Por el Padre Castellani
"El
fariseísmo es el gusano de la religión; y después de la caída del primer Hombre
es un gusano ineludible, pues no hay en esta mortal vida fruta sin su gusano ni
institución sin su corrupción específica".
"Es
la soberbia religiosa: es la corrupción más sutil y peligrosa de la verdad más
grande: la verdad de que los valores religiosos son los primeros. Pero en el
momento en que nos los adjudicamos los perdemos; en el momento en que hacemos
nuestro lo que es de Dios, deja de ser de nadie, si es que no deviene propiedad
del Diablo"
(Castellani,
Leonardo, Cristo y los Fariseos, Prólogo).
Castellani
distingue siete grados en el fariseísmo:
1°-
para no entregar el corazón a Dios, el fariseo reduce la religión a pura
exterioridad.
2°-
la religión se vuelve rutina y oficio.
3°-
la religión se vuelve negocio o "granjería".
4°-
la religión se vuelve poder o influencia, medio de dominar al prójimo.
Hasta
aquí el fariseísmo se ha mostrado corruptor de la fe y la piedad, convertidas
en carrera, artimaña, política, negocio. Pero la soberbia religiosa va más allá
del uso de la religión para instalarse en el mundo y quedarse con los bienes de
la tierra: en tales almas se agazapa el demonio, y para sacarlo a luz Dios pone
al fariseo un blanco humano: la persona religiosa. Entonces el fariseísmo se
muestra claramente como el pecado contra el Espíritu Santo pues lleva a:
5°-
aborrecer al hombre religioso.
6°-
perseguirlo.
7°-
el sacrilegio: darle muerte con la persuasión de hacer algo agradable a Dios.
"La
última corrupción de la Iglesia (es decir, el fariseísmo generalizado y
entronizado) traerá consigo lo que San Pablo llama la Gran Apostasía y la Gran
Tribulación". ("La Ausencia del Poder", en "Dinámica
Social" N° 77, marzo de 1957, p. 6).
Sobre
el fariseísmo se puede ver en el presente volumen la homilía del "Domingo
Décimosexto después de Pentecostés", El Evangelio de Jesucristo,
"Domingo Tercero después de Epifanía" y "Domingo Décimo después
de Pentecostés"; Las Parábolas de Cristo, "Parábola del Sepulcro y de
las Víboras" y "Parábola del Fin de la Sinagoga" (II); Los
Papeles de Benjamín Benavides, Parte Tercera, Cap. I: "Las Dos
Mujeres" y Cap. VI: "El Retiro de la Iglesia"; El Ruiseñor
Fusilado, Cap. VI: "El Fariseísmo"; Cap. XXX: "La
Pesadilla"; Las Ideas de mi Tío el Cura, Cap. XVIII: "Sobre Tres
Modos Católicos de Ver la Guerra Española"; Psicología Humana, Cap. XI:
"Las Ideas" (en la parte final del Capítulo); La Muerte de Martín
Fierro, Cantos VIII, XI, XIII y, especialmente, Canto XV.
(Nota en “Domingueras
prédicas”, Domingo tercero de Cuaresma).
Nota Syllabus:
Hoy a llegado a tal extremo la sutileza del Fariseísmo que puede encontrárselo
tanto en los modernistas que peroran contra los “fariseos” tradicionalistas, a
quienes pueden llamar “lefebvristas”, “restauracionistas neopelagianos”, etc.,
mostrando al mundo una exterioridad “antifarisaica”, es decir, nada
escrupulosa, ni estricta, ni rigurosa, antes bien, dulce, amable, sonriente,
bondadosa, comprensiva, abierta y dialogante (en el momento en que hacemos nuestro lo que es de Dios, deja de ser de
nadie, dice Castellani, y hoy sería: hacen que sea de todo el mundo lo que
es de Dios, entonces no es de nadie); como también en muchos tradicionalistas
que incluso citan a Castellani y sus definiciones sobre el Fariseísmo (hoy pueden
encontrarse tanto “seguidores” de Castellani que actúan cual fariseos como “seguidores”
de Castellani que son a la vez “juanpablistas”).
Los fariseos pensaban
que ellos se autosalvaban con las grandes virtudes que tenían o creían tener.
El mundo de hoy está exactamente en el mismo tren: es un tren que anda
descarrilando y chocando a cada rato; es un tren que perdió la mano, que anda a
contramano. Fíjense en todo lo que se hace y se dice y verán cómo Dios está
ausente (a veces está en los labios pero no en el corazón), y está lleno de
hombres que están salvando la Humanidad, la Civilización, la Nación, sin
necesidad de Dios, decía en otra parte (Domingueras
prédicas II, 8 de junio de 1945).
Hoy los tradifariseos dan a entender que Dios salvará la Iglesia y la humanidad,
pero antes anunciado por ellos, de quien sin dudas Dios necesita, tan
importantísimos supersabios, Maestros y neo-templarios, teologazos de la
Internet. Soberbia y crueldad están a la orden del día, disfrazados de “misericordia”
o de “celo tradicional”. Dios nos salve de caer en tan peligrosas y sutiles
tentaciones.