Después de la
difusión de la carta a Monseñor Fellay del 28 de febrero de 2013, La Sapinière
hizo saber en su primer comunicado:
Se ofuscan por una
carta anónima que denuncia los engaños repetidos de un superior hacia sus
inferiores en materia grave pero no se ofuscan por la mentira. Es el mundo de
cabeza. Para ellos la subversión consiste no en mentir sino en denunciar la
mentira. ¡Qué moral tan extraña!... Monseñor Fellay y el comunicado de la Casa
General mintieron en el pasado, mintieron todavía recientemente en su
comunicado, ¿por qué debemos creer que dejarán de hacerlo en el futuro? Este
escándalo y esta mascarada han durado demasiado. Deben terminar y terminarán.
Hoy podemos
afirmar que esto es cosa hecha.
Los documentos más
importantes del sitio han sido consultados por unas decenas de miles de
lectores. La empresa de Monseñor Fellay es hoy manifiesta a toda persona que
haya tenido el cuidado de informarse. Dos libros han sido difundidos, con más
de dos mil ejemplares cada uno, que han puesto en evidencia particularmente la
subversión intelectual de la Casa General de la FSSPX y su deshonestidad moral:
-La imposible reconciliación, documentos
sobre la operación suicidio de Monseñor Fellay 2000 – 2012, del Padre O. Rioult.
-¿Qué derecho para la Tradición católica? Los
procesos de los Padres Salenave y Pinaud,
por el Padre F. Pivert.
La carta a
Monseñor Fellay del 28 de febrero de 2013, expresó también un voto:
“Excelencia,
nosotros no queremos que la Historia retenga sobre usted, que es el hombre que
desfiguró y mutiló la Fraternidad Sacerdotal San Pío X”.
Desde entonces,
Monseñor Fellay ha tenido mil ocasiones para restablecer el orden y la paz,
pero no ha querido. Su política y la justificación de su Declaración del 15 de
abril de 2012, no solamente han desacreditado definitivamente su persona, sino
que también hicieron perder a la FSSPX su propia identidad. Comprendemos mejor
ahora la precisión de esta advertencia:
“Por la gloria de
Dios, por la salvación de las almas, por la paz interior de la Fraternidad, y
por su propia salvación eterna, usted haría mejor renunciando como Superior
General que expulsándome a mí.”. (Monseñor
Williamson, Londres, 19 de octubre de 2012).
Monseñor Fellay
tiene, efectivamente, una abrumadora responsabilidad en el drama que vivimos y
en el caos que viene (que los lectores de la Sapinière piensen en rezar un
« ave » por su alma). Oficialmente, es cierto, no se han rendido al
enemigo, pero concretamente han dejado de combatir. Si no, ¿cómo explicar que el
prior de una casa de ejercicios de San Ignacio se haya atrevido a prohibir a
uno de sus colaboradores“citar a Monseñor Lefebvre en el sermón” (sic!)?
¿Cómo explicar los pecados por omisión cada vez más frecuentes y escandalosos:
hasta hoy, no existe todavía un comunicado oficial de Monseñor Fellay
condenando al fautor del error Francisco, por haber canonizado a Juan Pablo II,
un hombre “inspirado por el diablo y al servicio de la Masonería, es
evidente” (Mons. Lefebvre, Ecône, 28-01-1986)?
Los principales
superiores de la FSSPX ya están unidos a Roma en su cabeza, incluso antes de
haber firmado. El juego de las transferencias de sacerdotes, el poner a
“amigos” y a jóvenes sacerdotes inexpertos en puestos clave, hacen que la FSSPX
esté en las manos de un partido que impone su ilusión liberal al mundo de la
Tradición. La Fraternidad ha sido incapaz de la vitalidad necesaria para
deshacerse de los responsables de esta desviación y los raros superiores
mayores que han visto la traición, no han tenido el valor de actuar en
consecuencia.
Dos anécdotas
ilustran perfectamente el drama y la traición que operan en la FSSPX.
La primera ha sido contada por el Padre Avril al Padre
Rioult:
En la mesa de
honor, durante una comida después de las ordenaciones sacerdotales en Ecône, un
sacerdote elogiaba a Benedicto XVI y Monseñor Fellay asintió. El Padre Avril
intervino y objetó el ecumenismo de Benedicto XVI en los templos, mezquitas,
sinagogas… La respuesta de Monseñor Fellay fue: “¡Ah, ese es su
pasatiempo!...”.
La segunda anécdota fue contada por el interesado, hoy
sacerdote, a uno de sus amigos, un sacerdote opuesto al acuerdo.
En el 2003, este
joven italiano se abrió al Padre Simoulin, superior de distrito, de sus ganas
de entrar en Ecône, pero también su deseo de un acuerdo canónico de la FSSPX
con Roma. El Padre Simoulin le dijo ser de la misma opinión y lo tranquilizó
pues Monseñor Fellay lo envió a Roma a hablar en vista de un acuerdo. Y le
confió: “Es un verdadero problema. Nosotros somos una minoría en la
Fraternidad que quieren hacer evolucionar los espíritus a este respecto. No
hemos ganado, pero el Superior General está de nuestro lado… En el 2001, todo
estaba listo para un acuerdo, pero Monseñor Fellay, para no dividir en dos la
Fraternidad detuvo todo y lo ha aplazado. Espera que las cosas se decanten…”.
Eso ya ha sido
dicho pero es bueno recordarlo: se puede engañar a alguien todo el tiempo, se
puede engañar a todo el mundo algún tiempo, pero no se puede engañar todo el
tiempo a todo el mundo.
Un mundo se
derrumba… pero el drama apenas comienza… Los fieles pueden prepararse a
abandonar el Titanic, pues como el Padre Nély le confió a un prior, después de
un interesante editorial del Padre Barrère: “El tren de la Fraternidad
está en marcha; no se detendrá; y tanto peor para los que se bajen…”
En todo caso,
agradezcamos calurosamente a los sacerdotes y los fieles que han colaborado en
la obra de La Sapiniere. Saludamos también, pero impasiblemente, a todo el
equipo de Menzingen por su formidable y espantoso trabajo de subversión, con
una atención muy particular al Padre Thouvenot y al Padre Lorans.
Nosotros damos
vuelta a la página… La fase anti-subversión ha dado sus frutos. La duplicidad
de las autoridades de la FSSPX ciertamente continúa, pero cada vez engaña
menos, y dejará de engañar por la fuerza de las cosas.
Se trata ahora de
continuar humildemente la operación supervivencia. France Fidele escribirá el
próximo capítulo de nuestra dramática y apasionante historia. La Sapinière
puede recogerse un poco y consagrarse a otros trabajos.
El notario de la Sapinière