miércoles, 24 de mayo de 2017

MONS. MARCEL LEFEBVRE: ABSOLUTAMENTE CONTRA TODO TIPO DE ACUERDO CON LA ROMA MODERNISTA





“Apostar por un acuerdo con el papa es una ilusión. El papa nos concederá en el plano disciplinario y litúrgico todo lo que nosotros queramos, pero con la condición de admitir sus ideas modernistas sobre la libertad religiosa y el ecumenismo, es decir de nuestra fe católica. Ninguna esperanza hay que ver de ese lado. ¡Roma está ocupada por el modernismo y el liberalismo!”

“Cualesquiera sean los privilegios canónicos que ellos puedan dar, su aceptación significa para ellos comunión con la Santa Sede, con el papa y con el Concilio, por lo tanto una aceptación implícita de todo ese modernismo que nosotros combatimos siguiendo a San Pío X y a todos los papas anteriores al Concilio. Ellos quieren neutralizar la Tradición, que ella no sea más un obstáculo para sus empresas ecumenistas y para la Revolución en la Iglesia”

“No tengáis punto de contacto con aquel que está encargado de destruir la Tradición”.


MONS. MARCEL LEFEBVRE: Extractos de cartas a los dominicos de Avrillé. Le Sel de la terre n° 96, primavera 2016.


Ecône, 29 de diciembre de 1986

“[…] Apostar por un acuerdo con el papa es una ilusión. El papa nos concederá en el plano disciplinario y litúrgico todo lo que nosotros queramos, pero con la condición de admitir sus ideas modernistas sobre la libertad religiosa y el ecumenismo, es decir de nuestra fe católica.
Ninguna esperanza hay que ver de ese lado. ¡Roma está ocupada por el modernismo y el liberalismo! ¿Cuándo Nuestro Señor decidirá hacer cesar este escándalo? ¡Él es el maestro! Nosotros esperemos pacientemente y tengamos confianza en el Señor y en su santa Madre que conocen mejor que nosotros esta trágica situación […]”





Ecône, 10 de enero de 1989

“Después de ausentarme por 15 días, me ocupo de responder a vuestra buena carta, acompañada de numerosos documentos interesantes.
Pero yo debo decirle que es la carta de Mons. Perl lo que ha retenido mi atención. ¡Él no os halaga diciendo que vuestra comunidad es una “hermana” de Chémeré!
No lo reencontréis, os lo suplico, usted hará nacer dudas entre sus amigos. La sola respuesta a dar es que ellos inicien la Reforma del Concilio para extirpar los errores. Es entonces solamente que les podremos tener confianza.
Cualesquiera sean los privilegios canónicos que ellos puedan dar, su aceptación significa para ellos comunión con la Santa Sede, con el papa y con el Concilio, por lo tanto una aceptación implícita de todo ese modernismo que nosotros combatimos siguiendo a San Pío X y a todos los papas anteriores al Concilio.
Ellos quieren neutralizar la Tradición, que ella no sea más un obstáculo para sus empresas ecumenistas y para la Revolución en la Iglesia […]
No tengáis punto de contacto con aquel que está encargado de destruir la Tradición. Ellos no saben qué hacer para dividirnos y están sorprendidos de tanta resistencia. Ellos parecen no comprender que se trata desde el principio de un problema de fe”.





20 de febrero de 1989

“[…] Los modernistas romanos son bandidos, revolucionarios bajo pieles de ovejas. Ellos no tienen ningún espíritu sobrenatural. Es sobre esto que nosotros debemos llevar nuestro esfuerzo: reaprender a vivir de la fe como los apóstoles, los mártires, los Padres de la Iglesia y Santo Tomás de Aquino, que ha logrado el tour de force de servirse de todas las ciencias para la reina de las ciencias; la teología que se obra en el Cielo por la gracia del Espíritu Santo. La Suma es el gran catecismo de Santo Tomás de Aquino y el de la Iglesia más aún que el de Trento. Yo intento explicar esto a los seminaristas para que ellos tengan la preocupación de vivir del mejor catecismo que existe y que se les enseña. Es muy importante que en nuestros seminarios guardemos una línea segura y aprobada por la Iglesia, aquella de Santo Tomás, que nos debe dar principios de pastoral que den a los fieles la verdadera espiritualidad alejándolos del jansenismo y del carismatismo. La moral que se limita a los mandamientos es descartable. La moral de la gracia, de las virtudes, de los dones del Espíritu Santo, que no olvida los mandamientos, esa que preconiza Santo Tomás es más conforme al espíritu de Nuestro Señor, del Evangelio, y aún más urgente para las almas fervientes. Es el tiempo de volver la fe católica entusiasmante, generosa, misionera, como lo fue para los primeros cristianos.[…]”






Ecône, 22 de abril de 1989


“[…] Las consagraciones han sido la ocasión de contar los verdaderos tradicionalistas, rehusando la Roma conciliar. La unidad se ha hecho sobre este punto y la división se ha hecho con los ralliés a la Roma modernista […]”.