El 12
de Octubre pasó desapercibido. Apenas un feriado en un fin de semana largo.
Ningún acto oficial. Ningún desfile. Ni una misa, siquiera, convocada por algún
alma piadosa para agradecer a Dios la gracia y la gloria del Descubrimiento,
Conquista, Civilización y Evangelización de América. Menos aún una de esas
habituales “ofrendas florales” que se colocan al pie de los monumentos por la
sencilla razón de que ya ni los monumentos permanecen en pie. La hermosa
estatua del Almirante Colón que dominaba la Plaza homónima, detrás de la Casa
de Gobierno —por obra y gracia de la mayor estupidez humana unida a la mala fe
y a la perversión yace tumbada en el suelo a la espera de una supuesta
reparación que no llega nunca. Así, el Gran Almirante—“el divo Cristóbal, Príncipe
de las carabelas”, que cantó Darío— ya no mira el mar sino el cielo
plomizo, gris y sucio de la Ciudad Apóstata.
¡Un
12 de octubre con Colón en decúbito dorsal! Jamás lo hubiéramos imaginado.
Tampoco hubiéramos imaginado que el Día de la Raza se
convirtiera, ahora, en el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Es cierto
que aquella vieja denominación, obra del Presidente Yrigoyen, no era la más
adecuada. Como bien decía Don Ramiro de Maeztu en su Defensa de la
Hispanidad (a cuyas páginas hemos vuelto en estos días para consuelo y
solaz del alma):
“«El
12 de Octubre, mal titulado el Día de la Raza, deberá ser en lo sucesivo el Día
de la Hispanidad». Con estas palabras encabezaba su extraordinario del 12 de
octubre último un modesto semanario de Buenos Aires, El Eco de España. La
palabra se debe a un sacerdote español y patriota que en la Argentina reside,
D. Zacarías de Vizcarra. Si el concepto de Cristiandad comprende y a la vez
caracteriza a todos los pueblos cristianos, ¿por qué no ha de acuñarse otra
palabra, como ésta de Hispanidad, que comprenda también y caracterice a la
totalidad de los pueblos hispánicos?”
¿Qué
diría hoy el ilustre sacerdote español ante esta denominación estúpida y aviesa
que pretende cambiar la Historia o reescribirla en caracteres ideológicos? ¿De
qué diversidad cultural hablan estos mentecatos? Tan malos cuanto indoctos, tan
rencorosos cuanto brutos, estos mentores de la “historia nueva” que inventan
estas denominaciones y las imponen a palos, sin consultar a nadie (ellos tan
democráticos y amigos de los debates y discusiones), por su cuenta y riesgo,
están logrando, merced a la pasmosa pasividad de quienes debieran salir al
cruce de tales desatinos, que el nobilísimo significado y el sublime contenido
de esta fecha entrañable se vayan borrando, paulatinamente, del alma argentina.
Me
contaba una maestra, a la que le tocó reemplazar en un grado de escuela
primaria a otra, que al hacerse cargo del aula, en la víspera del 12 de
octubre, preguntó a los chicos qué era el 12 de octubre y qué se festejaba. La
respuesta fue unánime:
— No
hay nada que festejar porque es un día de luto; es el día en que los españoles
malos llegaron a América y mataron a los indios buenos.
—
Pero, exclamó azorada la maestra, ¿quién les dijo esto, de dónde han sacado
esta historia?
— ¡La
otra maestra, señorita!, respondieron los párvulos.
Esto
ocurría en un Colegio católico.
¿Qué
dice el Consudec? ¿Qué piensa el obispo a cargo de la educación católica en la
Conferencia Episcopal Argentina? ¿Qué el Arzobispo de Buenos Aires en cuya
jurisdicción funciona aquella escuela?
Nadie
dice una palabra. Todos callan mientras Colón tumbado sobre el suelo es el
símbolo mudo y elocuente de un pueblo al que le han robado el alma.
¡Qué
tristeza!
Mario
Caponnetto
En España, en tanto, los impíos catalanes usaron la imagen del Gran Almirante para lucrar con una publicidad. Así les va a pagar Nuestro Señor. |