Al igual que sus
antecesores en Roma, Francisco acaba de rendir pleitesía al dogma principal del Nuevo
Orden Mundial, en un show “autorreferencial” que busca la lágrima de los sentimentales.
El “Papa de los gestos” ha cumplido con quienes lo han escogido.
Compungido, ensimismado, desolado, cariacontecido, al
borde del llanto, Jorge Mario Bergoglio ofrece en este telefilm una extraordinaria
actuación cinematográfica, digna de postularse a los premios Oscar de
Hollywood. Como un nuevo Gassman, un Mastroianni, un Arata o un Sandrini, Bergoglio
protagoniza un drama absoluto que no dejará indiferentes a los más selectos
públicos. Con una magnífica puesta de cámaras que desde los ángulos más
adecuados resalta el dolor lacerante de Bergoglio ante los “santos y mártires
vivientes” de Auschwitz, este video conmoverá a los públicos más reacios a las
emociones fuertes, mientras un locutor femenil se encarga de enseñarnos que “no
hay guerra de religiones”. Luego de secarnos las lágrimas, tras haber visionado
este impactante telefilm, debemos avergonzarnos y no ser cómplices de la muerte,
apostando todo a la bergogliana “cultura del encuentro”.
Calificación: 5 lágrimas. ATP.