puede la FSSPX promover tales libertades condenadas por los Papas?
Objetarán
que no es mas que una pantalla y que se hace solamente para obtener la
subvención del gobierno: pero el fin no
justifica los medios y el sitio oficial de la escuela está presentando como
buenas estas “libertades execrables” ¡condenadas por el Magisterio!:
Recordemos
en la Encíclica Mirari Vos, de
Gregorio XVI, que nos habla de la funesta libertad religiosa:
La
locura de la libertad religiosa. De esa cenagosa fuente del indiferentismo mana
aquella absurda y errónea sentencia o, mejor dicho, locura, que afirma y
defiende a toda costa y para todos, la libertad de conciencia. Este pestilente
error se abre paso, escudado en la inmoderada libertad de opiniones que, para
ruina de la sociedad religiosa y de la civil, se extiende cada día más por
todas partes, llegando la imprudencia de algunos a asegurar que de ella se
sigue gran provecho para la causa de la religión. ¡Y QUÉ PEOR MUERTE PARA EL
ALMA QUE LA LIBERTAD DEL ERROR! decía San Agustín. Y ciertamente que, roto el
freno que contiene a los hombres en los caminos de la verdad, e inclinándose
precipitadamente al mal por su naturaleza corrompida, consideramos ya abierto
aquel abismo del que, según vio San Juan, subía un humo que oscurecía el
sol y arrojaba langostas que devastaban la tierra. De aquí la inconstancia en
los ánimos, la corrupción de la juventud, el desprecio —por parte del pueblo—
de las cosas santas y de las leyes e instituciones más respetables; en una
palabra, la mayor y más mortífera peste para la sociedad, porque, aun la más
antigua experiencia enseña cómo los Estados, que más florecieron por su
riqueza, poder y gloria, sucumbieron por el solo mal de una inmoderada libertad
de opiniones, libertad en la oratoria y ansia de novedades.
Esto no es más que una
consecuencia del liberalismo de las autoridades de la neo-FSSPX y su ardiente
deseo de ser políticamente correctos. ¡TRAIDORES!
Fuentes: Reconquista, Cathinfo y
el sitio
oficial del Colegio Santo Tomás de Aquino.