Menzingen denuncia la consagración de Monseñor Jean Michel FAURE como no
teniendo nada en común con las consagraciones de 1988. Para hacerlo, la casa
general de la FSSPX hace un cierto número de consideraciones. Examinemos cuatro
de entre ellas:
1)Monseñor Williamson y Monseñor
Faure han sido expulsados de la Fraternidad porque estaban contra toda relación
con Roma.
Esto es falso. Ellos están contra la manera que lo hacen
Mons. Fellay
y sus asistentes, e incluso el capítulo general de 2012, que buscan un acuerdo
práctico sin conversión de Roma.
2) Monseñor Williamson y Monseñor Faure no reconocen las autoridades de
Roma.
Esto es igualmente falso. Ni uno ni otro son sedevacantistas.
3) Menzingen insinúa que la publicidad del acontecimiento fue
insuficiente y la compara a la gran publicidad de 1988.
Comparada a la de 1988, la del 2015 fue pequeña, pero considerada en
ella misma, no es una cuestión menor. Si contamos a todos los que participaron
en la ceremonia, vemos representantes de los siguientes países: Inglaterra,
Francia, Estados Unidos, México, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Colombia
y Brasil. Una centena de fieles asistieron a la ceremonia. Los medios de
comunicación o bien telefonearon o bien acudieron.
4)La cuarta cuestión se refiere al estado de necesidad.
Digamos que nos parece ver allí la punta del iceberg bastante conocido:
el estado de necesidad de 1988 ya no sería el del 2015. Roma ya no es tan
agresiva contra la Tradición como en 1988. Esta es una vieja canción: ¡Roma
cambia! ¡Sí! Roma cambia… ¡para peor! Y esto, desde Benedicto XVI.
Conclusión: Menzingen desaprobó la consagración de Monseñor Faure; más que
eso, la ataca. Es normal. En tanto que Menzingen no comprenda que está en el
mal camino, atacará toda resistencia a su política de acercamiento con Roma.
En el fondo, lo que está en juego, es lo que Monseñor Lefebvre dijo
durante su sermón histórico de Lille en agosto de 1976:
Yo quiero que a la hora de mi muerte, cuando Nuestro Señor me pregunte:
“¿Qué has hecho con tu gracia episcopal y sacerdotal?” Yo no tenga
que escuchar de la boca del Señor: “Tú has contribuido a destruir la Iglesia
con los otros”.
Nosotros tampoco. Es por eso que nosotros continuamos el combate, y para
eso, necesitamos obispos. Esta es la razón de la consagración del 19 de marzo.
No hay que buscarla en otra parte.