Número CDXVII (417)
11 de julio de 2015
Papas Conciliares – IV
Mons. Williamson
De “pudrición
mental”, ¿Monseñor nunca habló?
Con otras palabras
él también dijo que las mentes son débiles.
Muchos lectores de
estos “Comentarios” actualmente estiman que éstos tratan demasiado a menudo
acerca del sedevacantismo, o sea de la posición que la Sede de Roma está
vacante, es decir que ningún Papa desde el Vaticano II ha sido un Papa real.
Ahora bien, si un Católico necesita mantener esa opinión para no perder su fe
católica, que la mantenga, porque su fe es suprema (Heb. XI, 6). Pero la
opinión en sí misma es peligrosa en cuanto a que puede ser el inicio de un
deslizadero hacia perder la fe, y es por eso que estos “Comentarios” son tan
insistentes en desalentar al sedevacantismo. Demasiado fácilmente deviene de
ser una opinión a ser un dogma, luego el super-dogma y la medida de si uno es
Católico o no, desde donde se puede deslizar hacia un completo descreimiento en
la Iglesia estructural y “el quedarse solo en la casa”, hasta aún el punto de
perder la fe católica. Consideren lo que Monseñor Lefebvre dijo (muy levemente
adaptado) a finales de 1979 en una conferencia a los seminaristas en Ecône:
“Debemos ser
prudentes. Es obvio que si el
Papa Pablo VI no fue Papa entonces los Cardenales que él designó no son
Cardenales, por lo que no pueden haber elegido a Juan Pablo I y no pueden haber
elegido válidamente a Juan Pablo II, esto queda claro. No pienso que
uno pueda decir tales cosas. Pienso que éstas son exageraciones que argumentan
de una manera demasiado absoluta y rápida. Pienso que la realidad es más
compleja.
“Pienso que
aquellos que argumentan de esta manera están, en cierta manera, olvidando la
teología moral y ética. Son demasiado especulativos. La teología moral y la
ética nos enseñan a razonar y a juzgar a las personas y a sus actos de acuerdo
a un completo contexto de circunstancias que debemos tomar en cuenta: ‘Quién,
qué, dónde, por cuáles medios, por qué, cómo, cuando’ – todas las siete
circunstancias deben ser examinadas si es que vamos a juzgar la moralidad de un
acto. Así, no podemos permanecer en la estratósfera pura, para así decir, en el
reino de la teología dogmática pura, pronunciando, por ejemplo, que un tal acto
es herético, por consiguiente quien lo ha hecho es un hereje. Pero, ¿estaba esta
persona consciente de lo que estaba haciendo, lo hizo verdaderamente él mismo
por sí mismo, no fue engañado o forzado a hacerlo?
“Pienso que aquí
se encuentra cómo solucionar los graves problemas planteados por Juan XXIII,
Pablo VI y Juan Pablo I. A
éste último los diarios atribuyen la cita que al principio él había pensado que
la nueva definición del Concilio sobre la libertad religiosa era inaceptable
porque la Iglesia había siempre enseñado lo opuesto, pero luego de estudiar el
documento del Concilio y todo su contenido, él se había dado cuenta que la
Iglesia se había equivocado previamente. Ahora bien, no tengo idea cuales fueron
las palabras exactas de Juan Pablo I, pero decir que la Iglesia había podido
equivocarse en una cuestión tal como la libertad religiosa ¡simplemente aturde
la cabeza! Sin embargo, lo atribuyo yo a mentes liberales. El liberalismo es
así. El liberalismo declara algo y luego lo contradice, y si uno demuestra que
lo que dijo no es verdad, entonces se le ocurre otra fórmula ambigua con doble
sentido. La mente liberal está continuamente flotando por ahí, con expresiones
que no son claras, con cosas que pueden ser tomadas de dos
maneras . . .. Cuántas cosas hay como esas en el Concilio,
expresiones equívocas e inciertas, totalmente típicas de mentes a la deriva, de
mentes liberales . . .. Tal como lo veo, pienso
que el hecho de que el Papa es un liberal es suficiente para explicar la
situación en la cual nos encontramos”.
¡Bravo, Su
Excelencia! ¿No está Monseñor diciendo aquí exactamente lo que estos
“Comentarios” han dicho tan a menudo? Y la razón por la cual estos
“Comentarios” lo han repetido tan a menudo es porque ellos ven aquí la clave
para evitar el liberalismo sin tener que recurrir al sedevacantismo, aún la
clave para no perder la fe.
Kyrie eleison.