Número CDX (410)
23 de mayo de 2015
Papas Conciliares – I
Mons.
Williamson
El mundo siempre ha hecho malos Papas, pero nunca
Como en el mundo de hoy en día, más corrupto que nunca.
Como en el mundo de hoy en día, más corrupto que nunca.
Siempre que se propone el reclamo de que los Papas
Conciliares pueden tener, al menos parcialmente, buena fe, hay usualmente
Católicos que protestan. Dirán que los Papas son hombres de Iglesia
inteligentes y educados de manera que es imposible que no se den completa
cuenta de lo que están haciendo. La teoría “mentevacantista” según la cual
estos Papas tienen mente vacante, parcialmente ignorante de las consecuencias
de sus propias acciones es, para estos críticos, absurda. Se puede comprender
la protesta, pero sea leído un amigo que comprende al “mentevacantismo” tal
como necesita ser comprendido:
“La idea que Papas pueden estar equivocados de buena fe
porque mantienen que ciertos errores no se oponen a la Fe, se toma poco en
serio porque la gente tiene un concepto del papado demasiado separado del
mundo, cuando que la historia total de los Papas es una historia de hombres de
su tiempo estando expuestos a compartir todos los buenos y malos hábitos y los
vicios de su tiempo. La diferencia yace en el poder del error, el cual nunca ha
sido tan potente como lo es hoy en día, la humanidad nunca habiendo sido, como
no se debe olvidar, tan degenerada como lo es hoy en día.
“Pues ciertamente el liberalismo está ahora por todos
lados y es abrumador, no ya más un mero pensamiento o manera de pensar sino una
propia manera de ser que penetra a cada hombre vivo, sea él un liberal absoluto
en sí mismo o un agente del liberalismo y de su subversión o meramente una de
sus herramientas. Tal es el caso de los Papas Conciliares. Creyendo que se
acercan al mundo para curarlo, no se dan cuenta que es el mundo el que se
acerca a ellos, para infectarlos y controlarlos.
“En una tal situación como ésta se puede
ciertamente hablar de Papas liberales pero no de Papas no católicos, en cuanto
a que está faltando el requisito primero para tal condenación, a saber, la
voluntad personal por parte de ellos de ser liberales y no Católicos. Uno no
puede hacer otra cosa más que reconocer que en estos Papas hay una voluntad
personal de ser Católicos y no liberales anti-Católicos, dado que para ellos no
hay contradicción entre los dos, muy por el contrario. Según el teólogo y
pensador de ellos, Joseph Ratzinger, el liberalismo es uno de los buenos
derivados del Catolicismo, necesitando solamente ser limpiado de ciertas
distorsiones ajenas importadas adentro de él. Y, entonces, en cuanto a la
destrucción de la Iglesia, resulta lógico que los Papas, creyendo en un tal
Catolicismo comprometido, no pueden evitar que una de las consecuencias de sus
acciones sea esta destrucción.
“En lo que concierne a Monseñor Lefebvre, dado que él
creció en una Iglesia bien diferente de la Iglesia de hoy, yo puedo sólo
concluir que para él era imposible para un Católico actuar como un instrumento
de la subversión sin darse cuenta de lo que estaba haciendo. Mucho menos podía
un Papa no darse cuenta. Leyendo entre líneas ciertos escritos de Monseñor, yo
sí creo que mientras que su visión del mundo ciertamente incluía el proceso de
degeneración llegando hasta el fin del mundo, no incluía que ese proceso
involucrara de alguna manera clara a la Iglesia también”.
Ya puedo imaginar como unos lectores rechazarán este tipo
de análisis: “Oh, Excelencia, por favor pare de defender a los Papas
Conciliares. Es blanco o negro. Si ellos son negros, seré un feliz
sedevacantista. Si son blancos, seré un feliz liberal. ¡Los grises suyos no
hacen más que confundirme!”.
Queridos lectores, negro es negro, blanco es blanco, pero
raramente en la vida real encontramos blanco puro y nunca negro puro (lo peor
que sea tiene sin embargo la bondad de ser). Si ustedes quieren comprender esta
excusa (relativa) de los Papas Conciliares, la clave reside en asir que nunca
ha sido el mundo tan profundamente malo como lo es hoy en día. A partir de esta
degeneración sin precedente es obvio que los Papas Conciliares son en este
respecto más excusables por extraviarse en la Fe que cualquiera de sus
predecesores.
Kyrie eleison.