Número CDVII
(407)
02 de mayo de
2015
Sentido de Vacancia – II
Mons. Williamson
Un Papa
hereje es todavía jefe de la Iglesia,
Aunque como
miembro personal, está muerto.
En relación a
la deposición de un Papa hereje, los Dominicos Tradicionales de Avrillé en
Francia nos han hecho un gran favor al publicar no solamente las
consideraciones clásicas de Juan de Santo Tomás (cf. CE 405), sino también las
de otros teólogos sobresalientes. Breve, las mejores mentes de la Iglesia
enseñan que un simple y popular argumento hoy en día, a saber que un Papa
hereje no puede ser un miembro de la Iglesia, y por consiguiente mucho menos su
jefe, es un poco demasiado simple. Breve, hay más en el Papa que simplemente el
Católico individual quien por caer en herejía pierde la fe y con ello su membresía
en la Iglesia. Para la Iglesia, el Papa es mucho más que un Católico
individual. Para clarificar, presentemos los argumentos de estos teólogos en
forma de preguntas y respuestas:
Primero de
todo, ¿es posible para un Papa caer en herejía?
Si él compromete
todas las cuatro condiciones de su Magisterio Extraordinario, él no puede
enseñar herejía, pero que él personalmente pueda caer en herejía es la opinión
más probable al menos de los teólogos antiguos.
Entonces si
él ciertamente cae en herejía, ¿no es que eso hace que él cese de ser un
miembro de la Iglesia?
Como una
persona Católica individual, sí, pero como Papa, no necesariamente, porque el
Papa es mucho más que simplemente un Católico individual. Como dijo San
Agustín, el sacerdote es Católico para sí mismo, pero es sacerdote para los
demás. El Papa es Papa para la Iglesia entera.
Pero,
suponiendo que la gran mayoría de los Católicos pueden ver que él es un hereje
porque ello es obvio, ¿no sería en ese caso que su herejía haga imposible que
sea todavía Papa?
No, porque
aún si su herejía fuera obvia, todavía muchos Católicos pueden negarlo, por
ejemplo a causa de su “piedad” de ellos hacia el Papa y, por consiguiente, para
prevenir confusión surgiendo a través de la Iglesia entera, una declaración
oficial de la herejía del Papa sería necesaria para vincular a los Católicos a
permanecer unidos. Tal declaración debería provenir de un Concilio de la
Iglesia congregado para tal propósito.
Pero si la
herejía fuera pública y obvia, ¿no sería eso seguramente suficiente para
deponerlo?
No, porque en
primer lugar cada hereje debe ser oficialmente advertido antes de ser depuesto,
en caso de que él se retracte de su herejía. Y, en segundo lugar, en la Iglesia
o el Estado, cada oficial de alto rango está sirviendo al bien común y, por el
bien común, él debe permanecer en oficio hasta que él es oficialmente depuesto.
Así, tal como un obispo permanece en oficio hasta que él es depuesto por el
Papa, así el Papa permanece en oficio hasta que la declaración oficial de su
herejía de él por un Concilio de la Iglesia permite a Cristo deponerlo (cf. CE
405).
Pero, si un
hereje no es un miembro de la Iglesia, ¿cómo puede él ser su jefe, el miembro
más importante?
Porque su
membresía personal es algo diferente de su jefatura oficial. Por su membresía
personal él recibe santificación de la Iglesia. Por su
jefatura oficial él brinda gobierno oficial a la Iglesia. Y
recibir no es brindar. Por caer en herejía, el Papa cesa de ser un miembro
viviente de la Iglesia, eso es cierto, pero no con eso cesa de estar
capacitado, aún como miembro muerto, de gobernar la Iglesia. Su membresía en la
Iglesia por fe y caridad es incompatible con la herejía, pero su gobierno de la
Iglesia por su jurisdicción oficial, no requiriendo ni fe ni caridad, es compatible
con la herejía.
Pero por su
herejía ¡un Papa que fue ha arrojado su papado!
Personalmente
y en privado eso es cierto, pero eso no es en público y oficialmente cierto
hasta que un Concilio de la Iglesia ha hecho su herejía no solamente pública
sino también oficial. Hasta entonces el Papa debe ser tratado como Papa, porque
para la tranquilidad y el bien común de la Iglesia, Cristo mantiene Su
jurisdicción.
Kyrie
eleison.