Ante
las cámaras, la taquígrafa «okupa» el estrado del Congreso y predica: «No os
burlaréis de Dios»
Lo que no se atreven a decir los católicos, lo hace una mujer protestante. Dios se vale de quien quiere, cuando quiere y como quiere. |
Actualizado
25 octubre 2013
Pablo
J. Ginés/ReL
Sucedió
en el epicentro del poder político -y del caos político- en el país más
poderoso de la Tierra, y sucedió la semana pasada, ante un ejército de
periodistas, pero la prensa española pasó de puntillas por el tema.
Una
humilde taquígrafa de la Cámara de Representantes, mientras se efectuaba la
trascendental votación del 16 de octubre para intentar desbloquear el cierre
del gobierno federal que tenía paralizado al funcionariado de la primera
potencial mundial, tomó el micrófono y empezó a predicar a los políticos, que
se pararon y quedaron atónitos.
El
vídeo es muy claro: Dianne Reidy,
una de las taquígrafas de plantilla de la casa, que lleva años trabajando allí,
se sube al estrado, saluda a la presidenta y a otro oficial y toma el
micrófono. "El guardia no intentó pararla porque ella ella trabaja allí, y
fue al podio donde habla el presidente; pensaron que iba a hacer pruebas con el
micro", explica el congresista Peter King, que lo vio. Los golpes de mazo
de la sorprendida presidenta no la detuvieron.
Aunque en la prensa se
habló de una "taquígrafa histérica" que "chilla", lo que
vemos en el vídeo es otra cosa: una oradora que habla firme, alto pero no
histéricamente, en público, desde un podio, haciendo una proclamación.
¿Y qué dijo?
"He will not be mocked", empezó. Y lo repitió tres veces. Se puede
traducir por "No os burlaréis de Él" o "No le engañaréis" o
"Él no será burlado".
"No
os burlaréis de Él. No os burlaréis de Él" (y dirigiéndose a un ujier:
"No me toque"). "No os
burlaréis de Él. El mayor engaño aquí es que esta no es una nación bajo Dios.
Nunca lo fue. La Constitución no habría sido escrita por francmasones
[freemasons]. Ellos van contra Dios".
A estas alturas, los
ujieres ya la llevaban al ascensor pero Dianne aún tenía que acabar su mensaje:
"No podéis servir a dos amos". Y a modo de cierre: "¡Alabado sea
Dios! El Señor Jesucristo reina por siempre".
La prensa política no
lo entendió
La
prensa en español no dio apenas cobertura al episodio, y se limitó a copiar
algún eslógan apresurado de las agencias. Por ejemplo, Gaceta, el diario de
Intereconomía, en principio un medio no hostil al cristianismo, sacó una nota breve
con estos títulos:
"La
taquígrafa enloquecida que interrumpió la votación más trascendental de EEUU.
Dianne Reidy ocupó la silla de orador del congreso dando un discurso
incoherente sobre Dios y el Diablo justo cuando los legisladores aprobaban elevar
el techo de deuda".
Pero
como vemos en el vídeo y en el texto no es así:
1)
No es "enloquecida": es discurso se proclama con vehemencia pero
serenidad
2)
No menciona al Diablo
3)
Y no está claro que el discurso fuese tan incoherente.
Hipótesis: ¿y si Dios
quisiera decir...?
Si Dios quisiera
recordar a los hombres, una vez más, que es Él, y no los políticos, quien de
verdad reina, parece difícil concebir un escenario mejor, más claro, más
simbólico y directo, sin recurrir a aspectos sobrenaturales.
Si un Congresista en su turno, u Obama en un desayuno de Oración, declarasen
que "sabemos que en el fondo Dios es el Señor", o algo similar,
quedaría inofensivamente integrado como "una maniobra de un político"
o "una piadosa alocución para cierto electorado". Para Él sería
necesaria o conveniente una figura que no sea "del sistema": un
profeta.
Si Dios quisiera
efectuar un mensaje profético al estilo desconcertante que a veces se encuentra
en la Biblia (esos profetas que aparecen ante los reyes y le proclaman verdades
políticamente incorrectas), ¿no lo haría así? Sin violencia alguna, una mujer
que ya está allí, sube al micrófono ante políticos y cámaras y proclama:
1) Que Dios no será
burlado (por los políticos, se entiende, que son los que están allí, votando
cosas políticas)
2) Que la nación no
está sirviendo a Dios.
3) Que los masones van
contra Dios (por el contexto, al hablar de la constitución, se entiende que
usan la política para ello)
4) Que no es posible
servir a dos amos (a Dios y a "otro amo"; Jesús se refería al dinero
cuando usó la expresión)
5) Que hay que alabar a
Dios (cosa que hace ella desde ese espacio político)
6) Que el que reina -el
que de verdad tiene poder- es Jesucristo...
No es un "discurso
incoherente". Para ser de apenas 20 segundos, es bastante concreto,
interpela, llama la atención, hace pensar, ha llegado lejos, incide en la
relación entre poder humano-político y derechos de Dios...
Lo que es profecía,
según San Pablo
Parece
cumplir con la definición que da San Pablo de lo que es una profecía (en 1
Corintios 14): "hablar a los hombres para edificación y exhortación",
"el que profetiza edifica a la iglesia", "anhelad el
profetizar".
Es
verdad que San Pablo añade "que todo se haga decentemente y con
orden", y que Dianne Reidy comete un acto algo "desordenado" al
tomar el micro sin permiso. Pero también es cierto que no era una infiltrada en
el lugar, que saludó a la presidenta, etc...
Los
ujieres la llevaron a que le examinara un médico, que avisó a su marido, un
pastor protestante no denominacional, asombrado y perplejo, que a esas horas ya
se había acostado. La soltaron en menos de una hora y está en "baja
administrativa".
Una mujer equilibrada y
profesional
Una
forma de examinar un mensaje es examinar al mensajero. Dianne envió un breve
comunicado por escrito a Fox News dando algunos datos de lo que le había
pasado: "durante dos semanas y media el Espíritu Santo me ha estado
despertando en medio de la noche y preparándome, a través de mis dudas y
reticencia, para entregar un mensaje en la Cámara del Congreso. Y eso es lo que
hice".
Su
marido ha hablado bastante en diversos medios. Sí, ella llevaba dos semanas
levantándose a media noche para leer la Biblia, caminar, sin dormir. Sí, su
familia es cristiana, leen la Biblia, pero levantarse a medianoche a leer la
Biblia no es normal en su casa.
Sí,
él veía que algo tenía muy inquieta a su mujer, pero ella no quería
compartirlo, probablemente para que no le hicieran desistir. Y sí, él como
pastor y marido le habría dicho que ni hablar de soltar un mensaje de Dios en
medio del Congreso, pero que ahora que ya está hecho está muy orgulloso de
ella. Insiste en que es una mujer "dulce" y "de cabeza muy equilibrada",
que no va por ahí entregando mensajes divinos.
20 años como
taquígrafa, 8 en el Congreso
Recuerda que tiene 48 años, hace 20 años que trabaja como taquígrafa profesional, seria y reputada, y lleva 8 en el Congreso sin causar problema alguno. Incluso fue a trabajar en su momento con muchas náuseas y embarazada de gemelos, "con una bolsa por si acaso". Señala también que ella ni bebe, ni toma drogas, ni toma medicación, y que el médico no le ha encontrado nada raro.
Ella no sabía lo que
iba a decir
El
mensaje no estaba preparado, explica él. Según le confesó su mujer después de
los hechos, ella no sabía lo que tenía que decir. Ella sólo sabía que tenía que
empezar a hablar. Dijo las palabras que sentía que el Espíritu Santo ponía en
su boca.
Y
cuando acabó, y todo pasó, sintió alivio. Ella lo comparó, dijo su marido, con
su parto de gemelas: el alivio del final del parto, haber dado a luz a un
mensaje que se había gestado con molestias durante semanas, y del que de hecho
no sabes el aspecto que va a tener la criatura.
Dianne
y su marido no han querido hacer exégesis o análisis del mensaje, la mención a
los masones, etc... Por su parte, la prensa americana enseguida apuntó, ya
desde las primeras informaciones, que "de los 39 hombres que firmaron la
Constitución de EEUU se cree que 13 eran freemasons [francmasones], miembros de
una organización fraternal que se remonta a la Edad Media" (esta frase
usan la mayor parte de noticias que cubren el evento).
"Aquí pasó
algo"
El
congresista Gerry Connolly dijo que él conocía a la taquígrafa, que es
apreciada en la casa: "hay mucha simpatía por ella; es claro que aquí pasó
algo", dijo al Washington Post.
Un
ayudante del partido republicano dijo a CNN: "Ella es conocida, una persona
perfectamente agradable, una buena colega, alguien respetable, en quien puedes
confiar, y esto ha sorprendido mucho a todos los que trabajan con ella. No sé,
simplemente, se ´disparó´".
Pese
a las simpatías, romper el decoro y protocolo es grave y no está claro el
futuro laboral de Dianne, que tiene un sueldo anual de 126.000 dólares.
"Estoy
encantada de haber cumplido la misión que Dios me encargó; me he librado de un
gran peso. Era una carga muy dura de llevar, como puede usted imaginar",
dijo ella al The New York Post.
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