jueves, 9 de julio de 2015

VIENTOS DE ACUERDO








"Lo que sí sabemos, porque él nos lo dijo, es que el Papa Francisco quiere transmitir una actitud de vive y deja vivir hacia la Forma Extraordinaria."
"La política atribuible directamente al Santo Padre ha sonreído a la FSSPX".

Un Extraordinario Giro de los Acontecimientos



Catholic Herald (extracto)


Francisco confunde a aquéllos que lo presentaron como enemigo del tradicionalismo. El movimiento realmente está floreciendo gracias a su actitud de “vive y deja vivir”.


Hemos destacado algunas partes con negrita.

Por Joseph Shaw, presidente de Latin Mass Society

Los que esperaban Papa Francisco pusiera freno a la liturgia tradicional, liberada por Benedicto XVI, tienen razones para estar decepcionados. Apenas la semana pasada Arzobispo Malcolm McMahon de Liverpool anunció que la impresionante iglesia de Santa María Pugin, en Warrington, se convertiría en un centro para la forma extraordinaria a cargo de la Fraternidad de San Pedro. Esto eleva a cinco el número de diócesis inglesas que han acogido o a la Fraternidad o el Instituto de Cristo Rey, otro instituto sacerdotal dedicado a la liturgia tradicional.

Cada uno de esos institutos tradicionalistas ha ordenado a un joven clérigo en Inglaterra y Gales este verano. Esto es probable que continúe en el futuro previsible.

Mientras tanto, una diócesis inglesa ha establecido formalmente una parroquia bi-ritualista, donde ambas formas del Rito Romano, la Ordinaria y Extraordinaria, se celebrarán una al lado de la otra. En noviembre, el cardenal Raymond Burke estará celebrando el Sacramento de la Confirmación para los niños y adultos de todo el país en Londres, en la forma extraordinaria, a petición de la Sociedad América Misa.

Incluso aquellos que no habían prejuzgado el papado del Papa Francisco pueden estar sorprendidos con estos avances, los cuales no se limitan a Inglaterra. La política atribuible directamente al Santo Padre ha sonreído a la FSSPX, un instituto sacerdotal dedicado a la liturgia tradicional, el cual fue supuestamente suprimido en 1975 y ha estado operando desde entonces sin la supervisión de Roma.

Las discusiones teológicas formales para reestablecer a la FSSPX a una posición correcta, parecieron terminar en fracaso bajo Benedicto XVI, pero han continuado los gestos amistosos desde el Vaticano.

De conformidad a la política del papa Francisco cuando era Arzobispo de Buenos Aires, la FSSPX acaba de ser reconocida como un grupo católico por el Estado argentino, para fines administrativos. A los miembros de la FSSPX se les sigue permitiendo celebrar misas en las basílicas de lugares importantes de peregrinación, como Lourdes y Lisieux.

Muchos observadores quedaron atónitos cuando escucharon que el líder de la FSSPX, Mons. Bernard Fellay, fue designado “juez de primera instancia” por la Congregación vaticana para la Doctrina de la Fe, en los procedimientos canónicos relativos a un sacerdote de la FSSPX. Monseñor Fellay señaló más tarde que tales disposiciones prácticas han sido rutina durante 10 años. Los que han estado diciendo que la FSSPX no es sólo "irregular", sino actualmente "cismática", han tenido que resignarse.
A pesar de estos avances sorprendentes, muchos retratan al Papa Francisco como un enemigo implacable del movimiento tradicionalista. Ellos construyeron esta versión en torno a las dificultades a los Franciscanos de la Inmaculada, una joven orden vigorosa que era cada vez más amigable con la Forma Extraordinaria, que intervino la Congregación para los Religiosos y la puso bajo una nueva administración. A este caso puede añadirse el trato dado a varios Obispos y prelados amigos de la Tradición.

Estos incidentes no han sucedido accidentalmente, pero la forma en que encajan en el gran plan franciscano es difícil de determinar. En cada caso hay factores que complican, como las políticas de la Iglesia y las personalidades fuertes. Incluso en conjunto, ellos no anulan las otras cosas que están sucediendo. Puede ser que el papa Francisco no necesite o no quiera una política de apariencias más coherentes, si eso pudiera hacer ignorar importantes diferencias que se dan entre los casos. También podría ser que estos eventos no son atribuibles directamente al Santo Padre.

Lo que sí sabemos, porque él nos lo dijo, es que el Papa Francisco quiere transmitir una actitud de vive y deja vivir hacia la Forma Extraordinaria. Está claro que él no tiene una visión litúrgica que desee imponer a la Iglesia y no está excesivamente preocupado por las sutilezas legalesSu enfoque está en otra parte, en una serie de problemas prácticos y pastorales urgentes. En lo litúrgico, él parece contento de que los acontecimientos sigan su curso. Sobre el estatus jurídico de la FSSPX, estaría más abierto que los papas conservadores a algo incompleto, un arreglo práctico, como un paso en la dirección correcta. Él ha creado un espacio para un debate menos acalorado, una oportunidad para que los sacerdotes y laicos experimenten tanto lo antiguo como lo nuevo y, con suerte y con el Espíritu Santo, un proceso de una mejor práctica litúrgica, en cualquier de ambas formas, reemplazando lo que no es muy bueno.

En un balance, el pontificado franciscano no está impidiendo el redescubrimiento de la tradición al clero y a los laicos católicos. Unos bien intencionados retoques oficiales, por el contrario, siempre conllevan el peligro de que la estabilidad y la coherencia del antiguo Misal se vean comprometidas. Unas décadas de hacer vista gorda [benign neglect] puede ser exactamente lo que necesita el movimiento en favor de la forma extraordinaria.