viernes, 10 de abril de 2015

MONS. JEAN-MICHEL FAURE: RESPUESTA A LA CARTA DE MONS. (?) MORELLO (Rivarol del 2 de abril de 2015)






Durante la guerra de Argelia, los servicios franceses montaron la más grande operación de intoxicación, “la bleuite” [“complot azul”], que provocó la auto-eliminación, la ejecución de cientos de combatientes enemigos por sus propios jefes (ver: ARGELIA, FRANCIA “Miles de militantes masacrados por sus hermanos”, el veneno de la “bleuite”, la mayor operación de intoxicación de la guerra (ESPECIAL ARGELIA) <http://www.grands-reporters.com/Le-poison-de-la-bleuite.html>).

Por una maniobra de intoxicación del mismo género, el ejército alemán condujo a Stalin a fusilar un buen número de sus mejores generales antes de la invasión alemana, persuadiéndolos que eran espías al servicio de Alemania.

¿No podría hacer lo mismo el diablo para debilitar la Tradición? A esto se parece la campaña de calumnias y de maledicencias emprendida en el año de 1989 por el antiguo director sedevacantista del seminario de Argentina (NDLR: Mons. Morello) y sus amigos sedevacantistas mexicanos contra el P. Faure, inventando a partir de cero los supuestos funerales judíos para la muerte de su padre.

Antes de ver más de cerca los últimos alegatos mentirosos aparecidos en una carta de lectores en el último número de RIVAROL, reflexionemos sobre algunos principios simples: cuando un amigo es acusado o se sospecha que es un infiltrado o un traidor, conviene releer el Evangelio respecto a los lobos con piel de oveja: “Los reconocerán por sus frutos, sus resultados: un buen árbol no produce malos frutos y viceversa”.

Mons. Tissier de Mallerais, en su biografía de Mons. Lefebvre (Clovis, 2002, 2a edición, página 543), escribe: “la fidelidad de un gran número de sus sacerdotes a su línea doctrinal: ni herejes ni cismáticos, alegraban a Mons. Lefebvre. Desgraciadamente, el demonio actúa para sembrar la cizaña en sus tropas. La Fraternidad es sacudida por fanfarrones de celo amargo o puesta en anemia por los pruritos del liberalismo. […] Por otra parte, ciertos sacerdotes y seminaristas, seducidos por las tesis sedevacantistas que confortan su celo excesivo o activista, se separan. En Estados Unidos, en 1983, Monseñor Lefebvre deberá ir al lugar para constatar la revuelta de nueve de sus sacerdotes. Finalmente, el seminario de Argentina en 1989, será desertado por la mitad de sus alumnos, lanzados en una aventura sin salida por el antiguo director (el P. Morello). Tantos dolores para el fundador, burlado así por algunos de sus hijos”.

Por el contrario; pág. 553: “en julio de 1977, Mons. Lefebvre acompañó al P. Jean-Michel Faure a su primer puesto, un puesto de conquista, Buenos Aires, donde dos sacerdotes amigos se unirán a su apostolado. El apostolado arranca como una flecha, el P. Faure hace también una prospección en México. El 9 de julio, Mons. Lefebvre, acompañado de Marcel Pedroni y de su esposa Melanie, se une al P. Faure en Texas, etc.”

Veamos ahora estos últimos alegatos contradictorios: «Una gran cantidad de agua sobre el suelo»: Absolutamente falso. Fue un domingo en la tarde. Yo había dicho la misa por la mañana en casa de los Masuda. Por la tarde, cuando yo llevaba la comunión a mi padre, a la clínica, asistí a sus últimos instantes. Le di la extremaunción algunos días antes. Después de su muerte, la clínica se encargó de vestirlo y fue transportado a su casa, donde colocamos su cuerpo sobre mi cama en el comedor, después de haber retirado, naturalmente, la mesa. Mi hermano estaba allí.

La « pequeña habitación cerca de la cocina » de la cual habla el P. Morello, era, en realidad, el comedor y el salón (nueve metros de largo por cuatro o cinco metros de ancho, donde varias personas, incluyendo seminaristas, rezaban). ¿Por qué entonces el P. Morello no había juzgado oportuno el venir personalmente ya que él “mantenía relaciones corteses con mi padre”? En cuanto a la supuesta tela blanca, se trataba simplemente de una sábana.

Según él, el Señor Faure no practicaba la religión católica; en cuanto a la señora Faure, ella había supuestamente impedido poner un rosario sobre las manos de su marido. ¿Cómo entonces el P. Morello pudo contar que mi padre, viviendo en Argentina, fue visitado durante su enfermedad por el canónigo Porta, sacerdote muy conocido, entonces cura de Notre-Dame-des-Armées en Versalles, viviendo por consecuencia a 12.000 km de la casa de mis padres? Él agrega que mis padres, no practicando la religión, ¡hacían venir a este sacerdote de Argelia o de Versalles como capellán! Todo esto no es coherente.

La verdad es que el P. Morello y sus amigos de México preparaban su revuelta contra Mons. Lefebvre y hacían todo y cualquier cosa para que yo fuera transferido fuera de México, donde yo era el superior, lo que hizo el P. Schmidberger reemplazándome por el P. Iscara, hoy acuerdista notorio.

En cuanto al resto, él me acusa de decisiones tomadas cuando yo ya no era el responsable en Argentina, y de otras que no son censurables en lo absoluto. La maledicencia y la calumnia en materia grave son pecados mortales que exigen reparación, bajo pena de condenación. Que Dios lo perdone como yo lo hago según Su mandamiento.

Carta de Mons. (?) Morello a Rivarol 

RESPECTO A LAS EXEQUIAS DEL PADRE DEL PADRE JEAN MICHEL FAURE.
El señor Faure murió en 1986. La familia Faure vivía en el pueblo Francisco Alvarez, a pocos kilómetros del seminario de La Reja.
En el momento que el P. Faure anunció la muerte de su padre, él vino al seminario para pedir todo lo necesario para celebrar la Santa Misa. Cosa extraña, cuando le pregunté si era necesario prepararle lo que se necesita para que celebrara la misa en el seminario, el P. Faure respondió que la celebraría en casa de sus padres. Según yo, el P. Faure disponía por lo tanto de lo necesario para celebrar la misa en el domicilio de sus padres. Pero curiosamente, cuando su padre murió, de repente pidió el material litúrgico para celebrar en casa de sus padres. Cuando pidió las cosas, obtuvo lo que pedía y se fue. Después de reflexionar, como director del seminario de La Reja, envié al P. Ricardo Olmedo y dos seminaristas -Sergio Ruiz y Rafael Lira- para ayudar al P. Faure.
Al llegar, pidieron permiso de ir a rezar cerca del cuerpo del difunto. El P. Faure respondió que el cuerpo de su padre estaba sobre su cama. Esto no era verdad, el cuerpo se encontraba en una pequeña habitación al fondo de la casa, cerca de la cocina, que tenía un acceso por el exterior. El cuerpo estaba extendido sobre una pequeña mesa baja, de una altura de aproximadamente 30 cm., rodeada de pequeños muebles. El cuerpo del señor Faure estaba completamente cubierto por una tela blanca. En la habitación, no había ningún objeto de culto católico (crucifijo, estatua de la Santísima Virgen)… Los muros estaban completamente desnudos. Frente a la habitación, en el jardín, había mucha agua extendida por el suelo, como si hubieran lavado alguna cosa (¿el cuerpo?). Todo lo que acabo de describir se parece mucho al ceremonial de entierro judaico. Para referencia, ver el Evangelio Explicado de Don Isidro Goma y Thomas, Tomo I página 124; Usos y Costumbres de los Sefarditas de Michael Molho, pág. 175; El Judaísmo de Stuart E. Rosenber, pág. 162; el Libro del conocimiento judío, de Nathan Ausubel, pág. 64; Croown Publisher INC USA; Estudios antropológicos de la comunidad judía de Mercedes Fernández Martorell, pág. 143.
El señor Faure no practicaba la religión católica. Sin embargo siempre tuvo relaciones cordiales con el seminario. Durante su enfermedad, fue visitado por el canónigo Porta, sacerdote francés de Versalles, sacerdote muy conocido, originario de Argelia y judío converso. El canónigo Porta, que estaba todavía en Argelia, fue invitado por el señor Faure para ser capellán de la familia Faure en Argentina. Nos dicen que el canónigo Porta le dio los últimos sacramentos al señor Faure pero no hubo ningún testigo. La señora Isabel Masuda nos informó que, durante las oraciones de la velación del cuerpo, ella trató por lo menos dos veces de poner un rosario en las manos del difunto, pero la Señora Faure se lo impidió bruscamente. El señor Faure fue enterrado en el cementerio de Moreno, provincia de Buenos Aires, cerca de La Reja.
Tal vez después fue trasladado a La Reja. Algunos hechos suplementarios: El P. Faure hizo venir vocaciones fuertemente dudosas al seminario de La Reja: 1) Juan Luna que favoreció y sembró la división entre sus camaradas de clase del seminario. Una vez, a pesar de la orden de su superior, se rehusó a asistir a la misa dominical. Durante los cursos del seminario, tenía la costumbre de hacer preguntas capciosas a los profesores. 2) Abraham Medina fue expulsado del seminario por haber escuchado conversaciones del director y de sus camaradas escondido tras las puertas. Vigilaba las actividades de un diácono, visitaba a los fieles sin tener permiso de sus superiores. Creó así división entre sus camaradas. El P. Faure fue informado de los motivos de expulsión del seminarista por el director. El P. Faure le dijo al P. Alejandro Jiménez Baptista que iba a enviar a este seminarista al seminario de El Paso. El P. Faure igualmente envió vocaciones al seminario de La Reja sin haber cumplido con las formas de inscripción.

Nota: el P. Andrés Morello fue consagrado por Robert Neville, consagrado por Robert Mckenna, consagrado por Gerard des Lauriers, consagrado por Mons. Ngô Đình Thục. Por eso es dudosa la validez de la consagración del P. Morello.