viernes, 3 de octubre de 2014

LA SAPINIERE: UN MUNDO SE DERRUMBA... SE DA VUELTA A LA PÁGINA.





Después de la difusión de la carta a Monseñor Fellay del 28 de febrero de 2013, La Sapinière hizo saber en su primer comunicado:

Se ofuscan por una carta anónima que denuncia los engaños repetidos de un superior hacia sus inferiores en materia grave pero no se ofuscan por la mentira. Es el mundo de cabeza. Para ellos la subversión consiste no en mentir sino en denunciar la mentira. ¡Qué moral tan extraña!... Monseñor Fellay y el comunicado de la Casa General mintieron en el pasado, mintieron todavía recientemente en su comunicado, ¿por qué debemos creer que dejarán de hacerlo en el futuro? Este escándalo y esta mascarada han durado demasiado. Deben terminar y terminarán.

Hoy podemos afirmar que esto es cosa hecha.

Los documentos más importantes del sitio han sido consultados por unas decenas de miles de lectores. La empresa de Monseñor Fellay es hoy manifiesta a toda persona que haya tenido el cuidado de informarse. Dos libros han sido difundidos, con más de dos mil ejemplares cada uno, que han puesto en evidencia particularmente la subversión intelectual de la Casa General de la FSSPX y su deshonestidad moral:

-La imposible reconciliación, documentos sobre la operación suicidio de Monseñor Fellay 2000 – 2012, del Padre O. Rioult.

-¿Qué derecho para la Tradición católica? Los procesos de los Padres Salenave y Pinaud, por el Padre F. Pivert.

La carta a Monseñor Fellay del 28 de febrero de 2013, expresó también un voto:

“Excelencia, nosotros no queremos que la Historia retenga sobre usted, que es el hombre que desfiguró y mutiló la Fraternidad Sacerdotal San Pío X”.

Desde entonces, Monseñor Fellay ha tenido mil ocasiones para restablecer el orden y la paz, pero no ha querido. Su política y la justificación de su Declaración del 15 de abril de 2012, no solamente han desacreditado definitivamente su persona, sino que también hicieron perder a la FSSPX su propia identidad. Comprendemos mejor ahora la precisión de esta advertencia:

“Por la gloria de Dios, por la salvación de las almas, por la paz interior de la Fraternidad, y por su propia salvación eterna, usted haría mejor renunciando como Superior General que expulsándome a mí.”. (Monseñor Williamson, Londres, 19 de octubre de 2012).

Monseñor Fellay tiene, efectivamente, una abrumadora responsabilidad en el drama que vivimos y en el caos que viene (que los lectores de la Sapinière piensen en rezar un « ave » por su alma). Oficialmente, es cierto, no se han rendido al enemigo, pero concretamente han dejado de combatir. Si no, ¿cómo explicar que el prior de una casa de ejercicios de San Ignacio se haya atrevido a prohibir a uno de sus colaboradores“citar a Monseñor Lefebvre en el sermón” (sic!)? ¿Cómo explicar los pecados por omisión cada vez más frecuentes y escandalosos: hasta hoy, no existe todavía un comunicado oficial de Monseñor Fellay condenando al fautor del error Francisco, por haber canonizado a Juan Pablo II, un hombre “inspirado por el diablo y al servicio de la Masonería, es evidente” (Mons. Lefebvre, Ecône, 28-01-1986)?

Los principales superiores de la FSSPX ya están unidos a Roma en su cabeza, incluso antes de haber firmado. El juego de las transferencias de sacerdotes, el poner a “amigos” y a jóvenes sacerdotes inexpertos en puestos clave, hacen que la FSSPX esté en las manos de un partido que impone su ilusión liberal al mundo de la Tradición. La Fraternidad ha sido incapaz de la vitalidad necesaria para deshacerse de los responsables de esta desviación y los raros superiores mayores que han visto la traición, no han tenido el valor de actuar en consecuencia.

Dos anécdotas ilustran perfectamente el drama y la traición que operan en la FSSPX.

La primera ha sido contada por el Padre Avril al Padre Rioult:

En la mesa de honor, durante una comida después de las ordenaciones sacerdotales en Ecône, un sacerdote elogiaba a Benedicto XVI y Monseñor Fellay asintió. El Padre Avril intervino y objetó el ecumenismo de Benedicto XVI en los templos, mezquitas, sinagogas… La respuesta de Monseñor Fellay fue: “¡Ah, ese es su pasatiempo!...”.

La segunda anécdota fue contada por el interesado, hoy sacerdote, a uno de sus amigos, un sacerdote opuesto al acuerdo.

En el 2003, este joven italiano se abrió al Padre Simoulin, superior de distrito, de sus ganas de entrar en Ecône, pero también su deseo de un acuerdo canónico de la FSSPX con Roma. El Padre Simoulin le dijo ser de la misma opinión y lo tranquilizó pues Monseñor Fellay lo envió a Roma a hablar en vista de un acuerdo. Y le confió: “Es un verdadero problema. Nosotros somos una minoría en la Fraternidad que quieren hacer evolucionar los espíritus a este respecto. No hemos ganado, pero el Superior General está de nuestro lado… En el 2001, todo estaba listo para un acuerdo, pero Monseñor Fellay, para no dividir en dos la Fraternidad detuvo todo y lo ha aplazado. Espera que las cosas se decanten…”.

Eso ya ha sido dicho pero es bueno recordarlo: se puede engañar a alguien todo el tiempo, se puede engañar a todo el mundo algún tiempo, pero no se puede engañar todo el tiempo a todo el mundo.

Un mundo se derrumba… pero el drama apenas comienza… Los fieles pueden prepararse a abandonar el Titanic, pues como el Padre Nély le confió a un prior, después de un interesante editorial del Padre Barrère: “El tren de la Fraternidad está en marcha; no se detendrá; y tanto peor para los que se bajen…”

En todo caso, agradezcamos calurosamente a los sacerdotes y los fieles que han colaborado en la obra de La Sapiniere. Saludamos también, pero impasiblemente, a todo el equipo de Menzingen por su formidable y espantoso trabajo de subversión, con una atención muy particular al Padre Thouvenot y al Padre Lorans.

Nosotros damos vuelta a la página… La fase anti-subversión ha dado sus frutos. La duplicidad de las autoridades de la FSSPX ciertamente continúa, pero cada vez engaña menos, y dejará de engañar por la fuerza de las cosas.

Se trata ahora de continuar humildemente la operación supervivencia. France Fidele escribirá el próximo capítulo de nuestra dramática y apasionante historia. La Sapinière puede recogerse un poco y consagrarse a otros trabajos.

El notario de la Sapinière