“Honre y admire la
debilidad del Niño Jesús que ha querido ser pequeño y débil por amor a
nosotros. Acepte usted su debilidad, y repose entre los brazos de la Santa
Virgen, alegrándose de no poder hacer aquello que quisiera. Nuestro Señor
también ha sido débil, y Él glorificaba a su Padre por Su impotencia y Su
debilidad en el pesebre; El le glorificaba también clavado en la cruz. Así, en
unión con El, usted debe aceptar los sacrificios que su salud le imponga. Usted
debe ser dócil como un niño, ser el niño del buen Dios, recordando que El ha
dicho que quienes no son como niños pequeños no entrarán en el reino de los
Cielos”.
Cardenal
Merry del Val, Notes de direction, Les
Éditions du cerf, Paris, 1937.