«¡Si la Iglesia no
fuese divina, este concilio la habría sepultado!», escribió en su diario, el 19 de Septiembre de 1964, el cardenal Siri.
Pero el juicio más duro que yo haya oído nunca sobre el Vaticano II es de una
persona perteneciente a ambientes que, al hacer en público algunas críticas
sobre la situación actual tienen un doble objetivo, maquiavélicamente
diplomático: disculpar al Concilio Vaticano II, que –según lo que dicen
públicamente– no tendría ninguna responsabilidad en el desastre postconciliar,
y atacar (también denigrando) a los famosos “lefebvrianos”, con mucho… heroísmo.
No sé si estos
sistemas, digamos ‘ausentes de prejuicios’, son compatibles con el poder o
también con el logro de algún buen fin; seguro que no lo son con la verdad y la
justicia: non sunt facienda mala ut eveniant bona: no se debe
hacer el mal para obtener el bien (San Pablo).
Mientras, nos será útil, lejos del ansia de hacer carrera y de la complicidad de la mentira, esperar la hora de Dios, quizás ya próxima, con el Rosario en la mano y el espíritu de sacrificio en el corazón, y traer a la mente un edificante ejemplo, sacado del segundo libro de los Macabeos;
«Eleazar, pues, uno
de los primeros doctores de la ley, varón de edad provecta y de venerable
presencia, fue presionado para que comiera carne de cerdo, y se le quería
obligar a ello abriéndole por fuerza la boca. Mas él, prefiriendo una muerte
llena de gloria a una vida aborrecible, caminaba voluntariamente al suplicio,
escupiendo la carne. Mostrando cómo deben comportarse (…) Pero los que se
hallaban presentes, movidos de compasión, y en atención a la antigua amistad
que con él tenían, tomándolo aparte, le rogaban que les permitiese traer carnes
de las que le era lícito comer, para poder así aparentar que habían cumplido la
orden del rey de comer carnes sacrificadas; a fin de que de esta manera se
librase de la muerte. De esta especie de humanidad usaban con él a causa de la
antigua amistad que le profesaban. Pero Eleazar, tomando una noble resolución,
digna de su edad y de sus venerables canas (…), respondió rápidamente, conforme
a los preceptos de la ley santa establecida por Dios, y dijo: Que prefería
morir. ‘Porque no es decoroso a nuestra edad, les añadió, usar de esta ficción;
la cual sería causa de que muchos jóvenes, creyendo que Eleazar, a la edad de
noventa años, se había pasado a la vida de los gentiles, cayesen en error a
causa de esta ficción mía, por conservar yo un pequeño resto de esta vida
corruptible, además de que echaría sobre mi ancianidad la infamia y la
execración. Fuera de esto, aun cuando pudiese librarme al presente de los
suplicios de los hombres, no podría yo, ni vivo ni muerto, escapar de las manos
del Todopoderoso. Por lo cual, muriendo valerosamente, me mostraré digno de la
ancianidad a la que he llegado; y dejaré a los jóvenes un ejemplo de fortaleza,
si sufriere con ánimo pronto y constante una muerte honrosa en defensa de una
ley que es la más santa y venerable’. Luego que acabó de decir esto fue
conducido al suplicio. (…). De esta manera, pues, murió Eleazar, dejando no
solamente a los jóvenes, sino también a toda su nación, en la memoria de su
muerte, un dechado de virtud y de fortaleza» (Macabeos 6, 18-31).
Observador
NOTA SYLLABUS:
No hemos
dejado de criticar en su momento y en diversos artículos del blog -que ahora, y cambiando lo que haya que cambiar, nos viene a la mente- la vergonzosa
y maquiavélica simulación de algunos (o varios) de los superiores y autoridades
de la FSSPX, cuando se trató de justificar la ficción entablada en torno al “levantamiento
de las excomuniones”, acto mediante el cual se reconocía públicamente la
justicia y legitimidad de la sanción recibida, cuando en privado se decía lo
contrario. No fue decoroso usar de esa ficción, pero se usó y con ello se
instaló un doble lenguaje, por el cual se tornó a lograr una “paz honrosa” con
la Roma modernista. Se dejó de lado de esa manera el ejemplo de otro gran
hombre de la Iglesia como fue Mons. Lefebvre. Damos los enlaces a dos de nuestros
artículos que desarrollan con más amplitud el tema: